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La cena.

Después de terminar he ido a dejar a Namjoon un trabajo pendiente. Tengo el estómago en la garganta pero jamás sentí culpa por ningún otro personaje sacado en un reportaje de la revista. Su secretaria me dijo que está ocupado, así que dejé todo encima de su escritorio y volví a mi oficina. Apagué mi computadora, recogí mis cosas para irme y al salir noto como mi celular vibra en mi chaqueta recién puesta.

Es Yoongi. Al menos eso dice en la pantalla y aunque no recuerde ver su número antes, desde que me lo entregó, puedo apostar que lo ha puesto él.

Pienso en responder o no. Seguramente molestarme o quién sabe a qué. Es viernes y la mayoría sale a beber, pero yo soy un jodido viejo en el cuerpo de un joven, y uno muy agotado.

El móvil deja de vibrar y me siento culpable de no responderle. Muerdo mi labio mientras camino al elevador. Aprieto el botón y espero. La vibración hace que todo mi cuerpo se ponga tenso otra vez.

¿Debería responder y ser cortés? Ahora que lo pienso realmente puedo decirle la verdad, que sólo muero por dormir y descansar. Él debería ser capaz de entender de cansancio.

—Yoongi —respondí una vez me decidí.

No, él no lo entendió. La invitación era a una comida con su mejor amigo y su novio. Él me pidió rogando que lo acompañara porque no quería ir solo y sus amigos siempre terminaban besándose y dejando solo a Yoongi en la sala. Le dije que estaba cansado, le importó un segundo pero luego ya no.

—Prometo que no será hasta tan tarde. Yo te iré a dejar después, por favor, Jimin —recuerdo que dijo por la llamada.

Casi puedo imaginarlo haciendo pucheros mientras hablábamos aunque yo no pudiese verlo. Luego de suspirar acepté y ahora ve me aquí.

—Por dios, eres actor porno. ¿No tienes amigos? —él negó.

—Nop —murmuró levantando sus hombros con desdén.

Reí burlón. El ambiente en el elevador después de ese comentario fue extraño. Ambos en silencio acompañados del ruido metálico del ascensor al subir.

—¿Cuánto llevan tus amigos juntos? —murmuré yo para romper el hielo y de una vez por todas dejar de sentirme incómodo.

—Varios años. Nos conocimos todos juntos y luego, al crecer ellos se fueron enamorando. Es decir, varios años se quedan cortos —rió suavemente—. Me cuidan bastante. A veces se creen mis padres y bromeamos con la familia feliz un rato.

Y ahí todo fue más tenso. No quería indagar en esa herida porque se notaba que no estaba cicatrizada. El lenguaje corporal de él cambiaba. Su voz se apagó hasta quedar en el silencio de cementerio.

—La familia no siempre es la de sangre —respondí por experiencia propia.

—Lo sé —dicho eso, miró en mi dirección y sonrió vagamente. Algo como hacerme creer que estaba bien.

El sonido agudo de la campana del elevador nos indicó que ya habíamos llegado al último piso. Taehyung y su pareja vivían en el último piso de un bonito edificio. Piso veinte y una gran vista. De preferencia no iba a acercarme ahí, demasiado alto para mi gusto. Admiraba la vista de un piso seis, pero un piso veinte era un suicidio.

Al bajar, Yoongi llamó a una puerta. Dentro se oyeron pasitos, unas risotadas y por último un paso más seguro camino a la puerta. Ésta se abrió dejando ver al amigo amistoso del actor. Taehyung se encontraba despeinado y enrojecido hasta las orejas.

—Mm, lamento llegar tarde. Aunque no estaban aburridos, eh —se burló Yoongi.

Yo no pude evitar reír. Su amigo estaba avergonzado y él se burla.

bajo su piel ❀ jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora