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Héroe

Despertando de golpe, por el insistente ruido molesto de las llamadas que vagamente había escuchado entre sueños, fue que me caí entre sábanas y una almohada.

—Mierda —me dije a mí mismo y entre maldiciones internas agarré el celular y respondí.

Suspiré limpiando mi cara y aclarando mi voz de los posibles ronquidos al dormir.

—¿Sí? —murmuré esperando al dueño del número desconocido.

—¿Jimin? —escuché la fina voz y fruncí el ceño. Era Jungkook, el amigo de Yoongi. Ni siquiera sabía que tenía mi número.

—Sí, si —dije al tiempo que me levantaba del suelo, aclaré mejor mi voz y dije—: ¿Cómo tienes mi número?

Lo oí suspirar.

—Lo buscamos. Yoongi dejó su celular aquí y te llamo porque... bueno, está perdido —terminó por decir y yo caminé a la sala buscando como si por esas casualidades estuviera ahí—. Hace tres días, de hecho.

¿Tres jodidos días?

—¿Por qué no me avisaste antes? —pregunté alzando la voz un poco.

Entonces sentí movimiento y la voz fue otra.

—Ni siquiera deberíamos hacerlo ahora, grandísimo idiota. Jungkook cree que ustedes dos están saliendo y estoy empezando a creerlo. ¿Está contigo? —rugió Taehyung.

—No, estoy solo. Estaba fuera de la cuidad —le dije.

Escuché su suspiró de molestia.

—¿Nos ayudas a buscarlo? Debes tener una idea de dónde está —dijo Jungkook.

Lo pensé y realmente no. No conocía tan bien al chico como ellos creían, el tiempo que pasamos juntos no significaba que lo conociera al derecho y al revés pero a pesar de eso después de todo si podía pensar en un lugar.

Sólo uno.

—Veré que puedo hacer y los llamo devuelta. ¿Vale? —les dije.

Hyuna me abrió el portón de la galería lo más silencioso posible. Con un dedo en su boca y entre susurros me permitió el paso al interior.

—Iba a llamarte hoy. Estaba preocupada, realmente lleva días aquí y por suerte hay un sofá. Tampoco es como que haya dormido —contó entre susurros a lo que llegábamos.

La galería era enorme, de altas paredes de mármol y los coloridos lienzos llenando de los pasillos. Sabía dónde estaba el taller, mi amiga me seguía detrás y antes de entrar me atrapó.

—Iré por comida. No ha querido comer absolutamente nada y yo no he querido desperdiciarla —dijo ella, dejándome a medio camino dónde ya podía ver a Yoongi detrás de la puerta y las paredes de vidrio.

Suspiré al quedarme solo, viendo como movía su mano al dibujar. Caminé el resto rápidamente y al llegar me quedé detrás con brazos cruzados. Él llevaba una camisa que sabía de que era mía y unos vaqueros con toques de pintura. Moviéndome unos centímetros para ver que pintaba fue que me quedé sin aire.

Otro retrato mío.

—¿Ellos te llamaron? —preguntó murmurando y sin dejar de pintar. Pintar mi cabello.

—Sí —dije, sin rodeos—. Están preocupados. ¿Por qué estoy ahí? ¿Así me veo en realidad? —me burlé. Quería evitar lo que presentía sería un mal rato.

bajo su piel ❀ jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora