Capítulo 6 | Hable ahora o calle para siempre

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De pie frente a las puertas de la iglesia, tomó una gran bocanada de aire y las abrió de par en par, llamando la atención de decenas de invitados curiosos, que se preguntaban quién era aquel tipo y que hacía interrumpiendo la ceremonia.

Caminó por el pasillo, hasta acercarse al frente del altar. Liv se giró hacia el sorprendida, sonriéndole, a la vez que el perfecto Langan lo veía con odio.

—Liv, no puedes casarte... él no te hará feliz.

—¿Tú si?—Preguntó Trevor, con una mirada desafiante.

—Lo intentaré cada día— Se acercó a ella y tomó su rostro entre sus manos— Te amo Liv, creo que desde el momento en que entraste en mi vida.

—Ell...— Olivia acortó los milímetros que los separaban y por fin probó sus labios.

Escuchó el bullicio en la iglesia, pero no le importó en lo más mínimo. La atrajo más hacia si y la envolvió en un abrazo. El beso comenzó a sentirse algo extraño, Olivia pasaba libremente su lengua por su frente y nariz, luego su oído y para finalizar mordió su cuello.

Elliot, extrañado y evitando dar un espectáculo aún más morboso, la separó de él, para verla a los ojos. Olivia sonrió y en el momento en que la escuchó ladrar, volvió a la realidad despertando exaltado.

Cupcake sobre su pecho, estaba jalando de su camiseta y ladrándole para pedir atención. Una risita lo hizo voltear a la puerta de su habitación, donde Lizzie los veía muy divertida.

—¡Papi! No beses a Cupcake, su boca es sucia.. la he visto comer popó— Dijo la niña riendo.

Elliot se levantó, regresando la cachorra al suelo y repasando mentalmente el sueño. En siete años siendo compañeros y amigos jamás había tocado sus labios... ¿por qué creía que repentinamente ella dejaría todo por él?.

Mandó a la niña a prepararse para la escuela y él se dirigió al baño. Después de lavar su rostro y boca repetidamente, tomó una larga y necesaria ducha fría.

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—¡Elliot Stabler!

—¿Qué? ¿Qué pasó?— Preguntó asustado.

—Te preguntaba por el desayuno, son casi las 11 y muero de hambre— Olivia se levantó del asiento, tomó sus cosas y se dirigió a él— ¿Vienes o te quedarás admirando el archivero una hora más?

—No, te sigo— Dijo Elliot, siguiendo sus pasos.

Caminaron dos cuadras al norte y llegaron a su restaurant favorito. Se sentaron en la mesa que usualmente ocupaban, que estaba junto al ventanal de la entrada.

—Detectives, buen día— La señora Betty dejó las cartas sobre la mesa— Mientras deciden ¿les sirvo café americano?

—Si, Betty... muchas gracias.

La mesera acercó un par de tazas de café y saco su block de notas para tomar su orden.

—Para mi huevos revueltos, tocino y pancakes con miel de maple— Dijo Liv, revisando el menú detenidamente— Oh y una rebanada de Pay de cereza con helado de vainilla. Y una limonada.

—Para mi un club sándwich y jugo de naranja— Cerró el menú y lo dejo sobre la mesa— Sería todo Betty, gracias.

—Bien, esto es para ti— Olivia revisó su bolso y saco un sobre, que puso frente a Elliot.

Él sabía lo que era. Tragó en seco y lo tomó entre sus manos.

—Esto lo hace todo real— pensó abrirlo para ver el contenido, pero solo lo guardó en el bolsillo interior de su saco al ver que su orden había llegado.

—Gracias betty— Dijo Olivia al ver su comida sobre la mesa, preguntándose por dónde empezar.

—Necesito tú consejo, Liv— bebió un sorbo de su jugo y volvió a la conversación— Esta noche tengo una cita y estoy muy oxidado. ¿Alguna recomendación?

—¿Una cita? Vaya... es bueno que decidieras salir de nuevo— Dijo Liv viendo a su plato... repentinamente ya no parecía tan atractivo— ¿Quién es es la chica?

—Claire, la maestra de los niños— Respondió Elliot antes de morder su sándwich— ¿No piensas comer?

—Creo que de solo ver todo esto, se me pasó el hambre— Removió su tenedor por el plato, pero lo dejo de lado— Entonces... ¿a dónde irán?

—Ese es mi conflicto, cuando tenia citas se usaba ir por un helado o al cine... pero de eso hace casi 17 años... ¡Vaya!— mordió una papa, recordando su juventud— ¿Que se hace en una cita en estos días?

—Cena, alcohol, platica basura, sexo— Aclaró la garganta y se removió incómoda en su asiento—En el orden que prefieras.

Elliot rió, esperando que Olivia dijera que era una broma. Solo lo vió fijamente y volvió a revolver la comida de su plato.

—Ese no soy yo— Dijo moviendo su plato hacia un lado— Creo que me quedaré con el helado.

Olivia le sonrió. Elliot era el hombre más recto que había conocido en su vida, tan apegado a sus valores y creencias... otra cosa que amaba de él. Era una verdadera pena que otra lo descubriera y pudiera disfrutarlo.

Deseaba con todo su corazón que ese anhelo desapareciera algún día de ella.

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La boda de mi mejor amiga  |  BENSLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora