Fabián (El Padre)

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– Tranquilo hombre, no te enojes.
Dijo Jack.

– Largo de aquí. Este lugar no es para ustedes. ¿Acaso no lo saben?

– Pues los de allá no saben que estamos aquí.
Respondió Thomas.

– Entonces no deben estar aquí. No son bienvenidos.

– Ya me cansé de esperar.
En eso Jack toma un tronco de un árbol que había a orillas de la cerca.

– ¿Qué vas hacer Jack?
Preguntó Thomas.

– Sacarlo de ahí, eso haré.
Jack retrocede unos pasos atrás. Luego con el tronco en sus brazos impacta contra aquella puerta oxidada.

– Pero ¿qué haces jovencito? Sabes lo mucho que me costó reparar esta puerta.
Dijo aquel hombre de ropas negras.

– Así lo quiso usted. Ves Tommy, él es un cura.
Aquel hombre era blanco y pálido, de estatura alta, y cabello rubio.

– Tú tienes que reparar esto.
Dijo el cura señalando a Jack.

– No lo haré... es un cura malo.

– Sí lo haremos padre. Pero ¿por qué está tan alejado?

– Eso no importa. Ya es cosa del pasado.
Respondió el cura.

– Entonces padre. Diga su nombre por lo menos o es que tampoco tiene.
Dijo Jack incrédulo.

– ¡Oh Dios mío! No hay remedio con ustedes. Soy Fabián Alvarez, sólo les diré eso.

– ¿Fabián eh? Entonces le diré Fabi, oh sí Fabi, Fabi.
Dijo Jack repitiendo el nombre.

– Ya para Jack, no seas tan infantil.

– Mire padre Fabián, él es Jack y yo soy Thomas, somos nuevos acá.

– Veo que eres maduro. ¿Son hermanos?
Preguntó el cura.

– Maduro Thomas... jaja eso parece, pero no lo es.
Dijo Jack riendo.

– Silencio Jack. Pues somos amigos de hace años.

– Pensando un poco las cosas... usted puede dirigir nuestra boda.
Comentó Jack sonriendo.

– ¿Ustedes son pareja?
Preguntó Fabián.

– Por supuesto que no. No le haga caso.

– Tommy no niegues nuestro amor.

– No pierdan tiempo. Si se quieren solo aprovechen ahora, el mañana es incierto. Ahora si me disculpan tengo que arreglar la puerta.

– ¿Podemos venir nuevamente?
Preguntó Thomas.

– Aunque diga que no, sé que lo harán. Eso sí, no comenten nada de mí.

– Tommy tenemos que regresar.

– Lo sé Jack. Nos vemos después padre Fabián.

– Cuídense muchachos. Sólo dire eso...

– ¿Un padre? No lo puedo creer.
Dijo Efraín confundido.

– Baja la voz Efraín. Te pueden escuchar.

– Uy Jack. Lo siento, pero es que se me hace difícil de creer tal cosa.

– Lo más raro de todo es que el pobre se ve muy afligido y triste.

– Cualquiera lo estaría... en aquel lugar tan pequeño y solo.

– Tommy y yo le haremos otra visita ¿te unes?

– No hay de otra... ¿y Thomas dónde está?

– Perfecto. Dijo que iría a dormir.

– Permiso muchachos... ¿me puedo hacer con ustedes?
Preguntó Glenn.

– Eso no se pregunta. Toma asiento Glenn.
Dijo Jack sonriendo.

– ¿Eres el único despierto?
Preguntó Efraín.

– No. Hoy el vigilante será Min, por lo tanto permanecerá despierto hasta el amanecer.

– Wow!! Pobre hombre, eso debe ser duro.

– Jaja no Jack, uno se acostumbra.

– Oye Glenn ¿hace cuánto llegaron aquí?

– Pues Efraín... solo llegué con Simón y fue hace dos meses...

– ¿Pasa algo Thomas?

– Pensé que ya dormías Simón.

– No aún no. Espero a que apagues la vela.

– ¿Te molesta la luz?

– Un poco, ya me acostumbré a dormir a oscuras.

– Entonces ya apago esto y disculpa.

– Jaja.  No lo tomes tan en serio, si deseas seguir despierto no hay problema.

– Vale... ¿Estás cómodo ahí?

– Si lo dices por el sofá. Tranquilo ya he dormido aquí antes y se siente bien.

– Entiendo. Deberíamos turnarnos, um día tú y al otro yo para que sea equitativo.

– Me parece bien Thomas. Bueno ya dormiré, espero puedas descansar.

– Gracias Simón. ¡Buenas noches!

El capítulo más corto o eso creo eh.
Bueno aquí lo dejo para cualquier duda sigan leyendo la historia.
Saludos colegas de Wattpad.
Hasta la próxima ha.
Yas!

Jack ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora