POV NATALIA-AAAHH, DIOS!!-me quejé ante el golpe que acababa de recibir.
-Natalia!!!-Marina se sorprendió a verme detrás de la puerta.-Perdón, Perdón... No sabía que ibas a estar detrás de la puerta.-Marina se disculpo por darme con la puerta en la cara.
-No, no pasa nada.-me toqué la nariz.
-Seguro que estás bien??
-Sí, sí.
-Mejor ve a que te pongan hielo. Se te va a hinchar demasiado si no lo haces.-Se quedó callada mirándome.-Qué...Qué te ha pasado??
-Nada grave, gafes del oficio.
-Cómo que nada grave??!! Pero tú te has visto!!
-Nat!! Que te ha pasado??!!-se escuchaba la voz de Alba que venía del interior de la habitación.
Hice el amago de entrar, pero Marina me lo impidió.
-Antes de entrar ve a por hielo para esa nariz.
-Marina...
-Ni Marina ni Marino. No te voy a dejar pasar si no te pones hielo en esa nariz que pronto se va a convertir en una morcilla de Burgos si no te lo pones.
Bufe e hice caso a Marina. Lo mejor era ir a buscar algo de hielo para mi nariz que se estaba hinchando poco a poco.
Cuando volví a la habitación de nuevo, me encontré a Alba mirándome con una cara de estar en shock.
POV ALBA
Natalia apareció por la puerta. Tenía la cara llena de cicatrices y un brazo vendado sujetado por un cabestrillo.
No me podía creer que mi Nat estuviese así. Cuando la vi no le pasaba nada, y ahora llega a mi habitación hecha un cristo.
-Nat...
-Alba...
-Qué... Qué te ha pasado??
-Un pequeño accidente laboral.
-Un pequeño accidente laboral...-dije en un susurro.
-Uno chiquitito-repitió ella en mi mismo tono.
-Yo creo que aquí sobro un poco.-dijo Marina.
-Pues un poco sí.-le dije con sinceridad.
-Pues me...me voy fuera.
Marina estaba andando en dirección de la puerta cuando la llamé.
-Tata.
-Dime.-se giró para mirarme.
-No hagas como la última vez, por favor.-Natalia se rió por mi comentario.-O si no Natalia volverá a abrir la puerta y te caerás.
-Que sii pesadaa.
Marina salió de la habitación y nos quedamos Natalia y yo solas en aquella habitación de hospital algo desordenada.
Natalia estaba de pie con la mirada perdida en la ventana mientras se ponía una bolsa de hielo en la nariz.
-Nat.-Natalia se giró y me miró.-Puedes abrir la puerta, porfa.
-Voy...
Cuando Natalia fue a abrir la puerta me esperaba a Marina apoyada en la puerta como la última vez. Pero no fue así. Marina se encontraba sentada en la sala de espera entreteniendose con el móvil.
-Queeee??!!-Preguntó ella a gritando.
Natalia cerró la puerta y se acercó a coger la silla que estaba al lado de mi cama.
Se sentó y me miró con una mirada muy profunda. Podía ver perfectamente que aquellos ojos oscuros se empezaban a aguar por momentos, pero sabía que esas lágrimas rebeldes que tenían aquellos ojos no iban a ser derramadas.
Estuvimos un rato mirándonos en un silencio un poco incómodo pero necesario para aclararnos todas las ideas que teníamos en nuestras mentes. Ninguna de las dos se atrevía a hablar. Pero alguien tenía que ser valiente, y esa fui yo.
-Natalia...
-Lo siento.-dijo ella primero.
-Por qué??
-Porque te he dicho cosas muy feas. Y me arrepiento de haberlas dicho.-La miré algo extrañada, no sabía por qué se estaba disculpando, si era yo la que se tenía que disculpar.-De verdad que me arrepiento.
-No te disculpes.
-Por??
-Soy yo la que tiene que disculparse.
Natalia perdió el contacto visual que teníamos para mirarse la venda.
-Yo también me arrepiento de lo que dije. Me arrepiento de TODO lo que dije. No pensaba lo que estaba diciendo.-hice una pausa.-Nat mírame.-le pedí.-De verdad, perdóname por haber dicho todas esas barbaridades.-Vi que aquellas lágrimas que antes aguantaban por no salir, empezaban a asomarse.-Tenía un cúmulo de emociones que no supe cómo controlar. Estaba triste por haber perdido a alguien tan importante, estaba cabreada por haberle perdido. No me podía creer que aquello fuese verdad. Tus palabras fueron unas balas que penetraron mi corazón, mis palabras salieron solas como si fuese la hemorragia de mi corazón partido.- Natalia se derrumbó y empezó a llorar como una magdalena. Aquellas lágrimas que en un pasado fueron valientes y supieron agarrarse para no caer, ahora fueron débiles y torpes, haciendo que se precipitaran una tras otra por aquellas mejillas esculpidas por dioses del Olimpo.- Nat...-le acaricié la mano que no tenía el vendaje.- Perdóname... perdóname porque no fui consciente de lo que dije.-Hice una pausa.- Si me perdonases, me gustaría empezar de cero contigo. Como si todo esto no hubiese sucedido.
-Antes, no daba ni un duro por nuestra relación, la daba por perdida.-dijo llorando- Pero, después de estar a más de doce pisos cayendo al vacio mirando a la muerte a los ojos, pensé que si la vida me daba una segunda oportunidad debía aprovecharla al máximo. Que no debía de ser gilipollas para dejarte marchar, porque eres de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.-no me podía creer que Natalia con lo cabreada que estaba conmigo, me estuviese diciendo esto.- Ya te perdí una vez, aquel día cuando el imbécil de mi ex nos interrumpió en el pub. Pero después, te rescate en aquel incendio. Cuando despertaste fue uno de los mejores momentos de mi vida. Ver como esos ojos volvían a brillar con la misma fuerza que el día que te conocí, estableció un huequito para ti en mi corazón.- empecé a llorar como si no hubiese un mañana.-Pero luego fui imbécil y casi te pierdo otra vez.- hizo una pausa.- Entraría a mil fuegos por ti, y caería y miraría cien mil veces a la muerte solo por ti.-soltó mi agarre y llevó su mano a mi mejilla mojada a causa de mis lágrimas.- Si comenzar de cero significa que te quedes para siempre a mi lado, lo escogería sin dudarlo.
-Pues no dudes.
Natalia se acercó y nos dimos un suave y largo beso de reconciliación que sabía sal causado por los mares de lágrimas que ambas teníamos en nuestras mejillas.
-Te quiero.
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CAMINOS
RomanceNatalia, una joven bombera con talento que se cruza en el camino de Alba Reche, una joven estudiante amante del arte. El problema es que en el camino de Natalia hay una piedra gigante llamada Mikel, el cual es su actual pareja y el que le hace la v...