Capítulo 16

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Candy corrió hacia Albert y lo abrazó fuertemente:
-¡Bert! Oh por Dios por qué no me avisaste que vendrías.

-Quería darte una sorpresa Candy.
Albert respondió al abrazo de Candy y olvidando los dos que estaban con compañía.
Ambos rubios se miraban y había un brillo especial en sus ojos.
El padre de la rubia carraspeó y ambos se ruborizaron.

Albert pidió disculpas por su comportamiento. El señor Leroux sonrió y pasaron al comedor y compartieron la cena entre risas e historias.
Después de la cena pasaron a la biblioteca ahí Albert ante Candy y sus abuelos pidió al padre de la rubia su permiso para cortejarla a lo cual respondió que sí.
Candy lloraba de la felicidad que su relación con Albert era oficial.

Brindaron por la noticia.
Ambos rubios quedaron de acuerdo de verse al día siguiente.

Chicago

La tia abuela regresó a la mansión Giselle la acompañaba para que no se sintiera tan sola. Ambas mujeres estaban tomando el té cuando entró Eliza saludando muy efusivamente a la tía abuela y a Beatriz ésta última hizo un gran esfuerzo para continuar con la farsa.

Eliza hablaba sobre temas superficiales ambas mujeres se miraron entre sí.
Eliza se marchó media hora después. Elroy decidió escribir una carta para Albert, era hora de actuar.

Cuando terminó de escribirla llamó a George y le dio las indicaciones de enviar esa carta con documentos que debía enviar a Albert a Francia. También le solicitó a George que prepara todo para viajar a Francia ella; Beatriz los  chicos y él. Ella se encargaría de hablar con los padres de Annie y Patty para que los acompañara.

Francia

Albert llevó a Candy a un hermoso parque ahí conversaron.
Después fueron a un restaurante y ahí Albert le entregó el obsequio que le enviaba la tía abuela al abrirla se encontró con una hermosa gargantilla  de esmeraldas.
Candy se quedó  asombrada por el regalo de la tía. Alber le ayudó con la gargantilla.
Regresaron a la mansión Leroux se despidieron y Albert regresó al hotel, cuando llegó le entragaron la correspondencia le llamó la atención la carta de la tía abuela.

Al llegar a su habitación se sentó y empezó a leer la carta. Estaba leyendo otros documentos cuando tocaron la puerta se levantó y al abrir la puerta el empleado le entregó un telegrama con caracter urgente dio las gracias y empezó a leerlo:
Llegaremos a Francia cerca de dos semanas. Atte. Elroy Ardley.

Albert pensó Llegó la hora.

Continuará...

La Dama ArdleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora