EPISTEMOLOGÍAS ARTIFICIALES: Niños Malos. Parte 16

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Un trillón de años antes

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Un trillón de años antes...

Por la cueva de metal entran los niños-juguete: n y fvogelfit. Van cogidos de las manos, fvogelfit, pequeño pero fuerte, bellamente proporcionado como un saludable cachorro de guerrero, un ingrediente viril enhieste su aún infantil constitución, serena y segura. Detrás de él, su nuevo amigo n, es tullido, tembloroso, enjuto y de huesos delgados, casi ciego de un ojo y algo ido, sin embargo guarda un secreto. Fvogelfit lo ayuda pacientemente. Fvogelfit tiene es simple y puro sus emociones son elementales pero buenas, estas se asoman en su juguetona mirada. Tan distinta a la complejidad melancólica de n. vfogelfit pasa de una epitelial alegría, al interés visible, y a veces a lagrima fácil. Hablaba francamente y a veces irresponsablemente, n básicamente calla, su padre adoptivo, Petrock también era un ser bondadoso y permitió a su hijo-juguete ser feliz.

—¡Ni sospechabas que existía algo así!, no sabes mucho del mundo —dijo fvogelfit emocionado de sorprender a n— debes prometer no contar nada —e indico a n como levantar la mano para hace una promesa, tan solemne como infantil.

Unas opacas y lejanas explosiones, enmarcaban su caminar, remotas luchas que nadie comprendía.

El distraído fvogelfit conocía bien las calles, esa ciudad que ocultaba en sus laberintos, huecos para que todos se perdieran, menos él. Había logrado ser diestro en el arte de sobrevivir entre esa inconcebible geometría de cemento y quería ayudar a sobrevivir también a n, había mucho que enseñarle, este día le mostraría algo nuevo. Algo que ni siquiera su padre Petrock sospechaba que existía.

Los diminutos amigos se filtraron como la fría oscuridad por entre unos edificios retorcidos, fvogelfit llevaba por primera vez a n a una secreta reunión de niños-juguete, fvogelfit se ha dibujado unos bigotes en su labio superior lo que acentúa su prematura madurez, y pinto en n unas canas, pero este no perdió su escuálido aspecto, ambos vestían como adultos formales y acartonados pero sus rostros emanan las ternuras de la niñez, sus modales y miradas trataban de ser de hombres no de niños, todos los niños-juguete tenían esa obsesión, nada se anhela más que lo imposible y ellos anhelaban ser adultos, pero siempre serían niños. De hecho la edad de ambos ya era considerable, pero sus estaturas y formas no llegarían nunca a la pubertad, su eterna edad eran los 7 años, aunque el tiempo había trabajado sus carnes. Eran, vistos más de cerca, como embustes de niños, simulacros que parecen atravesar de la niñez a la vejez sin conocer la forma adulta, n tiene un parpado levemente caído, su cuerpo se tambalea un poco a un lado dada una de sus piernas imperfecta y un temblor no le permite moverse como los demás, igual recibe trato digno de sus iguales. Cuando llegan al centro del recinto, hallan un gran espacio pobremente iluminado, hay una multitud de niños todos disfrazados de hombres, en una especie de congreso formal de niños jugando un juego en el que está prohibido actuar como niños.

T  H  E  C  N  E  T  O  S 2Where stories live. Discover now