Capítulo 21

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ADVERTENCIA... NO APTO PARA MENORES...

Albert y Candy seguían en su universo ambos olvidaron el mundo exterior para recordar cuando vivían en el departamento.

Un día Albert la llevó a un lugar hermoso donde una cascada escondía una cueva. Almorzaron en silencio. Después Albert la abrazó y empezó acariciarla, Candy respondió a sus caricias y besos en pocos minutos ambos estaban desnudos.

Albert bajó su rostro a los hermosos pechos de Candy con delicadeza empezó a besarlos y mordisquearlos mientras sus manos acariciaban los muslos de la rubia.

Empezó Candy a gemir de placer, Albert a besar a Candy descendió hasta hasta su vulva y poco a poco empezó a besarle los pliegues, con su lengua inició un hermoso baile  al estimular ese hermoso botón que la hizo ahogar un gemido de placer.

Levantó su rostro y observó que estaba lista volvió a su lugar de placer y la rubia tuvo un orgasmo increíble Albert se deleitó en recibir en su boca su humedad, pasado el momento se acostó a la par de ella abrazándola y besando su cabello.

Ambos estaban bajo la sombra de un árbol recuperando fuerzas y llegó el turno de la rubia de agradecer a su marido.

Candy empezó a besar el pecho de su príncipe poco a poco fue besando sus pectorales y mordisqueando las tetillas. Albert gemía de placer quería tomar a Candy ahí mismo y tenerla bajo de él y perderse en su verde mirada. Pero la pecosa tenía otro plan; continúo bajando al vientre de su marido y poco a poco descendió hasta llegar a su miembro masculino.

Comenzó acariciarlo con sus manos y después empezó acariciarlo con la punta de su lengua esto tomó por sorpresa al rubio y al mismo tiempo deseaba que no se detuviera; Candy de reojo observó que la mirada de Albert era tormentosa y apasionada. Ella poco a poco introdujo ese pene dentro de ella y empezó a moverse en forma lenta mientras que su marido también la ayudaba con los movimientos.

Poco a  poco el ritmo fue aumentando hasta que los dos llegaron al clímax ambos se besaron y ahogaron un grito de placer.
Cuando recobraron fuerzas Albert la llevó en brazos a la cascada ahí nadaron un buen  rato y fueron a la cueva a seguir su danza de amor.

Pasaron varias horas en ese lugar salieron de  la cueva y se quedaron tendidos debajo del árbol desnudos y abrazados.

Continuará...

La Dama ArdleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora