Capítulo 13

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El nuevo penthouse le agradaba. Le agradaba muchísimo, pensó Ariana mientras lo observaba.

Era más grande y más espacioso que el anterior. Acostumbrarse a vivir ahí no iba a resultarle difícil como lo había pensado.

Las paredes eran de cristal, y le encantaba. Bastaba con asomarse para tener una vista perfecta de toda la ciudad.

Los muebles eran todos combinados en color dorado y tonos neutros. Había barrotes que separaban la sala y la adentraban a un inmenso comedor que anexaba a la lujosa cocina. Además tenía un pequeño subnivel en el que se encontraba una piscina, a Ariana le encantaba ese detalle.

El segundo piso era conducido por sofisticadas escaleras en caracol. Había unas cuantas habitaciones, y desde luego ella había tomado la principal.

La esposa de Scooter, Yael, tenía buen gusto y eso nunca podría dudarlo.

Todavía pensaba en eso cuando su guardaespaldas y su mascota aparecieron.

Emmet había bajado con Toulouse para que hiciera sus necesidades.

Entraron al lugar, muy tranquilos, como si nada fuera de lo normal pasara.

Pero la verdad era que Ariana encontraba demasiado extraño todo aquello.

A su regreso a L.Á. después de haber recogido a su perro de casa de Raven, se había encontrado con la impactante sorpresa de que Toulouse ya no odiaba a Emmet como antes, sino que ahora lo adoraba.

Se había puesto contentísimo de verlo, le había movido la colita como loco, y además no se le había despegado en todo el día.

Ariana no quería admitirlo pero se sentía un poco celosa, o tal vez muy celosa.

Abrió entonces la boca para decirle algo, pero entonces los toquidos en su puerta comenzaron a escucharse.

–¡Ariana! ¡Ariana!– era la voz de Nathan quien la llamaba desde afuera. Parecía un tanto alterado, y la castaña bien sabía por qué.

Ella y Emmet se miraron fijamente, los dos con un nudo en la garganta.

Fue él quien le mostró una línea en su expresión, y le sostuvo la mirada.

–Creo que tiene visitas– le dijo secamente, y sin más llamó al perrito, y juntos se marcharon de ahí.

Ariana exhaló irritada, dejó pasar un par de segundos más, luego se aproximó a la puerta para abrir.

Un Nathan furioso se encontraba en el arco, mirándola con gran reproche, y entonces entró sin siquiera esperar invitación.

No la necesitaba, después de todo. Era su prometido, próximamente esposo.

La cantante se estremeció.

–¿Qué sucede, Nathan? ¿Por qué vienes tan alterado?–

–¿Alterado ¡He estado llamándote casi ochenta veces, y no has contestado! ¡Encima anoche te desapareciste de la fiesta! ¿Cómo quieres que esté? Feliz no, por supuesto–

Sí, Ariana lo sabía, y no había querido responder a sus llamadas deliberadamente. Sabía que Nathan debía estar furioso con ella por haber dejado la fiesta botada sin avisarle a nadie.

–Escucha, Nathan...–

Oh, pero él no deseaba escuchar.

–¿Dónde estuviste metida, y con quién?– le preguntó de inmediato, y la furia se incrementó cuando su propia mente le arrojó una posible respuesta. –¡¿Estabas con el guardaespaldas?!– la tomó por los hombros de manera agresiva.

Corazón Rendido® (AG 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora