6. La Familia Real

339 24 5
                                    

Los jóvenes llevaron la comida al resto de la manada y todos comieron hasta quedar satisfechos. Tafari comió con la manada, luego se alejó del grupo, quería estar solo.

No sabía a dónde iba, aún era temprano, camino por los alrededores del reino hasta se quedó admirando la magnífica vista de la roca del rey.

La rodeo, era realmente más impresiónate al verla de cerca.

Después un desagradable olor golpeó su nariz. Olía a algo muerto, muerto de varios días.

Siguió el olor y este lo llevo hacia una cueva que se escondía debajo de la roca, ahí vio a un león discutiendo con varias hienas.

Hienas, era claro que esto no iba a terminar bien.

Reconoció al león de inmediato, era el Príncipe Kovu.

Se acercó más hasta que logró escuchar la causa del conflicto.

—¡Oye, con calma!—exclamó la hiena.

—Ya les he dicho cientos de veces que no metan comida podrida a la casa.

—No estaba tan podrida—discutió la hiena.

—No pueden ocultar un olor que cubre la roca entera—dijo Kovu poniendo su pata sobre la nariz—Si van a comer algo que se esta putrefactando háganlo en el cementerio de elefantes pero no aquí.

—Está exagerando, teníamos planeado limpiar.

—Pues háganlo ya. No quiero animales desmayados en la coronación de Adira—Las hienas entraron a la cueva y empezaron a sacar trozos de carne con moscas.

—Tendré que hablar con Kion de esto—se dijo a sí mismo el león.

—¿Todo está bien?—le preguntó Tafari—Me preocupe al verlo rodeado de hienas, creía que iban a atacarlo.

—Pobre de ellas si lo hubieran intentado—volteo a ver la roca—Porque dormirán afuera si no limpian este basurero para la noche—dijo caminando.

—¿Ustedes tienen una relación pacífica con las hienas?—preguntó Tafari siguiéndolo por detrás.

—Tenemos un acuerdo de paz, pero no evita que se metan en problemas de vez en cuando.

—Jamás había escuchado algo así antes, pensé que algo así con las hienas era imposible.

—Espero que eso no les incomode. No es una idea que muchas manadas aprobarían.

—No, solo me parece inusual.

Tafari miró con atención a Kovu, el era un león adulto fuerte, con una gran melena y una cicatriz en su ojo. De la misma edad que el rey a Jahan. Caminaba de manera digna y orgullosa que aspiraba respeto. Y a juzgar por la forma en la que le habló a las hienas, él parecía ser firme pero también gentil.

Le intrigó el hecho de que el rey Simba hubiera saltado al príncipe y no lo hubiera elegido como heredero. Más aún, porque no eligió a su otro hijo, el Príncipe Kion. ¿Por que elegiría a su nieta como sucesora teniendo a dos hijos completamente capaces?

—Señor, ¿Puedo hacerle una pregunta?

Kovu asintió.

—¿Por qué no lo eligieron para ser rey?

—Mi esposa era la legítima heredera y cuando ella murió no le vi mucho sentido subir al trono sin ella, digamos que no estaba en mi destino ser rey, además, Adira tiene todo lo necesario para ser reina.— luego habló en un tono más serio—Espero que a tu príncipe le quede claro eso. Mi hija es un tesoro que no le entregaría a cualquiera.

—Disculpe, no debería estar haciendo preguntas. No quería ser entrometido.

—No te disculpes. ¿Por qué piensas que creería algo así?

—Porque para empezar yo no debería dirigirle la palabra, usted es un príncipe y yo... se cual es mi lugar.

—¿Tu lugar?—lo cuestiono.

Tafari asintió con la cabeza.

Luego Kovu le respondió—Creo que no le corresponde a nadie elegir el lugar de alguien. Ni siquiera quien te da órdenes, muchacho.

Tafari se detuvo sorprendido —¿Escuchó eso?

—Cada palabra—Kovu se detuvo—¿Noa trata así a todos los miembros de su manada?

—Solo estaba nervioso, quiere dar una buena impresión es todo. El nunca antes me había dicho algo así—dijo tratando da darse a sí mismo una explicación.

A Kovu le simpatizaba este joven león—El hecho de que tenga inseguridades no le da el derecho de menospreciarte, en mi opinión fue una gran cacería la que hiciste hoy.

Kovu había sido entrenado desde que era cachorro, tenía un ojo muy agudo al reconocer a un león con buenos reflejos. Y a su vista era lógico que el príncipe se sintiera opacado, este león se notaba que era mucho más hábil que el.

—Gracias, señor.

—¿Qué tan bueno eres en combate?

—Soy muy bueno, en realidad—respondió tratando de no sonar presumido.

—Bien, quiero que me lo demuestres—dijo poniéndose en posición de ataque.

Tafari no reaccionó ante la invitación.

—Vamos, hace tiempo que no tengo un buen adversario.

Tafari vaciló unos segundos hasta que se animó. Saco los colmillos y las garras.
_________________________________________________________________________________

Tafari se sintió bien después del entrenamiento con Kovu. Se sentía alagado de haberle agradado al príncipe y en serio esperaba que pudieran hacer una alianza con esta manada. Después de pensar en la extraña reacción que tuvo Noa, decidió mantener esto en secreto a sus oídos.

Siguió caminando cuando escucho pisadas detrás de él.

Continuo caminando hasta que se escondió detrás de un árbol.

Cuando las pisadas se acercaron más, este dio un salto para sorprenderlo.

Solo gritaron del susto y cayeron al piso dos cachorros adolescentes—Hola—saludó uno al ver qué habían sido atrapados.

—¿Planeaban saltar sobre mi?

Los leoncitos se levantaron con entusiasmo—¡Te vimos cazar a ese búfalo!—dijo el de melena café.

—¡Fue increíble!—dijo el pelirrojo.

Antes de que Tafari respondiera, estos empezaron a bombardearlo con preguntas.

—¿Cómo te llamas? ¿Eres el príncipe? ¿Haz vencido a otro león?

—¿Qué? No, no chicos, no, no soy el príncipe. Soy solo un miembro de su guardia.

—Haaaaa—respondieron los dos.

—¿Das clases?—preguntó Tovo.

—Dinos como lo hiciste—insistió Nuka.

Tafari rio—Creo que todavía son jóvenes para cazar algo tan grande—les respondió—¿Su madre no les enseña?

—Lo hace, es de las mejores cazadoras pero dice que debemos cazar algo de acuerdo a nuestro tamaño.

—Y no es tan divertido—dijo el pelirrojo con un puchero.

Nuka corrió subiendo a una pequeña roca—Cuando Tovo y yo seamos más grandes, vamos hacer nuestra propia manada y viajaremos por toda África.

—Y si aprendemos a cazar cosas grandes ahora nos haremos fuertes más rápido.

Tafari sonrió a la inocencia de los cachorros. Típico de la adolescencia.

—Chicos eso no funciona así, deben tener paciencia, aun son muy jóvenes.

Los adolescente bajaron la cabeza desanimados.

—Pero supongo que podría darles unos consejos de supervivencia—dijo agachándose a su altura.

Los dos cachorros saltaron de emoción y siguieron al león adulto.

El Rey León: La Reina AdiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora