Capítulo 6

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Midas. Área, Sasan.

Ese día, la sala de control de la terminal de contenedores de los bajos mundos era un hervidero de emociones.

Debido a las tormentas magnéticas en el oeste del cuadrante del sistema Galan, la mayoría de los viajes en la cubierta espacial hacia el exterior se había retrasado en cierta medida. Esto incluía a los buques de carga no registrados de los bajos mundos.

Katze no podía ocultar su irritación.

Comúnmente Katze nunca mostraría una pizca de emoción, pero su molestia se esparcía y llenaba el aire de tensión.

Riki, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo, miraba fijamente al mundo exterior desde una de las ventanas. Midas exhalaba iluminación, pero por encima de la tormenta magnética de Amoy envolvía los cielos en auroras.

―Haré algo, verdad.‖ Molesto, Katze cortó el enlace a la red neuronal.

―¿Esto significa que no tenemos nada esta noche?‖, dijo Riki, girándose.

―Todo se retraso debido a la tormenta magnética. Tres días perdidos‖.

―Todo se ve lindo desde aquí.‖

Riki observó las auroras. La iluminación artificial era calculada, un encanto intencional a los sentidos, pero apreciar la luz natural daba vida, y cambiaba su apariencia como tal. Ya no se aburría con eso.

Incluso los turistas de Midas debían pensar que era una sorpresa. Por supuesto, estaría incluida en esa visa que expiraría como resultado de la demora y enfrentaría las incomodas preguntas.

―Mientras continúa esta tormenta, todo se complicará.‖ Katze miró la aurora.

―No se puede luchar con la naturaleza, Katze.‖ dijo Riki con sarcasmo.

―Haremos lo que podamos. Necesito sacar este envío de la estación de Largo lo antes posible.‖

Riki se acercó a la mesa de Katze, muerto de aburrimiento. ―Iré a Largo, me tomará sólo la mitad de un día por Servicio de Transporte Aéreo‖.

―No tu.‖ Katze lo interrumpió de inmediato. Riki frunció sus labios. ―¿No vas a dejar que la cadena de mi correa se estire tan lejos?‖

Katze lo miró por respuesta.

La verdad era que la correa se extendía hasta Katze y no tan lejos como él quería. No importaba cómo se lo preguntara. Riki no tenía la libertad de ir a algún lugar ni hacer nada.

―Haz el trabajo que te he asignado.‖ Katze le señalo una página digital y un enlace de datos desde un cajón.

―Lo tengo, jefe.‖ Riki se lo arrebato del escritorio.

Katze ni siquiera parpadeó.

No es divertido, pensó Riki. Mientras él quería trabajar lejos de Katze, no estaba obteniendo nada de eso.

Riki se marchó.

Nivel subterráneo. Zona de mantenimiento de contenedores.

Los contenedores estaban apilados sin un milímetro de espacio entre ellos en toda la extensión que el ojo podía ver.

La única forma de cruzar este espacio era a través de una aerogrua rápidamente yendo y viniendo, a través de la zona.

Después de pasar por el chequeo de identificación, Riki atravesó la zona de control. Sin un sistema de navegación automatizado desde el panel de control, sería fácil perderse.

Ai No Kusabi - Vol. 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora