Capítulo 29

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Albert disimuladamente reunió a su familia y dio la mala noticia la tía se desmayó y la llevaron al hospital.

Los duques, los Leroux y Giselle fueron al hospital para acompañar a Stear y Archie. George se quedó con Albert le ofreció um poco de whisky y se lo tomó de un solo trago.

Cuando secuestraron a Candy uno de los guardaespaldas observó que un par de hombres llevaban una persona desmayada e identificó que era Candy. Discretamente paró un taxi y le pidió al chofer que siguiera el auto con discresión.
Observó donde la llevaban.  Le dio indicaciones que buscara al señor Ardley anotó la dirección y que fuera urgente. El pobre chofer manejó a toda prisa hasta el hotel. Albert estaba con George y su suegro en una oficina privada.

Tocaron la puerta y el gerente comunicaba que buscaban al señor Ardley dio la orden que pasara. El chofer saludó y entregó el mensaje.

Albert se levantó y leyó el mensaje inmediatamente le pidió a George algunos hombres para ir por Candy.

Cuando llegaron los esperaba el guardaespaldas y les explicó donde se encontraban.
Idearon un plan para rescatar a Candy.
Entraron y lograron atrapar a los secuestradores.
Lograron encontrar a Candy todavía estaba inconsciente Albert la llevaba en brazos y se dirigió al hospital.

En cuanto llegó pidió una camilla el doctor que estaba de guardia corrió junto con dos enfermeras y la llevaron adentro para realizarle los exámenes.

Albert estaba demasiado tenso como para fijarse que su suegro, los abuelos de Candy y sus sobrinos estaban con él. Stear lo llamó y levantó su rostro al verlos se derrumbó y Stear lo abrazó.
Lloraba como un niño pequeño e indefenso no soportaría su vida sin la mujer que ama. Se sentía culpable por lo que le pasaba a Candy.

El médico preguntaba por los familiares de Candace Leroux Albert le dijo que era su esposa.

Le explicó que estaba bajo los efectos del cloroformo y debía estar en observación por dos días por el bienestar de los dos.
Albert se quedó estático ante las palabras del médico.
-¡Un hijo! Un fruto del amor de ellos dos. Dios no puede ser.
-Si señor Ardley apenas tiene cerca de dos meses.
-Doctor puedo verla.
-¡Claro señor Ardley la enfermera lo llevará!
El médico se despidió y Albert seguía a la enfermera los demás lo siguieron y se quedaron afuera mientras que estaba con Candy.

Estaba bellísima así dormida. Se acercó y tomó una de sus manos.
-Candy... amor no me dejes mi vida sin tí no tiene ningún sentido.
Lloraba desesperado.

Candy estaba recobrando el sentido, y escuchaba unos sollozos.

Abría los ojos lentamente. En un susurro lo llamó:
-Albert...
Albert seguía llorando y escuchó la voz de Candy muy débil que lo llamaba.
-Albert... Albert....

Albert  alzó su cara y unos ojos verdes lo miraban
-Albert... ¿dónde estoy? Lo último que recuerdo fue que salía del tocador.
-Shhhh.... pequeña no te esfuerces. Amor mío tranquila. Ya todo pasó.
Iré por el médico.

Albert salió y le pidió a sus sobrinos que cuidaran la puerta las abuelas entraron para estar con Candy.

El médico revisó a Candy y salió a comunicarles que estaban fuera de peligro los demás estaban extrañados. Albert les comunicó que iban a ser padres.

Estaban felices Albert se disculpó y entró al cuarto. Candy estaba despierta y Albert la abrazó y la besó.

-Candy... pensé que te perdía.
-Albert amor... calma ya estoy aquí...contigo.
-Corrección... están aquí conmigo.
-¿Qué tratas de decirme Albert?
-Vamos a ser papás.
Candy lloraba de la felicidad y abrazaba a Albert.

Continuará...

La Dama ArdleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora