Capitulo 19.

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Suelta la bolsa vacía y tomo la otra, hago el mismo proceso, así lo hago con todas hasta no tener ninguna bolsa de sangre. Miro la inyección y no sé si ponérmela, pero no lo pienso mucho, la tomo y la inyecto en el cuello.

Tiro la inyección vacía en el cesto de la basura y me levanto como puedo, llego a lavado suelto un quejido, levanto la cabeza y me miro al espejo.

¨— ¿Dolerá la inyección? —Le pregunto a Scott.

—Dice Ale que no, pero todo pude pasar. —Dice abrazándome

Como olvidar ese momento que Scott estaba conmigo y hicimos la prueba de la inyección. El cambio fue doloroso al principio pero una vez que lo hicimos con frecuencia dolía menos y era más fácil oprimir los deseos de un vampiro y podíamos utilizar las habilidades sin mostrar nuestro aspecto.

Agarro con fuerza la toalla que está a la par del lavado y contengo un grito de dolor pero es inútil,  ligeros quejidos salen de mi boca, el dolor están fuerte que caigo al suelo, mi cuerpo comienza a temblar, me pongo en posición fetal para reducir el dolor pero es inútil.

El dolor en las encías, sintiendo como los colmillos se están metiendo espero el sabor de la sangre pero no llega, varios huesos crujen, me muerdo el labio al sentir el dolor en la punta de los dedos, las uñas se están metiendo dentro de mi piel.

Mi cuerpo siente que lo están quemando vivo, un dolor en mi pecho se instala si fuera humano seguro estuviera desmayada, pero sé que es la fuerza que están haciendo los pulmones por respirar pero no lo necesitan.

Me quedo inmóvil y miro el techo del baño, aunque tenga esta simulación de cuerpo humano,  estoy muerta aunque este cuerpo haga acciones involuntarias como suspirar y simular que respiro o sentir leve sabores.

La tristeza llega con leves recuerdos contengo las ganas de llorar por que no lloraría agua, porque lo único que estoy llena es de sangre. Alejo la tristeza y me levanto del suelo, me miro al espejo para asegurarme que este en la forma humana.

No hay rastro de mi lado vampiro, me alejo y me voy a bañar no dure mucho solo deje que el agua quitara restos de sangre de mi cuerpo. Salgo y tomo la toalla,  seco mi cuerpo, al abrir la puerta del baño me llega un olor raro, arrugo la nariz,  busco mi ropa, me la pongo rápido y quito el seguro de la puerta y salgo.

Bajo las escaleras y llego a la cocina, Miro que Alex está cocinando algo, el olor raro viene de lo que está preparando.

—Señor ¿Qué esta cocinando? —Le pregunto, pero el pega un salto y me vuelve a ver. Abre exageradamente los ojos al verme y suelta lo que tiene y se acerca a mí. —Estoy bien señor, yo le dije que lo estaría, pero me puede responder.

—Sopa te la iba a llevar para que comieras algo. —Dice mirándome mucho. —Sangre es un poco tarde y ya iba a subir aun que me lo prohibiste.

— ¿Pero qué hora es? —Le pregunto mirando por la ventana.

—Son las tres de la tarde casi cuatro sangre. —Dice mirándome aun.

Me sorprendo un poco pero si acabamos de llegar, será que perdí la conciencia en algún punto.

—Debo subir y arreglarme hay que ir a la fiesta. —Me alejo de el pero me toma del brazo.

—Debes comer algo sangre no has comido nada en todo el día. —Dice soltándome y tomando un plato hondo.

Iba a decir que no pero si no, no me dejara en paz me siento y pone el plato enfrente de mí, tomo la cuchara que está enfrente y comienzo a beber el caldo.

—Señor no es por ofenderle pero esto se le paso de sal. —Le digo dejando de lado la cuchara.

—Otra vez no. —Dice probando el caldo. Arruga la cara al ver que es cierto, yo no le digo nada cuando me quita el plato y me pone otro. —Mejor como el postre, es lo único que me sale bien. —Dice mirándome.

Tomo el tenedor, miro a Alex y el me mira atento; agarro un pedacito de postro con ayuda del tenedor y lo introduzco en mi boca un leve sabor llega a mis papilas gustativas es un sabor suave, lo trago y lo miro.

—Señor esto sabe delicioso. —Le digo tomando otro pedacito.

Él sonríe un poco al verme comer lo que él hizo, tal vez no sea bueno con la comida en general pero si en los postres.

—Termínalo de comer y sube a cambiarte. —Dice saliendo de la cocina.

Me como la mitad, dejo el otro pedazo yo o tomo  para guardarlo en el refrigerador. Subo rápido y abro la puerta, la cierro detrás de mí, me acerco al armario y busco las bolsas saco lo primero que vi que combina,  un vestido rojo y unos zapatos rojos los tomo, Me visto rápido.

Me cepillo el cabellos y lo dejo al natural siempre se me hacen unas hondas muy bonitas, Me pongo unos aretes largos color dorados también un collar del mismo color, me siento en la cama y me pongo los zapatos.

Me levanto de donde estoy sentada y camino al armario, busco entre las bolsas un bolso que le haga juego, encuentro uno dorado de mano, lo tomo y abro un cajón del armario saca unas cinco dagas de plata.

 Cierro el bolso, me voy al baño a verme, decido maquillarme un poco, esto me toma más tiempo porque nunca lo hago. Escucho unos toques en la puerta.

Termino de ponerme labial y voy hacia la puerta, la abro y miro a Alex que está muy elegante.

—Estas muy hermosa Sangre. —Dice tendiéndome la mano.

Lo miro levantado una ceja.

—Sabes pensé que estabas muerto. —Le digo mirándolo.

—A ti no se te puede engañar sangre. —Dice Max regresando a su forma.

Le pego en el hombro y el me mira serio.

—Te mereces el golpe. —Le digo cerrando la puerta una vez que entra a la habitación.

—Lo sé, pero no tengo tiempo. —Dice sentándose en la cama y me mira. —Sangre voy a morir hoy en la noche, cuida a Alex. —Se levanta y se acerca a la ventana.

—Máximo no te entiendo. —Le digo seria.

—Ten cuidado en el camino, tu eres como una rosa con espinas pero por mas espinas que tengas,  mi roja sangre tu puedes caer, cuida de ti y de Alex porque un secreto saldrá a la luz y tu mi joven niña serás la única que lo pueda ayudar. —Dice caminando hacia mí. Me estrecha en sus brazos y susurra en mi oído con dolor. —Por más doloroso que sea déjame morir a mí. —Me da un beso en la mejilla y se va por la ventana.

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora