Capítulo 25

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Un mes pasó rápido y Candy estaba en el barco contando los días para llegar a Chicago.

Albert continuaba con los negocios de la familia. Su pensamiento estaba en Candy.
"Candy.... amor te extraño tanto...cuento los días para verte... y sin embargo... tengo que disimular..." Suspiraba para no distraerse.

George observaba en silencio a Albert sabía lo que sufría.

Dos días después el barco llegó a Nueva York George esperaba a los Leroux discretamente se fueron en un automóvil negro que no llevaba la insignia de los Ardley. Los duques de Alba comunicaron que ellos llegarían después de resolver un asunto en España.
Los Leroux se hospedaron en la mansión Ardley en Nueva York. Candy habló con George preguntando cómo estaba Albert y la tía. George le explicó  que se encontraban bien.

Pasaron en Nueva York dos semanas, luego se dirigieron a Chicago.
Todo estaba listo en la mansión para anunciar el compromiso de Albert.
Los Leroux se alojaron en una mansión de los Britter la cual con la colaboración de los O'Bryen estaba lista ambas familias escogieron personal de mucha confianza para atender a los Leroux.
Días antes fueron informados que trabajarían en conjunto para atender a esta familia.

Albert contrató un grupo de guardaespaldas para la seguridad.

Los Leroux llegaron a la mansión. Cuando entraron se encontraron a la tía abuela y a los demás. Candy corrió a saludar a la tía abuela y a Giselle. Después saludó a los chicos y también a los Cornwell, Briter y O'Bryen.
Pasaron al comedor donde disfrutaron un almuerzo.
Candy preguntó a la tía por Albert y le sonrió llevándola a un saloncito para hablar ahí charlaron cerca de 10 minutos. La tía le dijo que regresaba en un momento Candy volvió a mirar hacia el jardín y empezó a llorar, Albert no llegó... su corazón se rompía en mil pedazos.

No se dio cuenta que alguien había entrado; y se encontraba detrás de ella.
-Eres mas linda cuando ríes que cuando lloras...
Ahí estaba Albert  se volteó y ese brillo en sus ojos volvió....
-Albert.... estás aquí.
¡Oh amor te extrañé tanto...! Susurró mientras iba a sus brazos.
Albert la rodeó con sus brazos y la besó...

-¡Candy no sabes cuánto te he extrañado! Le decía Albert.
Puso su frente contra la de ella se quedaron unos minutos en silencio disfrutando el momento.

Después de un rato, salieron del salón de la mano...

Continuará...

La Dama ArdleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora