Capítulo VI: Cayendo

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Abrí un ojo con lentitud, mientras aun podía sentir sus labios contra los míos en un suave beso. Los dos agente de la CIA ya estaban lo suficientemente lejos, pero aun Avi seguía besándome, despacio, como si no quisiera hacerme daño.

Me sentía tan cómoda, volvía cerrar mi ojo, dejándome arrastrar por la magia del momento, aunque sabía que solo era una estrategia para no ser descubiertos.

Podía sentir como sus manos se habían posado delicadamente en mi cintura, acariciando levemente mi costado, pero aun así no sabía que estaba haciendo. Sentía la fuerza de Jake moverse a nuestro alrededor, estaba molesto, muy molesto pero no podía hacer nada, si lo hacía nos descubrirían y él no quería eso.

Con cuidado, Avi se separó de mí sin dejar de clavar sus preciosos ojos en los míos. ¿Sus preciosos ojos, Alice? ¿¡Sus preciosos ojos!? Demonios niña no te enamores de él. Mi conciencia se esforzaba por recordar cada estúpido pensamiento romántico que aparecía en mi mente. De solo volver a pensar lo que había pensado, una corriente eléctrica recorrió mi espalda.

-¿Se fueron? –pregunté con un hilo de voz lo que era obvio a los ojos de los dos. –Sigamos –susurré, no puedo negar que ese beso me había dejado sin aliento, me había tomado totalmente por sorpresa. Me separe de él con tanto de brusquedad, dentro de mi cabeza se estaba librando una batalla campal por culpa de aquel beso.

Avi se aparto de mí sin decirme nada, solo se limitó a recoger su mochila del suelo, colgársela al hombro y seguirme

***

Esto de tener a la CIA pisándote los talones, esperando cualquier movimiento en falso para atraparte es realmente agotador. Desde que logramos eludir a los agentes no habíamos parado de andar, hacia un par de horas que no nos parábamos ni siquiera a respirar.

-¿Estas muy cansada? –la voz de Avi me quito de mis razonamientos de un solo golpe. No había cruzado palabra desde que salimos del dentro de la ciudad.

-Sí, un poco. ¿Tu?

-Si también lo estoy, pero creo que deberíamos llegar al bosque y encontrar un lugar seguro. –Tenía razón en un poco tiempo más oscurecería y necesitábamos un lugar donde refugiarnos. Estaba claro que ya no podía ser dentro de la ciudad, la CIA y la policía iban tras nuestros pasos, en el bosque sería más fácil esconderse. –Tomemos aquel callejón, si mis cálculos no fallan debería dar hacia un terreno vacío y luego hacia el bosque.

-Está bien –respondí.

Seguimos avanzando entre viejas casas y edificios en su mayoría deshabitados, para cualquier persona que huyera aquel lugar era el paraíso para esconderse, pero para nosotros no, nosotros éramos diferentes.

Entramos en el callejón, mi espalda dolía levemente por el peso de mi mochila. Era pequeña, pero estaba bastante pesada. Tras nosotros, el sol comenzaba a ocultarse lentamente, sinceramente me sentía mucho más segura de noche que a plena luz de día, en la oscuridad puedes ocultarte con mayor facilidad.

La escena de aquel beso empezaba a reproducirse como por octava vez en mi mente, yo volvía a dejarme caer en mis pensamientos cuando un ruido me obligo a salir de ellos. Gire mi cabeza con rapidez, al igual que mi cuerpo para ver de dónde provenía. Aquel sonido lo conocía perfectamente.

Avi seguía avanzando sin percatarse de la situación, con lentitud lleve mi mano derecha hacia mi espalda, a tientas mis dedos buscaron el frío metal del arma que llevaba escondida en el borde de mi pantalón. Cuando logre tocarla, con cuidado la saque y comencé a retroceder tratando de localizar el punto exacto en que se encontraba. Con la pistola en alto, apuntaba alternadamente a los posibles lugares de dónde provino el conocido chasquido de un arma cuando se prepara para disparar.

Conexiones peligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora