Hola, me presento: mi nombre es Andrea Anacleto, tengo 17 años y vivo en Arizona. Mis padres... bueno, mi padre decidió que mandarme a un internado lejos de esta ciudad era la mejor solución para mi "enfermedad". Les contaré un poquito a que me refiero con esto, que no tiene nada relacionado con algo físico sino con algo mental, para mi papá el tema de ser bisexual es la enfermedad ¡más grave que existe! que necesita ser tratada de urgencia ya que no es algo normal ni algo correcto (para él).
El viernes pasado fui a una fiesta donde conocí a una chica, Fabiola se llamaba. Era la más guapa de todo el país, era pelirroja, sus ojos eran grandes y su sonrisa ufff para que decir, brillaba entre cientos de otras. Desde esa noche no nos separamos más. Nos acercamos tanto que nos contábamos todo lo que nos ocurría durante el día, nuestros anhelos, nuestros miedos y todo lo que fuimos ella y yo. Salíamos a todos lados y compartíamos muchos momentos juntas. Éramos muy felices. Pero toda este cuento de ensueño llegó a su fin el día que mi padre nos pilló dándonos nuestro primer beso en el baño de la casa. Fue en ese preciso momento en que las cosas se complicaron un montón y todo se vino cuesta abajo. No volví a saber nada más de Fabiola pues no me dejaban verla, ni salir, ni llamarla, ni siquiera poder expresarme contra lo que estaba pasando.
Una mañana mi madre entró a mi habitación, estaba exaltada, con los ojos llenos de lágrimas y apenas podía hablar porque la voz se le entrecortaba. Se acercó a mi y me entregó un sobre de papel que tenía en la mano. Sólo fue capaz de decirme "este ha sido tu padre, yo jamás hubiese querido algo así para ti" y se marchó.
Abrí el sobre y comencé a leer. La carta decía que había sido aceptada en el Internado de Hergueta, una ciudad pequeña de los Estados Unidos, muy lejos de mi hogar. Preparé mi maleta sin pronunciar palabra alguna pues sabía que si me resistía a ir la situación con mi padre empeoraría, aunque por dentro estaba enojada, dolida y no quería realmente nada.
A la mañana siguiente tomé mis maletas, caminé hacia la puerta, cuando me di cuenta que mi cuerpo estaba temblando. Salí de allí tratando de mantener la calma. El miedo invadía mi ser, se me hacía escalofriante alejarme de mi casa e irme a vivir a un lugar totalmente desconocido para mí. Me subí al auto que me llevaría hasta el aeropuerto, cerré la puerta, me acomodé y sólo puse mi canción favorita "Won't Go Home Without You" y dejé que las lágrimas corrieran por mis mejillas sin descanso hasta llegar al aeropuerto.
Una vez en el aeropuerto y luego de la larga espera del vuelo, subí al avión sin despedirme ni decir palabra alguna. Al llegar a Hergueta, baje del avión, me saque mis audífonos y me puse mis lentes de sol, fui por mi equipaje y me dirigí a la puerta que decía "Salida", al llegar había una señora, alta, rubia, pelo corto y ojos azules, a lo lejos se notaba su seriedad y que no nos llevaríamos para nada bien. Junto a ella había un señor de mediana estatura y cabello cano,
sostenía con su mano un cartel con mi nombre. Me dirigí hacia aquel hombre y dije que era yo. Se me acercó la señora rubia y me dijo "Hola, mi nombre es Sandra, Directora del Internado de Hergueta".Nos subimos al auto, era rojo y las puertas eran automáticas por lo que se abrían solas al acercarse a ellas, por dentro tenía un olor a vainilla y perfume de mujer que se asociaría fácilmente a un Chanel. Yo quede tan impresionada, mire hacia la directora y ella solo estaba con la expresión más amargada que haya podido ver jamás.
Controlando un poco mi expresión facial, me senté en la parte de atrás, saque mis audífonos y empecé a tararear la canción "MAPS", mientras veía por la ventana ese paisaje verde, los árboles, los cerros llenos de cultivos y animales. Me sentía en paz, la rabia se iba calmando, pero no desapareciendo. En ese momento sentí que alguien me estaba mirando y era la directora hablándome, yo solo hice un gesto de "si" ya que estaba con audífonos, entonces apague la música e hice que no entendí lo que decía, ella solo sonrió y volvió a su seriedad sin repetir nada de lo dicho anteriormente.
Volví a ponerme mis audífonos y a lo lejos veía una estructura muy grande, con rejas altas y gruesas, color gris, se veía viejo y tenebroso, realmente tenía miedo. Pero a medida que nos íbamos acercando mi rabia crecía más y más, solo quería bajarme del auto y huir.
Las rejas se abrieron, la Directora no cambiaba su expresión, sinceramente ni la conocía y ya no la aguantaba. Bajé del auto, la directora me dio la bienvenida y le pidió a una niña que estaba sentada en la banca del fondo que me acompañara y me presentara todo el colegio. La niña se llamaba Marlene, era pequeña de estatura, con trenzas y lentes, me miro y me sonrió, me dijo que partiríamos por ir a mi habitación que por milagro me tocó sola, porque
era lamentablemente la que estaba al lado de la Dirección y nadie quería ser escuchada por la directora. Por mi ventana se veía un jardín, que me llamaba muchísimo la atención, pero no tuve tiempo de verlo. Marlene me tomo del brazo para que alcanzáramos a ver todo. Dejamos mis cosas, y nos fuimos a recorrer el internado, me mostró donde estaban los baños, los horarios, el comedor y finalmente algo que me encanto, fue el Jardín de flores, había muchos tipos, Rosas, Amapolas, Claveles, Girasoles... Era realmente algo tan bello ante mis ojos.Ya era tarde, según Marlene la hora de irse a las habitaciones en día de Semana era a las 22:45pm y en Fin de semana a las 1:30am si es que no salías del internado. Llegue a mi habitación, después de un día largo viajando y recorriendo, me di cuenta que no había entregado los documentos, así que como dirección estaba al lado, decidí ir. Al llegar ahí eran las 23:00hrs, a lo cual la directora respondió; "no son horas de estar aquí, retírate, debes cumplir las normas, no corresponde que estés paseándote así por aquí, solo vete". No tuve oportunidad de explicarle nada, así que furiosa me fui a mi habitación y solamente me acosté a dormir, mañana era lunes, necesitaba descansar y era agotador tener que lidiar con la directora, me caía realmente mal.
Al día siguiente, desperté a las 6 y entrábamos a clases a las 9, me fui directo al baño para bañarme y poder salir de ese asunto lo más pronto posible antes que despertaran las otras, pero me di cuenta que yo era la única que no tenía baño en su habitación, esto hacía mucho más difícil tener ganas de estar en este lugar. Me fui al comedor y vi que había un café servido, no me gusta el café, pero estaba tan cansada y enojada que era peor verlo ahí y no haberlo tomado. Me lo lleve a mi habitación y abrí la ventana, puse la silla de mi escritorio y vi que estaba el jardín que tanto me gustó, era lo único bueno que tenía este tonto lugar.
Me quede ahí pensando, el café estaba frío y yo aún no me vestía, pero me gustaba estar sentada admirando el Jardín, las Amapolas me hacían acordar a Fabiola, la extrañaba tanto, pero no tanto como para decir que me enamoré de ella, solo eran recuerdos. Me levanté de la silla y me puse a ordenar mi ropa, mis cosas y hacer esta habitación mía, colgué algunos Póster que tenía de Bates Motel, Orange Is The New Black, Carol, Vis a Vis, Maroon5. Por fin el espacio era mío, me sentía a gusto, pero nada era mejor que estar en casa, extrañaba mi casa. Me quede mirando un poco más el jardín cuando en eso me golpean la puerta, era la Directora Sandra, exaltada o más bien molesta.
-¿No has visto la hora que es? Deberías estar en clases.- dijo la directora
Mire la hora y me puse nerviosa, realmente no pensé que fuera tan grave la situación. -Disculpe, no me había percatado de la hora, estaba ordenando las cosas de mi maleta para poder hacer más ameno este lugar-.
-¿Ordenando? Tuviste mucho tiempo ayer y ¿no lo hiciste?-.
Agache la cabeza un poco más avergonzada que al principio. -Es que...-
-Es que nada! Y qué hacen esos póster ahí? Sabes que está prohibido pegar cosas en las paredes de las habitaciones Andrea!, sé que eres nueva, pero por favor! Cumple con las normas-. Dijo con voz exigente.
Con un poco de enojo asentí a sus órdenes mientras ella salía de la habitación con prisa. Deje mis póster encima de la cama y me fui a clase, tarde.
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SERENDIPIA, no se brilla sin oscuridad.
Teen FictionAndrea Anacleto, una joven de 17 años, quién es internada en un colegio católico en la Ciudad de Hergueta, Estados Unidos. Ahí conoce a la persona que cambiaría su vida para siempre. Le enseñará a surgir, sufrir, pero también reír y amar. Por otro l...