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—Tengo antojo de comer algo rico—mencionó Katsuki recostado boca arriba en la cama del peliverde y volteándose para ver al pecoso, quien estaba en su mesa de noche haciendo deberes que se le habían atrasado.

—¿Qué quieres comer Kacchan?—dijo Izuku suavemente aún con su mirada sobre su libreta escribiendo.

Katsuki sonrió y con sigilo se levantó de la cama, acercándose a pasos silenciosos por detrás de Izuku. Cuando se acercó lo suficiente le tomó de los hombros sobresaltando al peliverde y se acercó al oido del menor.

—A ti—susurró aun con una sonrisa pícara en su rostro y mordió suavemente la oreja del pecoso causándole un escalofrío y sus mejillas se tiñeron de rojo.

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A alguien le gusta álgebra:3

¡Oh Katsudeku!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora