Capítulo 2

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Midas hora estándar: 1350 horas. Área 1, Lhasa.

El aire era sofocante. Las nubes se alternaban entre hollín y negro, sellado por el horizonte. La humedad arañaba la piel.

Nunca tenían fin los ruidos que salían de Midas. La ciudad nunca dormía.

Todo el mundo en Midas trabajaba para los barrios de placer, saboreando los caprichos y los vicios de los que venían de mundos externos. Nadie pensaba en esta como una jaula colosal, o esta vida, como servidumbre.

En el centro de Midas solo dos plazas circulares de las seis calles irradiaban el sol. Guy había puesto sus pies por sus conocidas calles para cortesanas y prostitutas. La calle era conocida - quizá oficialmente, tal vez no - como ―la jaula de grillos.‖La clase alta, las clases bajas, masculinas o femeninas se obtenían aquí y atendían cualquier imaginable deseo sexual.

Una jaula de grillos que se autogobernaba; las enfermedades eran desconocidas. El sexo estaba en todas partes. No había culpa o vacilación asociada con la compra de la misma. Siempre y cuando respetaran las reglas de Midas, ningún vicio, no importa cuán decadente fuera, veía la luz del día. El dinero se encargaba de todo.

Guy se dirigió rápidamente a una calle lateral, más allá de una intersección y en un laberinto de edificios tan denso que la luz del día nunca vio el suelo. Era sólo debido a que aún era de día que estas calles laterales eran aceptables: en la oscura noche descender, incluso para Guy era como para tomar un atajo.

Guy vio una figura sombría adelante y ralentizó su paso.

―¿Qué está pasando?

Sid se dio la vuelta con cansancio e hizo un gesto hacia el edificio delantero con la barbilla ―Han sido cinco días. Lo juro, es probablemente pura mierda‖.

―Quizás‖ Guy respondió en voz baja, contrario completamente con las emociones que corrían a través de él.

Riki fue visto en el Área I.

Hubiera sido fácil descartar esto como un rumor.

Pero había algo en lo visto en Apatia - que era demasiado como para ignorarlo. Si era alguna gran broma práctica o sólo un rumor – era lo giraba en la mente de Guy.

A través de la información de Lavi, Guy y los otros sabían que Riki estaba ocultando algo, no todo era como parecía.

Guy lo sintió profundamente. Los tres años convirtieron a Riki en un muro infranqueable.

Guy y Sid estaban frente a Apatia, ante edificios imposibles de alcanzar, en lo que bien podría ser una pista. Cuatro de ellos se habían turnado en la ronda de vigilancia, en busca de cualquier señal de Riki.

"Vamos a tomar tres turnos de una hora y veremos lo que podemos encontrar"

Nadie se opuso a la propuesta de Guy. Ni siquiera Luke, quien siempre se quejaba de todo.

De 1700 a 2000, era el turno de Guy de vigilar.

―Estás bien, ahora.‖ Guy le dio unas palmaditas en el hombro a Sid.

―Sí... Bueno, me quedaré un rato para charlar.

―Si quieres.

Treinta minutos pasaron. Guy encendió un cigarrillo.

Sid comenzó a levantarse.

Fue en ese momento...

―Hey.‖ susurró Guy. ―Ese es Riki.‖ Esas palabras estaban cargadas de significado.

Riki surgió de una puerta, en su habitual ropa de mestizo a las afueras de Apatia. Inconsciente de los ojos que lo observaban, salió a la calle.

―Andando.

Guy tiró el cigarrillo encendido a la distancia y comenzó a caminar.

La noche era pesada en los barrios bajos.

A diferencia de Midas donde el mar de luminarias holográficas era interminable, la oscuridad devoraba todos los rincones de Ceres después de la puesta del sol.

Lo que quedaba de Bison lleno el lugar de reunión de Kelly's esta noche, como todos los demás durante el último mes, después de haber terminado de trabajar en la tienda estaban por completo sumidos en estudiar minuciosamente las imágenes de Riki mapeando todos sus movimientos en la holopantalla en la pared.

―¿El actualmente vive en Apatia?‖ Silbó Sid.

Norris reflexionó, ―Me pregunto quién lo está manteniendo‖, lo que le valió un codazo en las costillas de parte de Sid.

―Me gustaría escuchar la historia de cómo sucedió eso,‖ dijo Luke, sin pensar en la expresión de Guy. ―La seguridad debe ser de primera clase.‖

La dura mirada de Guy grababa a fuego lo de la holopantalla. ―¿Escáneres biométricos?‖

―Si sólo fuera así de fácil.‖ Las huellas digitales de Riki, el registro de la retina estaban grabadas en un archivo. Todo lo presente en la habitación estaba repleto de medidas de seguridad, con el impulso de los aerobikes entrar era relativamente seguro.

―¿Y ahora qué?‖.

―Él solo se va una vez por semana. Eso deja forzar la entrada como única opción.‖

Habiendo observado a Riki de forma continua durante un mes, conocían su horario completo.

Riki dejaba su residencia los miércoles en la tarde por un día hacia una farmacia a corta distancia, solo para volver tarde por la noche. Nadie tenía una idea de lo que pasaba allí, pero Riki ciertamente no tenía un trabajo a tiempo parcial y nadie de Apatia tendría nada que hacer en la superficie con un negocio en decadencia.

La incongruencia golpeó a todos los presentes.

Sobre el día en que Riki iba de visita, hacia un breve reconocimiento de la tienda en una única plataforma entre baratos suplementos, era algo increíblemente aburrido. Ciertamente la farmacia no hacia parte de sus ingresos. Entonces, ¿qué estaba haciendo allí Riki?

Nadie tenía una respuesta. La única cosa cierta era que Riki gastaba una cantidad excesiva de tiempo en la propiedad todos los miércoles sin falta.

―La interrogante era la primera línea de seguridad de entrada y salida.‖

Todos los condominios eran iguales: las salidas no presentaban ningún desafío, pero la entrada tenia numerosas dificultades. Para un congresista de Apatia, la seguridad era doblemente reforzada en varias magnitudes.

―Entonces, ¿cómo conseguimos el código de acceso de un residente?‖

―¿Quieres decir un fragmento?‖

―Sólo el propio código.‖

Las multitudes en Midas siempre cubrían. No había problema acercarse a un objetivo. Las hembras en Midas eran la mejor oportunidad; la despiadada eficiencia de las Fuerzas de Seguridad de Midas aprehendía delincuentes y a veces se dejaban llevar por la complacencia relativa en las calles.

―Entonces vamos a hacerlo.‖

Estaban en una urgencia mortal. Romperlo y quedar atrapado no era una opción. El terminar como Kirie - donde quiera que estuviera – en las manos de las Fuerzas de Seguridad de Midas debía evitarse a toda costa.

El objetivo era Riki. Esa era la emoción más allá de las carreras de aerobikes a máxima velocidad.

Al final de eso, existían preguntas que responder, no importaba como.

Con ese pensamiento, Guy cortó la energía de la holopantalla. 

Ai No Kusabi - Vol. 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora