✾❁Desconocido❁✾

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Anoche no logré convencer a Mikuo de adoptar una mascota, por más que insistiera en el asunto no quizo, me siento tan triste y deprimida por no poder adoptar a ese gatito y regalarle una pequeña pero hermosa familia, me siento una inútil. Muevo lentamente mis piernas logrando acomodarme mejor en mi suave cama.

—¡Lo tengo!—Me siento de golpe sobre mi cama—

Rin podría adoptar al gatito, es cierto que ella tiene 3 gatos, pero no veo el por que uno más le afecte en algo, sintiéndome satisfecha por mi gran idea decido revisar mi teléfono.

—¿Eh?...¡¿HOY ES SÁBADO?!

No tenía idea, confundí el horario, me remuevo el cabello agresivamente, estoy estresada, se supone que hoy era viernes, ¿Cómo pude confundir algo así?, suspiro y maldigo para mis adentros, me levanto de la cama y me voy directo al baño a cepillar mis dientes, agarro mi cepillo al igual que la pasta de dientes y procedo a exprimir con cuidado el objeto que se encuentra entre mis manos, le añado presión logrando sacar la pasta que se encontraba en el interior del envase, lleno un poco el cepillo con el líquido espeso y finalmente comienzo el trabajo de asear mis dientes y boca.

Me entretengo mirándome al espejo, sin duda me parezco a mamá, cada una de mis facciones en la cara, es muy doloroso saber que no me quiere y que trató de matarme, al final nos dejó solos, a Mikuo y a mí, no sabemos nada de ella, ni donde vive, ni siquiera si sigue con vida, lo mismo sucede con nuestro padre. Al final mi hermano mayor cuando cumplió cierta edad que le permitiera buscar un trabajo, no lo pensó ni 2 veces y comenzó con un trabajo de medio tiempo que nos ayudaría a mantenernos económicamente por lo menos un poco.

Una vez que término de lavarme los dientes bajo las escaleras para comer algo, muero de hambre, me amarro el cabello en una cola alta y luego abro el refrigerador, siento un pequeño escalofrío cuando el aire helado que contiene hace contacto con mi pálida piel, mi mirada se posa en las variedades de frutas, pero me llama la atención un vaso de leche, mi ceño se frunce al saber que Mikuo se le olvido tomarselo, agarro el vaso y cierro el refrigerador evitando que el aire helado se salga de este.

Antes de beberlo una imagen del gatito de ayer pasa vagamente por mi cabeza, a los gatitos les gusta la leche, ¿Debería ir a dejarsela?, es sábado y dejar la casa sola no sería buena idea, pero aún así...necesito ir.

➹♡➷

He pasado por la tienda comprando una cajita de leche solo para él o ella, aún no sé exactamente cual es su género, solo espero averiguarlo.

Todo el camino no he parado de pensar en el gatito, solo espero que este bien y que nadie más lo este molestand@.

Finalmente cuando ya veo los arbustos apresuro el paso, no quiero esperar más y acariciarle su pequeña cabecita, me adentro en el Interior de los arbustos pero me detengo a la mitad cuando logro visualizar una sombra masculina tocando al gatito, en silencio me acerco un poco más, quiero asegurarme de que no lastimen al mínino.

Mis ojos se abren de par en par, es un chico, ¿Acaso él conoce al gatito?, lo miro más detalladamente, es alto, delgado, cabello corto y de un color azul, piel pálida y color de ojos azules que hacen juego con el color de su pelo, admito que su físico me atrae mucho, pero no es momento para pensar en cosas así, dándome cuenta de que ya lo he mirado más de lo debido estoy segura de que tengo la cara completamente roja.

Tal parece que el gatito no tiene miedo de su precencia, pareciera como si se conocen de toda la vida, es mejor dejarlos solos, por lo menos sé que el pequeño gatito se encuentra bien.

Mi SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora