¿Respeto?

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Después de la cena, el joven matrimonio se dirigió hacia su dulce hogar, se perdonaron e hicieron el amor como hacía tiempo no lo hacían, se abrazaron y morfeo hizo efecto sobre ellos.

Alex fue a su trabajo e ignoró a su secretaria, creía que esta pequeña crisis con su esposa no debía repetirse y esa chica tenía mucho que ver. Al entrar a su oficina, su padre lo esperaba con una gran sonrisa, supuso que habían buenas noticias.

-Hola Alex, te estaba esperando

-Hola padre -estrecharon sus manos y se sentó- a que debo tu espera

-Verás, tu madre quiere que tu y Amber vengan a cenar el viernes

-Bueno, tendré que hablar con Amber, quizá tenga planes

-Pues tendrá que dejarlo para otra ocasión, la familia es primero

-Entonces, ahí estaremos

-Muy bien, te dejo para que trabajes.

El hombre se fue y Alex comenzó su día laboral, se envió un par de mensajes con su esposa y siguió en lo suyo. Su secretaria estaba extrañada, no la había llamado en toda la mañana y tampoco la miraba cuando entraba a dejarle papeles, algo andaba mal.

Por su parte, Amber había recibido una llamada para un posible trabajo en un instituto de renombre como instructora de Ballet, se vistió formalmente y salió en su auto, en el camino habló con su madre, quien la tranquilizó y le dijo que todo estaría bien, que ella era muy buena en lo que hacía y que de todas formas, estaban orgullosos de ella y sus logros.

Al llegar al instituto, la directora la recibió con los brazos abiertos y la llevó a su oficina.

-Bien querida, leí tu currículo y a pesar de que no tienes mucha experiencia, yo estoy dispuesta  darte una oportunidad

-Se lo agradecería mucho señora Harris, de verdad, puedo mostrarle que soy buena y que me gusta hacerlo

-Eso me gusta, muestras mucho entusiasmo querida -la mujer le sonrió y se puso de pie- bien, ¿No tienes problema en empezar esta semana?

-Puedo empezar hoy mismo si usted quiere

-Bien, te llevaré con la instructora para que ella te de todas las indicaciones

-¿Puedo preguntar porque ella ya no trabajará?

-Está embarazada, es primeriza y desea descansar durante este tiempo, además quiere retirarse

-Ah, pues debe estar muy feliz

-Cuando a ti te pase querida, sentirás lo mismo.

Aquella declaración quedó dando vueltas en su cabeza, se reunió con la otra instructora y tuvieron una larga charla en la cafetería, el trabajo no parecía difícil, las niñas eran tranquilas, incluyendo las adolescentes y los pocos chicos que iban se sentían muy a gusto.

Alex estaba feliz de ver a su esposa con ese bello brillo en los ojos, durante la cena no pudo para de hablar de su nuevo trabajo y de lo tierna que fueron sus nuevas alumnas con ella al presentarse, él le contó un poco de su trabajo y de la cena que tendrían con sus padres, Amber aceptó, pero en el fondo, no quería ir porque su suegra siempre buscaba una manera de humillarla.

Los días pasaron demasiado rápido para el gusto de Amber, lo único que la distraía de pensar en su suegra eran sus alumnas, las chicas la adoraban, las más grandes la veían como una hermana mayor y le pedían consejos. Al terminar su jornada laboral, Alex le envió un mensaje diciéndole que ya estaba afuera, dio un largo suspiro y se enfrentó a su realidad. Pasaron a su casa para darse una ducha rápida que tuvo bastante acción y cambiarse de ropa, cuando estaban listos se montaron en el auto y fueron hacia la mansión Jhonson, Amber cruzaba los dedos.

Al llegar, les abrieron la puerta y pasaron al salón, donde ya los esperaba Sophia con una taza de té en las manos, les sonrió y se acercó a ellos para saludarlos, miró a Amber de pies a cabeza  "disimuladamente" como siempre solía hacerlo y le sonrió falsamente.

-Estás cada día más guapo hijo mío, aunque un poco delgado, al igual que Amber

-Oh si, el estrés de la oficina me tiene así, Amber siempre me da mucha comida y muy buena

-Uhm, quizá no tiene las proteínas suficientes o le falta...

-Sophia ya basta, que pensará nuestra nuera de ti -Richard se acercó a ambos y los saludó- perdónala Amber, a veces olvida que su hijo ya no es un bebé

-Solo doy mi opinión con respecto a la salud de mi hijo

-Yo estoy muy bien madre

-Mejor pasemos a la mesa, la cena se veía deliciosa.

Todos pasaron al comedor y Amber recordó el día en que su esposo le pidió matrimonio, sonrió y se sentó junto a Alex. Las empleadas sirvieron la cena y los hombres se sumieron en una conversación financiera y empresarial, Amber escuchaba atenta y de vez en cuando daba su opinión.

-Bueno chicos, tengo algo que preguntarles

-¿Que quieres saber madre?

-Quiero saber si Amber está en condiciones de darnos un nieto

-¿Cómo que en condiciones mamá?

-Eso, ¿Ya se ha echo exámenes de fertilidad o visto un ginecólogo?

-Creo madre, que eso no es de tu incumbencia

-Claro que si, quiero nietos sanos y fuertes, no débiles

-Sophia, basta

-Es verdad, estoy velando por la futura familia de mi hijo y viendo como están las cosas, Amber no es muy buena candidata para ello

-Señora Sophia, disculpe que se lo diga, pero nosotros no queremos hijos por ahora

-Eso no lo decides tu niña, queremos un nieto y si tu no sirves para eso, buscaremos una chica que nos alquile su vientre y...

-Sophia, te estás pasando.

Amber se levantó de la mesa y salió corriendo hacia el jardín y Alex fue tras de ella.

-Me quiero ir Alex

-Pero no podemos irnos, sería una falta de respeto dejarlos así

-¿Falta de respeto? ¿Y tu madre no me faltó el respeto a mi?

-Yo sé que no lo dijo enserio, vamos Amber, volvamos adentro

-No Alex, ya estoy harta de que tu madre siempre me humille y solo tu padre se de cuenta

-Amber las cosas no son así, ella te quiere

-¡Tu madre me odia Alex! -lágrimas cayeron por sus mejillas y Alex solo suspiró frustrado- me voy a mi casa, quédate con tu mami.

Promesas RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora