Capitulo 16

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No me di cuenta en qué momento nos quedamos dormidos.
Abrí  los ojos de apoco en poco, la luz del día comenzaba a colarse por las puertas que daban al balcón. Talle  mis ojos con mis manos como si eso me ayudara a despertar aún más. Sentí  un peso extra en mi cintura, la mano de Zeth descansaba ahí. Los recuerdos de lo que había pasado me llegaron de golpe.

Zeth besándome, el tocando mi cuerpo, haciéndome gemir de placer, nuestra respiración agitada, el dolor que me provocó su invacion en mi cuerpo y esa mordida  sádica que no me molestó.

Sentí  sonrojarme  y con mis manos tapé mi cara. No me arrepentía, claro que no, pero si me daba un poco de pena volver a mirar a Zeth después de como conoció cada parte de mi.

- Te amo.- La voz ronca de Zeth en mi oído envió una corriente de electricidad a todo mi cuerpo.

Pegó  su cuerpo al mío, su pecho con mi espalda y una sonrisa se escapó de mis labios.

- Y yo a ti.- Lo dije en apenas un susurro.

Los labios de Zeth dejaban pequeños besos en mi nuca erizado cada bello de mi piel.

- No sabes cuánto soñé escuchar eso de tus labios.- Lo dijo aún sobre mi piel.

Recosté mi espalda sobre el cómodo colchón y el rostro  de Zeth me recibió con una sonrisa cargada de ternura, yo se la devolví.

- ¿Sabes? Me encanta cuando tus mejillas se tornan de ese color.- Me sonroje aún más si eso era posible.- Y me encanta aún más cuando soy yo quien lo provoca.

Puso su mano en mi rostro y con su dedo pulgar acariciaba mi labio inferior deliniendolo lentamente. Sus ojos puestos en lo que hacía.
Después me beso, un beso suave, lento. Rompió el beso dejando su frente sobre la mía.

- Desearía quedarme aquí todo el día, pero debo arreglar todo para la ceremonia.- Yo solo asentí.- Pero te lo recompensaré.

Me guiñó un ojo y yo sabía a lo que se refería. Le sonreí y él a mi. Se levantó de la cama pero antes depositó un rápido beso en mis labios. La desnudez de Zeth invadió mi vista, era tan perfecto y no tenía ningún tipo de pudor conmigo. Pareciera que estaba muy seguro de sí, y tampoco tenía de que avergonzarse.

- Si sigues mirándome así mandaré al carajo los deberes y te follare todo el día, por toda la habitación.- Abrí  mis ojos como platos al escucharlo, su sonrisa divertida.  Aún que la idea no me molestaba pero no se lo diría.- Tengo veinte minutos para bañarme, talvez si me acompañas...

Dejo las palabras en el aire, pero yo le entendí muy bien. Me levanté lentamente envolviendo mi cuerpo con las sábanas y caminé en su dirección. Él  me miró y sonrió mientras me quitaba la sábana y la tiraba al suelo.

- No nesecitaras esto.- Sus ojos recorrieron mi cuerpo.

- Tengo frío.

- No te preocupes pequeña, en un momento sentirás demasiada calor.- Su sonrisa se ensanchó. Me levantó de la cintura y yo enrrolle mis piernas alrededor de sus caderas y solte una risita mientras se metía conmigo a la ducha.

Después de la ducha, una que duró más de los veinte minutos que prometió Zeth. Estaba ya sentada en uno de los sillones de la habitación, estaba aburrida y no sabía que hacer exactamente, una idea cruzó por mi cabeza. Desde que regrese de Brasil no había visto a mi padre, me levanté de prisa y busqué en el armario unos zapatos cómodos para salir hasta que el sonido de la puerta me hizo sacar la cabeza para saber quién era.

- ¿Hija?.- Reconocí  la voz de papá. Salí enseguida.- ¿Estas aquí?

- Si papá, justo iba a buscarte.- Abrace a mi padre sobre la silla.

Una Simple Y Débil HumanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora