C A P I T U L O: 02

144 23 19
                                    

Había pasado tres días desde que nos reunimos en la cafetería de la escuela con Sheryl y sus amigos, y la verdad ese día la pasamos increíble. Salimos de clases fuimos a ver a Arya entrenar, descubrí que a Gael le gusta a Madison Parker, aprovechamos y salimos por helados ese día y desde entonces nos frecuentamos más en la cafetería o por los pasillos.

—¿Con los inadaptados? ¡Es enserio!—. Maikol dice sentándose a mi lado.

—¿Si que tienen de malo?—, pregunto a la defensiva.

—Todos en la escuela dicen cosas de ellos, qué Sheryl es muy atrevida y la vieron besarse con una chica hace unas semanas en una fiesta, que Gael es el novio de Andrew y siempre habla de su tracero, y está demás decirte que Andrew es ¡GAY!. ¿Si sabes eso verdad?—. Miro a Maikol y sin pensarlo le pregunto.

—¿Eres homofóbico?.

—¡No, claro que no! Tú lo sabes, sólo que en esta escuela hay personas que si lo son, y tú eres el capitán del equipo y sé que no te gusta la atención y que eres de pocos amigos y esas cosas. Pero, ayer Sebastián dijo algo que no me agrado, y sin darte cuenta estás llamando la atención de muchos en la escuela solo por estar con ese grupito.

Se perfectamente lo que diría Sebastián, él es una persona machista, que cree que por ser una persona adinerada piensa que todos son inferiores a él, y sobre todo es de esas personas que se expresa mal de las preferencias de los demás, y que estoy llamando la atención solo por salir con los chicos en la escuela que se vallan a la mierda, todos.

Y Sebastián. Un completo idiota está de más decir.

—Lo que Sebastián diga me tiene sin cuidado—, le digo a mi amigo para tranquilizarlo.

—Amigo, él quiere tu puesto.

—Qué se lo gane, que trabaje duro por el, tal cual yo lo hice, que entrene duro y será el capitán. Pero que no se crea que por tener dinero le da derechos, por algo y por castigo lo metieron en la escuela pública.

Me levanto de la mesa recojo mi bandeja tiro las sobras, dejo la bandeja en su lugar y salgo al estacionamiento buscando mis llaves cosa que no encuentro y por cosa del universo mi mente se aclara y Recordé dejarlas pegadas en el contacto, miro a través de la ventana y sí, ahí están mis presiadas llaves.

—¡Genial!

Me recuesto contra mi auto y recuesto mi cabeza en el mismo con mis ojos cerrados.

—¿Necesitas ayuda?

Por el universo, que no sea él.

Poco a poco abro mis ojos y veo su mirada fija en la mía.

—Oh, no. Yo...llamaré a mi papá para que me traiga mis llaves de repuestos.

—O te llevo y así tú mismo las buscas—, me dice sonriendo de lado—. Ven te llevo y si quieres te traigo de vuelta para que te lleves tu auto.

—No es necesario yo...

—Claro, tú esperarás a tu padre por las llaves.

Noto el sarcasmo en su voz.

Lo veo girar para irse a su auto, soy un idiota sólo me está ofreciendo un aventón y realmente lo necesito. Miro el cielo y está gris, señal de que pronto lloverá.

—De acuerdo, acepto tu oferta.

Se voltea a verme con una sonrisa ladina.

—¡Uy! Pero mira que te tardaste en aceptar la ayuda.

Lo sigo hasta su auto y la verdad es un lindo Mercedes Benz.

—¡Woooooo! ¡tienes un Mercedes!—, y sé que mi emoción se nota en mi voz.

Para el chico que amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora