Introducción

310 9 1
                                    

Narro yo:3

Los bellos cachorritos corrían de un lado a otro en el bosque, jugando y persiguiéndose entre ellos en un extraño juego que ellos mismos habían creado.

Con ya los 10 años cumplidos... nada podía detenerlos. Ni siquiera sus padres de todas sus travesuras.

Corrieron entre mordidas y empujones por la aldea, donde todos los habitantes volteaban a verlos enternecidos. Los cachorros reales habían crecido tan rápido... era como si hubiese volado el tiempo...

Los cachorros llegaron ladrando emocionados a su hogar. Entraron aún jugando un poco y tomaron su forma humana para ir en busca de sus padres. Uno de los cuales preparaba la cena y sus maletas, pues a la mañana siguiente partirian de nuevo a la ciudad.

-¡Appa Kookie! ¿Qué vamos a cenar? -preguntaron en coro sacándole una sonrisa a su padre.

-Pues... en la mañana preparé algo de carne y flores del bosque con su padre. Así que lávense rápido y bajen a comer -respondió su padre omega.

-¿Porqué flores del bosque? -susurró una de las omegas a sus hermanos cuando estuvieron subiendo a lavarse.

-No sé. A mi esas flores no me gustan -exclamó la otra omega con una pequeña mueca.

-Si. Son como las verduras en la ciudad -añadió su hermano omega.

-Tranquilos. Después de todo saben que si nos comemos las flores, Appa Tae nos comprará helados en la ciudad -sonrió el único alfa del pequeño grupo.

-¡Si! ¡Helado! -gritaron todos en coro. Antes de empujarse entre ellos y correr en otra carrera improvisada al lavabo.

Mientras tanto, el alfa acababa de llegar a casa luego de un largo y agotador día.

-Hola Kookie... -abrazó a su omega por la espalda y se relajó con su aroma.

-¡Tae! Ay me asustaste. No hagas eso Hyung, estoy sirviendo la comida... -exclamó el omega alejándose.

-Lo siento... -dijo el alfa con una pequeña risita.

-¡Appa! -bajaron los pequeños corriendo a abrazar a su padre alfa.

Éste sonrió y los abrazó a todos en un enorme abrazo de grupo.

-Vengan a comer todos. Ya está servido -dijo el omega observándolos con una sonrisa desde la cocina.

Todos corrieron a sus respectivos lugares. Si, todos. Tae corrió a su lugar porque enserio tenía hambre.

Comieron y charlaron durante la cena. Platicaron de cómo había transcurrido el día y del viaje del día siguiente. Y los cachorros se quejaron en voz baja de las flores del bosque, pero comieron todo sin dejar nada para obtener aquel preciado helado en la ciudad

Se dieron las buenas noches luego de comer. La pareja acostó a sus cachorros en sus respectivas camas y fueron a su habitación.

Se acostaron en la cama y el primer impulso del alfa fue abrazar a su omega, pero éste lo apartó.

-¿Ocurre algo Kookie? -cuestionó Tae angustiado. Su omega no solía rechazar sus abrazos.

-No Tae, sólo que antes de dormir quería hablar contigo de algo importante... -dijo el omega algo nervioso.

-¿Qué ocurre? -exclamó el alfa acomodándose en la cama.

-Lo que pasa es... que los cachorros ya cumplieron los 10 años...

El alfa sonrió.

-Si Kookie. El tiempo pasa muy rápido ¿No crees?

-Si. Tanto que cada vez falta más poco para el primer celo de los cachorros. Y me angustia no poder cuidarlos bien... es decir, no sé cómo debería actuar. A mi nadie me cuidó en mi primer celo, y en tu primer celo... pues, estuviste conmigo -concluyó algo sonrojado.

El alfa besó tiernamente su frente y rió bajito.

-No hay que saber nada realmente Kookie. Yo cuidaré de Soobin, el único alfa, y tú pasarás tiempo dándoles mimos y caricias a los pequeños omegas. No necesitan más... -afirmó Tae con voz relajada.

Kookie soltó un pequeño suspiro y pensó en lo que dijo. Tal vez tenga razón.

-Si. Tal vez no deba de preocuparme tanto. Tal vez sólo sea... -el omega se calló de golpe.

-¿Estás bien? -lo miró su alfa algo preocupado.

-S-si... -el aroma del omega se intensificó de pronto y empezó a llenar toda la habitación- C-creo que olvidé tomar mis pastillas...

Tae se congeló por un instante. Hace tiempo que no sentía la dulce escencia de su omega.

No perdió tiempo y lo abrazó con fuerza. Hundiendo su nariz en el cuello de Jungkook y aspirando su dulce aroma.

-T-tae... -exclamó Jungkook muy avergonzado y tratando de detener a su alfa.

Pero éste estaba empezando a besar, lamer y morder el cuello de su omega, deleitándose con su olor y con lo suave de su piel.

Besó apasionadamente los labios del omega antes de que éste reclamara algo más. Y poco a poco, Kookie se estaba dejando llevar.

El beso subió de intensidad. Tae se subió en Jungkook y siguió besándolo como si no lo hubiera echo en años.
Jungkook seguía debatiendo con su instinto para detenerse o simplemente continuar.

Pero unos ruidos extraños los interrumpieron.

-¿Q-qué fue eso? -exclamó Jungkook nervioso mirando en todas direcciones.

-De seguro el viento... -respondió Tae ya excitado y volvió a atacar sus labios. Pero Jungkook lo esquivó.

-¡No! ¿Y si pasó algo con los cachorros? -dijo el omega tratando de zafarse.

Pero no obtuvo respuesta. Tae había empezado a besar su cuello al no poder llegar a sus labios.

-T-tae... -suspiró el omega perdiendo nuevamente el control.

Pero nuevos ruidos se oyeron y Jungkook ya cansado empujó lejos a Tae.

-¡Basta Tae! ¿Que no ves que no quiero? -gritó el omega algo enfadado.

-Lo siento... es que tu aroma...

-¡Pues contrólate! ¡Los cachorros pueden estar mal y tú sólo piensas en ti!

-¿Qué? ¡Claro que no! El ruido vino de afuera. Por eso creí que...

-¡No Tae! ¿Y si les pasó algo?

Tae no dijo nada más. Hizo una mueca y soltó un fuerte suspiro.

Jungkook bufó molesto y se levantó bruscamente de la cama. Dispuesto a bajar a tomar sus pastillas y a revisar a sus cachorros.

Tae soltó otro suspiro, que luego se convirtió en un gruñido y luego en un quejido.

Su pecho había empezado a dolerle horriblemente. Se le empezó a dificultar la respiración y la vista empezó a fallarle.

Se asustó

¿Qué le estaba pasando?

Llevaba tanto tiempo con esos extraños ataques, y aún no sabía lo que significaban. Tampoco había dicho nada pues no quería preocupar a su familia.

Estaba seguro de que sanaría pronto.

-Sólo es cuestión de tiempo... -se repitió de nuevo.

Con voz débil y sintiéndose muy mareado. El dolor paró y cayó profundamente dormido.

¿Realmente es cuestión de tiempo?

¿Porqué me amas? [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora