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AU Antigua Roma

La gente victoreaba gritando en sintonía por todo el Coliseo el nombre de aquel hombre de cabellos rubios que había ganado la ardua pelea, asesinando a su contrincante. El rubio respiraba agitado y varios hilos de sangre caían en sus brazos y cabeza mientras el cadáver de su oponente yacía tirado en la arena.

¿La razón de esta pelea entre gladiadores?. Era una demostración especial pues festejaban al cumpleañero, hijo del rey Yagi, Izuku, quien solo se encontraba sentado mirando con algo de odio a la demostración, frunció un poco su ceño y le restó importancia. Ya tenía suficiente de ver aquella masacre.

Para Izuku aquella pelea no le divertía para nada, el prefería leer en las enormes bibliotecas de la increíble Roma, llenándose de información que para él era más divertido que ver el duelo.

El rey Yagi observó su hijo desinteresado.

—Izuku hijo mío—habló con tranquilidad el rey, Izuku volteó a verlo sin cambiar su expresión de molestia—¿No te diviertes?, pensé que te gustaría esto.

Izuku no lo pensó dos veces y le respondió.

—Claro que no padre—sinceró—pero no podía decirte que no después de que tenías la intención de que disfrutara mi cumpleaños—le declaró a su padre y era cierto, Yagi había ido con su hijo diciéndole que su regalo de cumpleaños sería un gran duelo entre guerreros a lo que Izuku al ver a su padre emocionado no pudo decirle que no.

—Me hubieras dicho que no te gustaba, habría entendido—le dijo tomándole el hombro sonriendole.

Izuku se sintió un poco culpable, debido a que su padre era el Rey no tenía mucho tiempo para estar con él y el mismo arruinaba el pequeño espacio que se había hecho para pasarlo con él.

—Ven—le ordenó levantándose del trono del lugar llendo a la arena, Izuku lo seguía por detrás—Es hora de entregar el premio al ganador—tomó la medalla de oro entregándosela al peliverde.

—P-pero yo—tartamudeó sosteniéndola entre sus manos temblorosas.

—Tú debes entregarla hijo, tranquilo solo la pondrás en su cuello y será todo—le habló suavemente y le dedicó una sonrisa en su cansado rostro.

—Tengo nervios—murmuró.

—Anda ve—rió y lo empujó a la entrada de la arena de batalla donde se encontraba el ganador de la pelea aún siendo alabado por la gente.

Izuku esperó unos segundos a que se abriera la reja y soltó un suspiro pesado empezando a avanzar a paso tembloroso hacia el ganador.

Apenas salió hacia la arena de batalla, los gritos de la gente fueron callandose poco a poco, Izuku se puso aún más nervioso al sentir a miles de miradas sobre el provocando un pequeño sonrojo de vergüenza.

Fue totalmente eterno para Izuku el sentir a muchas personas observándolo pero para su suerte había llegado a donde quería. Frente a el una gran sombra de un hombre esperaba, realmente le intimidaba.

Izuku trató de ignorar la presencia del hombre corpulento frente a el pero cuando alzó la vista se topó con un par de ojos escarlatas que lo miraban con fiereza. Su cuerpo se tensó y quedó atrapado en ese profundo color rojo de sus ojos.

"Tan únicos", pensaba Izuku admirandolo.

Sus esmeraldas viajaron a otras partes del cuerpo del hombre, observando su rubio cabello despeinado, su rostro firmemente delineado y con el ceño fruncido, bajó más la mirada observando su torso sudado viendo como bajaban lentamente las pequeñas gotas topándose con multiples heridas, algunas cicatrizadas y otras recientes.

—¿A dónde crees que estás mirando?—se oyó una voz grave sacando de su trance al pequeño peliverde.

—P-perdon yo, estaba-

—Solo date prisa y ponme eso—le gruñó, el rubio no tenía modales apesar de que se encontraba frente al heredero.

—Si—tragó saliva y alzó los brazos haciendo que Katsuki se inclinara un poco hacia él.

Sus rostros conectaron miradas poniendo más nervioso a Izuku. Los ojos dominantes de Bakugou podían mucho con el sonrojandose al instante.

Una pequeña sonrisa pícara apareció en los labios del cenizo.

—Tu nombre...—murmuró Izuku aún rojo.

—Bakugou Katsuki—le dijo lento acercándose al rostro del peliverde.

—F-felicidades por su gran esfuerzo Bakugou Katsuki—terminó de decir para porfin ponerle la medalla rozando sus dedos con el cabello y parte de la piel caliente del rubio.

Katsuki se enderezó y de nuevo la gente empezó a gritar aclamándolo.

Izuku se fue de ahí casi corriendo, cuando volvió, ignoró a su padre y fue a ocultarse en algún pequeño pasillo para tomar con fuerza su pecho donde se hallaba su corazón palpitando a una gran velocidad.

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Me dio ganas de hacer un Fanfic de esto pero que flojera:(

No se mucho de historia pero si hay un error diganme

Pd:Me la estoy rifando con estos últimos capítulos JAJAJAJA

¡Oh Katsudeku!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora