Corazones ajenos

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Los ojos decepcionados de Obito, siguen mirándome como desconociendo que soy yo la persona que está parada frente a él, el ángel al que apoyó desde que fue expulsado del cielo. Trato de sostenerle la mirada, aunque la sensación de culpabilidad me inunda. Es como si hubieran encontrado al asesino en la escena del crimen. Mi crimen, yace acostada en la habitación de la que aún no salgo.

Sé que mis pecados son horribles. Que nada que salga de mí, ahora es bueno.

─ Ni si quiera, eres capaz de mirarme ─ murmura, Obito.

Debo decirle la verdad, se lo debo. Sé que en todo este maldito mundo él sería el único que comprendería lo que hice.

Tras rodear la cama de Sakura y caminar unos pocos pasos, llego a estar muy cerca de Obito.

Entonces, empiezo a contarle titubeando, desde el momento en que me asignaron a Sakura, pasando por la fijación obsesiva de Madara en ella. Su magia y todos sus poderes un tanto desmedidos que desde pequeña desarrolló. Al final, habló de Yuriko, aunque Obito ya sabe de ella. Hablo también del trato y todo lo que ha pasado desde entonces. No omito ni si quiera la razón por la que ella está así.

Obito me mira como un padre decepcionado de su hijo.

─ ¿Te acostaste con ella, ¿no? ─ Pregunta Obito.

No puedo negar algo que es evidente

─ Sí... Muchas veces.

Acepto, aunque sé perfectamente que Obito quiere llegar a un punto que no sé si seré capaz de responder.

─ Dime, Sasuke. ─ Obito, me mira con intensidad. ─ Tu sabías perfectamente que, si te acostabas una sola vez con ella, ella se volvería un cuerpo vacío. Por lo que me cuentas eso fue lo que pasó con Yuriko. Eso me hace entender que pensaste en una salida, ¿no?

Claro que lo hice. Ese fue el motivo por el que estuve con ella. Madara, no tiene ni la mínima idea de que Sakura es un recipiente ahora. Él piensa que está muerta desde el día del ritual.

Procedo a contarle parte de la solución que encontré. Tras analizarlo, el ceño fruncido de Obito, empieza a relajarse.

─ Te has metido en algo sin retorno, Sasuke. ─ Murmura, Obito ─ Creo que ni si quiera te has puesto a pensar en ti mismo. Voy a hacerte una pregunta y espero que la respondas con sinceridad.

Todo lo que le he dicho es real. Pero tengo la sospecha de a lo que se refiere y no sé ni si quiera que responderle.

─ Solo bastaba una vez para que Sakura se convirtiera en recipiente, pero seguiste estando con ella. ¿Porqué?

Trago grueso y un ligero temblor me recorre de pies a cabeza.

Por impulso, es lo primero que me dicta mi mente, pero en el fondo es algo que no puedo decir en voz alta. Me lo negaré tantas veces hasta que me lo crea yo mismo.

Se supone que amo a su hermana, pero... No pude ser un completo mentiroso, aunque a veces intentara jugar un papel con Sakura. Ella no merecía estar con alguien que no la quisiera, fue lo que pensé la primera vez que estuve con ella. Traté de actuar estar enamorado de ella, para no lastimarla, pero con el pasar del tiempo ya no supe fingir lo real de la mentira y fue ahí donde caí.

─ No lo sé─ Le respondo a Obito.

─ Claro que lo sabes. ─ La mirada inquisitiva de Obito, sigue sobre mí.
─ ¿Amas a Yuriko?

─ Sí... ─ respondo no muy seguro de mis palabras.

─ ¿Y que sientes por Sakura?

Es algo imposible de descifrar.

Hacia la luz II: Por un sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora