Una "Cosa roja"

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Skyler al llegar junto a la casa, tras su travesía desde el bosque, -cuya distancia aunque relativamente corta, le pareció kilométrica- pega su lomo a la pared junto a la puerta para oír mejor que no hubiera nadie en la cocina como le dijo Alexa. Se percató que desde dentro venían unos gritos de mujer, más bien un mandato.

-¡No te ensucies de lodo, acabo de limpiar!

-¡Sí mamá! - dice un pequeño niño saliendo de la casa como una bala, por la puerta de la cocina, haciendo que Sky diera un respingo del susto. Pero al menos el pequeño estaba tan distraído en salir que no la había notado. El animal mira hacia adentro y entra incluso antes de pensar. Una vez dentro, oye cómo la puerta se cierra de golpe tras ella, haciéndola pegar otro salto, pero esta vez, decide entrar bajo una mesa que se hallaba en la cocina.

~•~•~•~•~•~

Me vuelvo a mi forma humana cuando estoy bajo la mesa. Para mi suerte, la mesa tiene un mantel bastante largo, lo cuál me favorece ya que ocultar mi cuerpo humano no es muy fácil, pero necesito mis manos para tomar las cosas.

"Abastecerse"

Eso había dicho la lunática de Lexa. No podía creerlo. Después de tantos años instandome a cultivar honradez, sensatez y veracidad, había llamado "abastecimiento" a robar. No sé que es peor, si hacer lo que dice u oír a mi conciencia gritar todo el tiempo por saber que está mal lo que haré. Siempre supe que las provisiones venían de los humanos pero no sabía que debíamos saquear una casa.

"Silencio, alguien viene"

"¿Qué demonios? Ni siquiera estoy hablando, ¡estoy pensando!"

"No pienses"

Luego de una reñida lucha con mi yo interno, espero a que los pasos en la cocina disminuyan, lo que no sucede, haciendo que me muerda los dedos impaciente. Las primeras pisadas, delicadas, parecían ser de una mujer, sus zapatos de tacón resonaban en el suelo de madera reluciente. Las otras, a mi izquierda, por la puerta que conecta la cocina con otra habitación, oigo unas pisadas fuertes, pesadas, rústicas. Es obvio que eran de un hombre. Con cada una podía sentir las vibraciones en la madera, y la oigo crujir hasta que se detiene en un punto. Una silla se arrastra y siento el peso de la persona al sentarse.

~•~•~•~•~•~

Skyler decide prestar atención a la conversación de las dos personas, ya que no tenía más nada que hacer mientras estos estuvieran la cocina.

La mujer y el hombre, esposos, según dedujo ella, tenían una enérgica y seria... "charla".

-¡No puedes obligarlo a olvidar su VERDADERA FORMA, Gregorio!

-¡Puedo hacer lo que yo quiera! ¡Está en mí casa, bajo mis normas, y hará lo que yo diga! - Skyler se tapa la boca para ahogar un suspiro que nadie oiría, ya que el hombre, "Gregorio" había lanzado la silla al suelo con una muy notoria rabia en la voz. Un sollozo es lo único que Teresa le responde a su marido. Se cubre el rostro, lo oculta más bien, de la bestia en la que su marido se ha "convertido" (NÓTESE EL SARCASMO).

Éste, al ver la debilidad de su mujer, se acerca, luego de respirar profundo. Las emociones y su bestia interna lo delataban a menudo aunque él luchara contra esos impulsos.

La rodea con estilo y la envuelve en sus brazos con delicadeza, con la misma delicadeza con la que la había amado cada día, y ella se deja abrazar por él. Se deja consolar.

-Lo siento amor mío. Lo lamento tanto yo...- Greg no tenía palabras, nunca había sido hombre de mucho hablar, o de expresar sentimientos. De hecho lo único que Greg sabía hacer sin problema es decretar qué quiere, qué no, cómo, cuándo, donde lo quiere y las consecuencias que tendrán los demás si no lo hacen. Teresa, en cambio, es la única persona que ha logrado con los años arreglar un poco la personalidad de su amado. El amor que él siente por ella es lo que lo ayuda a mejorar, aunque eso no evita que sea un cretino, un completo imbécil con todas las mayúsculas, pero, ¿Quién puede juzgar al amor?... Un corto pero tierno beso selló la disculpa de él. Teresa se separa un poco de su esposo para mirarlo de frente.

Temporada de CazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora