capitulo 25

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POV ALBA

Siete días habían pasado desde que mi vida dio un giro de doscientos setenta grados para tomar un rumbo totalmente distinto. Siete días habían pasado desde que conocí a una de las mujeres más maravillosas del mundo. Siete días desde que nuestros caminos se intentaron juntar sin éxito. Cinco días desde que un día normal se convirtiese en un infierno, en el que la muerte vino a tomarme de la mano. Cinco días desde que una súper heroína sin capa viniese a rescatarme de aquel maldito infierno, para llevarme con ella, juntando nuestros caminos. Tres días, desde que la vida había intentado sepárame de ella pegándome un golpe bajo. Un día, desde que intentaba volver a tomar las riendas de mi vida.

Un entierro era el sitio en el que menos me apetecía estar en este momento. Arropada por sus familiares, amigos y viejos compañeros de clase, me encontraba a punto de dar mi palabras de despedida, al que había sido mi mejor amigo.

-Nat...-sollozé, a causa del emotivo discurso que había dado la madre de Alfred. Natalia me dio un beso en la mejilla, y me cogió la mano para consolarme.

-Ahora pedimos que se acerque al micrófono una de la que fue su mejor amiga de toda la vida, Alba Martínez Reche.

Solté la mano de Natalia, y me dirigí al micrófono.

Me sequé las lágrimas, y me aclaré la voz para comenzar mi discurso.

-Todavía no me puedo creer que te hayas ido...-lo susurré, pero parece ser que la gente lo escuchó. Miré a Natalia, y ella me sonrió. Esto me dio las suficientes fuerzas para comenzar mi discurso. –Parece ser que fue ayer cuando nos conocimos, tú con esos ricitos morenos y yo con mi quiqui rubio, vestidos con un horrible body de rayas azules y blancas en clase. Te acercaste a ver si podías dibujar conmigo.

El primer día de colegio, todo el mundo está muy nervioso. Ya sea porque no sabes lo que te vas a encontrar, o porque nunca antes te habías separado de tus padres.

Poco a poco los niños iban llegando. Unos de la mano de sus padres, otros llorando, o otros gritando eufóricos mientras corrían por el patio.

-Mami, estoy nerviosa.

-No pasa nada mi amor, todo va a ir bien.-Me dio un beso en la mejilla y me dejó con el resto de niños en una fila.

-Esa va a ser mi profe??

-Sí.

Sonó el timbre del colegio..

-Venga chicos, daros las manos y vamos por aquí.-dijo una chica joven con gafas y con el pelo rizado.

Fuimos a través de un pasillo, hasta que llegamos a un aula. En la puerta de la clase había un cartel que ponía "orugas".

-Venga chicos, iros sentando en esas colchonetas.

La profesora se presentó, e hizo presentarnos al resto. Después de esto, nos dio un tiempo de juego hasta la hora del recreo.

Me fui a una mesa donde había hojas y pinturas, y empecé a hacer un dibujo para mi padre. Mientras dibujaba, veía a un chico parado en medio de la clase, que no sabría lo que hacer. Se le acercó la profe, y le empezó a hablar. Al rato, vino hacia donde yo estaba.

-Ho...hola...-dijo aquel tímido chico.

-Hola.

-Pue...puedo dibujar??

-Sí claro. –Se sentó a mi lado.-Cómo te llamas??

-Alfred. Y tú??

-Alba.

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