Epílogo

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Lena agarró el atril con ambas manos para detener el temblor de sus dedos. Había leído sus libros frente a cientos de personas sin pestañear, pero de alguna manera, esto era diferente. Aquí, no podía esconderse detrás de sus personajes. Esto era sobre ella. Con la esperanza de calmarse, dejó que su mirada recorriera el sótano, contando a los miembros que se habían reunido para escucharla hablar. Veintiuno. Justo como mi primera reunión. Ella lo tomó como una buena señal, a pesar de que la única persona cuya presencia realmente le importaba aún no se había presentado.

La puerta se abrió y alguien más entró en la habitación.

En lugar de molestarse porque su número de la suerte había sido destruido, Lena sonrió. –Lo lograste,– articuló ella.

Kara le levantó el pulgar y se sentó junto a J'onn en la primera fila, más cerca de Lena. Como había venido directamente de la corte, todavía llevaba una falda lápiz y una blusa de seda color esmeralda que.

Por mucho que Lena disfrutara de verla vestida así, planeaba desnudarla tan pronto como llegaran a casa, tal vez usando sus colmillos para arrancar los botones si se negaban a cooperar. Pero primero, ella tenía que pasar por este discurso.

Respirando profundamente, su mirada fija en Kara como si fuera la única en la habitación, se puso de pie y dijo: –Hola, mi nombre es Lena, y soy una adicta.

–Hola, Lena–, dijo el grupo al unísono.

Una oleada inesperada de poder se apoderó de Lena, y ella soltó el atril, ya no necesitaba su apoyo. –Vengo de una larga línea de bebedores. Se podría decir que es un legado familiar.

Desde su lugar en la segunda fila, Nia asintió.

Lena sabía que su madrina también provenía de una larga línea de bebedores. No tanto como el mío, por supuesto. –Durante años, también bebí, a veces varias veces al día. No pensé nada de eso. Parecía ser lo normal. Hasta que salí con una amiga o alguien que pensé que era una amiga, en la víspera de Año Nuevo, ansiosa por tomar una copa. Solo una pequeña copa. Pero entonces no pude parar. Yo...– Se mordió el labio y se detuvo antes de decir demás. –Alguien casi muere esa noche. Casi mato a alguien. Esa fue mi última llamada de atención.

Varios miembros asintieron. Todos habían tenido una llamada de atención de algún tipo.

–Así que me encontré aquí porque no sabía a dónde más ir–. Lena extendió los brazos, indicando el sótano de la iglesia. –En las primeras reuniones, realmente no estaba segura de volver. De hecho, estaba segura de que no volvería. Pensé que mi problema era tan diferente, tan único que nadie podría entenderme y ayudarme. No podía ver por qué todos los demás parecían encontrar estas reuniones tan útiles. Todo lo que hizo fue recordarme a lo que había renunciado. Pero luego comencé a trabajar en los doce pasos con Kara.

–¿Es así como lo llaman hoy en día?–, Dijo J'onn. –¿Trabajando en los doce pasos?

Todos rieron. Por ahora, su relación era de conocimiento común.

Kara le dio un suave empujón. –Cállate, J'onn–, dijo cariñosamente.

Lena puso los ojos en blanco, hace mucho tiempo acostumbrada a sus bromas. –Sí, trabajando en los pasos, J'onn. Me doy cuenta de que tienes que trabajar para que funcione. Ponerse sobrio, y mantenerse sobrio, no es como pedirle un deseo a un genio, que chasquea los dedos y resuelve el problema por ti–. Miró a Kara, que le sonrió. –Tienes que trabajar en eso todos los días. Algunos días es fácil. Otros días, sigue siendo tan difícil como lo fue al principio.

Le había llevado mucho tiempo aceptar que siempre sería una lucha, así como Kara siempre seguiría siendo alcohólica, sin importar cuántos años permaneciera sobria.

–Pero, a diferencia del principio, ahora sé que no tengo que hacerlo sola. Hay personas que me darán un abrazo o una patada en el trasero si lo necesito–. Miró a Kara. –Así que gracias.

Cuando ella se movió para salir del podio, J'onn se levantó de un salto. –Espera un minuto–. Se inclinó y abrió la caja en el fondo del atril. Sonriendo, sostuvo un chip de sobriedad con el brillante número seis.

Lena lo tomó y agarró el chip con tanta fuerza que le dolieron los dedos. Cuando bajó del podio, la gente a su alrededor le dio unas palmaditas en los hombros; J'onn y Nia incluso la abrazaron.

Ella dejó que sucediera, ya no trataba de detenerlos con su control mental, a pesar de que en realidad solo había una persona que quería abrazar. Sus abrazos llevaron sus cuellos demasiado cerca de la boca de Lena para su gusto. Su boca se hizo agua reflexivamente, pero no fue demasiado difícil resistir la tentación, no con Kara en la misma habitación.

Finalmente, la multitud a su alrededor se dispersó, y Kara se paró frente a ella. –Buen discurso. Sabía que podías hacerlo–. Ella tiró de Lena en sus brazos, presionando sus cuerpos juntos desde las caderas hasta los hombros.

El hormigueo que atravesó a Lena, familiar pero emocionante, hizo que valiera la pena subir al podio.

–Estoy tan orgullosa de ti–, le susurró Kara al oído. –Pero tan pronto como lleguemos a casa, voy a ese comentario sobre chasquear los dedos.

Lena se rió y la hizo girar. –Cuento con ello.

Su toque •SuperCorp• auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora