"Te amo, Fuego"

6 0 0
                                    

-¡¿Te volviste loca?! Ya tenemos demasiados problemas con esto que pasó. No vamos a ir a esa cena. Volveremos, diremos que nada pasó y punto final. No volveré a hacer esto. Me quedaré en la aldea hasta que pueda ir al pueblo y nadie dirá nada de lo que pasó el día de hoy, ¿Entendido?

Lexa me mira por el rabillo del ojo sin decir palabra. ¿Ella de verdad planeaba ir?

-Yo solo digo que no está bien dar tu palabra y luego fallar. Es de mala educación.- Alzo una ceja y la miro. Suspiro fastidiada y me detengo de golpe dejando caer mis brazos a mis costados.

-¡BIEN!- digo en voz alta, notoriamente molesta. Mi hermana se detiene y se voltea sobre su lugar y me mira, esperando a que siga.- te apoyaré. -ella frunce el ceño y me mira como si hubiera dicho que me comí una serpiente.

-Ajá. Me apoyarás... -se rasca la cabeza desalborotando un poco su lago y perfectamente peinado cabello rojo, un poco más claro que el mío. -estoy tratando de asimilarlo. ¿exactamente qué quieres a cambio? No me saldrá gratis ¿Cierto?

Camino hacia ella y la paso. Sigo caminado en dirección a la aldea. Mi hermana me sigue de un par de zancadas y camina a mi lado en silencio. La voy a ayudar, pero le va a salir muy caro.

"Nadie se mete con este zorro y ese torpe me haló el cuero como si me quisiera para un abrigo"

"Pfff, debiste morderlo cuando te soltó"

"Lo sé amiga, es sólo que, esos ojos... sentí algo tan... no sé, ¿extraño?"

"También lo sentí. Me asusta lo que pueda ser..."

-¡Skyler! despierta- una mano vuela frente a mi rostro de arriba a abajo por segunda vez en la tarde y recuerdo que debo poner mis condiciones a Lexa.

-Escucha- comienzo a hablar ignorando lo que pasó- primero, le dirás a Gran Ma lo que sucedió. Todo.- enfatizo la última palabra. -segundo, quiero que me traigas de ese dulce rosa que compras en el pueblo. Todos los días por 2 semanas.

Ella rueda los ojos- algodón de azúcar- dice como si fuera lo más obvio. -Y no podemos contarle a Ma lo que pasó Skyler. No me dejará salir de la aldea de nuevo. No es mi primera equivocación.

-Ni será la última, eso lo sabemos todos. - Ella rueda los ojos y hace un puchero ante el comentario. Yo la ignoro y prosigo.- Le dirás lo que pasó, le dirás que decidimos aceptar para no levantar sospechas y pedirás ayuda sobre como hacerlo, como la adulta responsable que eres- puntualizo las últimas palabras y ella se fastidia, pero entiende mi punto.

-¿Y qué pasa si la matrona no está de acuerdo y nos encierra en la última cabaña? ¿Cómo saldremos, Miss Soluciones?
-ella se burla y yo continúo hablando.

-No he terminado. -ella bufa, aburrida- La tercera condición es que no vuelvas a hacer esto. Nunca. Nunca. Jamás. ¿entiendes? -ella me mira y asiente, bajando la cabeza cual niño regañado. Yo sólo asiento. Lexa hace una pausa corta y me mira fijamente.

-Gracias por ayudarme Sky, y por ser tan madura. Eres igual a ella.- me da una sonrisa de boca cerrada y solo la observo. No hace falta que lo diga. Sé que habla de mamá por el tono melifluo y melancólico que tiñe su voz. Su muerte es un tema muy sensible para nosotras aún.

Observo a Lexa de perfil mientras caminamos. Ella va inmersa en sus pensamientos. Veo su largo cabello, la forma en la que cae por sus caderas, y su perfilada nariz con algunas pecas casi inperceptibles, pero que le dan cierta elegancia a su rostro. Sus ojos azules, de un azul tan intenso como la profundidad más oscura del mar, hacen juego con esa piel perfectamente bronceada y esos labios carmesí carnosos que crean la más linda sonrisa que jamás haya visto, después de la de mamá, claro.

Temporada de CazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora