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Buenas influencias.

Enredé el cigarrillo entre mis dedos. No solía fumar mucho, cuando estaba estresado principalmente. Esta era una de esas veces, así que lo prendí con el encendedor para después lanzarlo al sofá, y dándole la primera probada.

Suspiré de alivio. Al final del día simplemente entendí que debía irme, Namjoon no lo dijo pero solo me dio una mirada. No sé si lo hizo como jefe o como amigo, pero entendiendo la indirecta recogí mis cosas y abandoné el edificio.

No hice más que lo que siempre hacía. Exponer la vida privada y personal de los famosos. Esta vez fue diferente, era personal, como si todo el karma acumulado me hubiera tocado a mí esta vez.

Horas más tarde en ese mismo día, me dormí y no hice otra cosa que dormir. No tenía hambre. No quería hacer nada.

Fumando otra calada miré por el balcón, tomando la distancia segura para mi terror a las alturas. Una sensación conocida me recorrió, como cuando Yoongi me sujetó entre sus brazos por las alturas.

Fumando la última probada apagué el cigarrillado con molestia.

Qué desagradable.

—Hey, vas a estar bien —me consoló Namjoon. Me había llamado desde su oficina antes de largarme.

Lo miré y asentí, dándole la razón.

—Lo sé —respiré apartando mis ojos, cruzándome de brazos—, solo me estoy permitiendo sentirme un poco miserable. Me lo merezco —reí en desgracia.

Taehyung llegó al otro día del desastre con un par de abogados dejando una demanda formal. Nam solo me dio una mirada y no tuve que preguntar. Cogí todas mis cosas, hice el papeleo correspondiente para el seguro de cesantía.

Escuché a mi amigo suspirar llamando mi atención.

—¿Tú cómo estás? —quise saber, teniendo en cuenta que él tenía su propia semana de mierda para regodiarse.

Se encogió de hombros.

—No lo sé... —musitó apagado.

Miró alrededor, las paredes de vidrio que vestían su lujosa oficina, sus ojos fijándose en el escritorio y el computador encendido.

—Supongo que estoy comprometido con mi maldito trabajo. Es lo único que me mantiene viviendo, en realidad —agregó.

Me acerqué a él usando mis manos para masajear sus hombros intentando que me escuchara.

—Nam, eso no está bien -dije, encontrando sus ojos—. De tanto trabajar y trabajar solo vas a joder tu cabeza. Tienes que poner un alto saludable.

Mordió su labio y asintió.

—Lo intentaré.

Suspiré alejándome mientras le daba unas últimas palmadas de ánimo.

—Bien —dije, recogiendo la caja llena de mi ex trabajo—. Llegó la hora, jefe.

Él me sonrió con pena.

–Ex jefe —corrigió con un gesto amargo.

Eso pasó hace unos días, hoy era otro día sin trabajo. Sin una rutina.

Me despertaba tarde y bebía café en el sofá mirando alguna cosa en Netflix y era todo lo que sabía hacer. Nada de escribir, nada de reuniones de edición, no había nada que entrevistar o investigar. Era un desempleado.

Quizás dejé de asearme y no me di cuenta. Quizás dejé de comer y no me di cuenta.

Ni siquiera lo estaba intentando.

bajo su piel ❀ jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora