El deseo de venganza es lo único que mantiene vivo a Emmet Garrett. El odio y el resentimiento son las dos únicas emociones que ha podido sentir durante los últimos diecinueve años. Sin embargo cuando obtenga la llave para vengarse se encontrará atr...
Esa misma mañana al despertar y mirarse al espejo, había descubierto que su vientre había crecido un poco más, y eso la tenía demasiado contenta.
La emoción que había experimentado era difícil de describir. Quizá la cantante no se había sentido tan feliz en todos esos meses como en ese momento.
Su hijo estaba creciendo.
El hijo de Emmet. El hijo de ambos.
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Su corazón se llenaba de amor y anhelo ante aquellos pensamientos.
Y aquel día, precisamente su felicidad había aumentado pues Liam y Ansel recién habían llegado, y eso la tenía casi saltando de alegría.
Hablaba desde luego en sentido figurado, pues a esas alturas ponerse a saltar no sería lo adecuado para su estado.
Sus hermanos habían arribado la noche pasada en compañía de Bridgit, y le habían dicho que no se marcharían sino hasta que ella terminara sus compromisos laborales en Los Ángeles, y pudiesen regresar todos juntos a Boca Ratón.
Ariana se sentía muy emocionada de saber que estarían viviendo todos juntos por el próximo mes.
En cuanto cumpliera los siete meses dejaría de laborar y volaría de inmediato a la finca de sus abuelos para terminar su último trimestre en completa calma.
Se dedicó entonces a vestirse para poder bajar a desayunar con su familia.
En el lujoso comedor de cristal se encontraban los hermanos Butera, Bridgit, y el señor y la señora Franco ya siendo atendidos por Bette quien había cocinado toneladas de comida para todos ellos, maravillada de tener a tantas personas para atender.
Liam se encontraba comiendo un par de huevos fritos con tocino, y su infaltable taza de café. Kylie había optado por yogurt natural con un poco de fruta, y Bridgit disfrutaba de pankekes con miel. Por su lado Ansel y James se encontraban en una seria competencia por quién era capaz de comer más. Tenían a su lado huevos revueltos, salchichas freídas, hotcakes, pan tostado con mermelada de durazno, y estaban devorándolo todo a su paso.
–Iré a llamar a Ariana– Kylie enseguida se puso en pie. –Seguro está durmiendo pero no es bueno que se brinque el desayuno–
Todos estuvieron de acuerdo, pero Liam la detuvo.
–Espera, Kylie, antes quisiera hablar con ustedes un segundo, y prefiero que mi hermana no esté aquí todavía–
La pelinegra frunció el ceño, y volvió a tomar asiento.
–Desde luego, Liam. Dime–
–Quiero que me cuenten cómo ha estado Ariana en estos últimos dos meses. Y bueno, sé que ha estado bien, porque hablábamos con ella casi a diario, pero me refiero a que deseo saber lo que no me contaba, ¿saben? Hemos estado muy preocupados, y aún más ahora que he visto lo delgada que está. No es normal que una chica con seis meses de embarazo esté casi en los huesos–
