Castigo

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Aquel día llegaba más tarde de lo normal, hacía diez minutos ya que había tocado el timbre que daba comienzo a las clases.
Entré a mi clase con la respiración agitada por haber venido corriendo, la corbata de mi uniforme estaba descolocada y a mi camisa le faltaban tres botones por abrochar.

Todo esto era culpa del puto despertador, no había sonado, y menos mal que por lo menos no me desperté muy tarde.

-Lo siento, me he quedado dormido -dije ante la fulminante mirada de la señorita Jiwoo.

Me pasé una mano por el pelo intentando colocarlo un poco, y procedí a tirar mi mochila encima de la primera mesa que vi.

-Ignoremos a este descarado señorito -me fulminó de nuevo con la mirada- y continuemos la clase.

Suspiré una vez sentado, y me abroché los botones de la camisa.

Oí una risa extraña a mi lado.
Una risa que bien podía recordar a la forma de reírse de Bob Esponja o de Denver de La Casa De Papel.

Me giré a mi izquierda, donde estaba sentado Min Yoongi, el chico de ayer, mirándome con una sonrisa burlona.

No supe qué hacer ante aquella escena, así que le devolví la mirada, pero enseguida la aparté, con miedo de que esos afilados ojos puedan introducirse dentro de mi alma y sacar a la luz hasta el más recóndito secreto.

Tragué saliva y abrí el libro.

A él no pareció gustarle que no le prestase atención, así que se aproximó más hacia mí, sin dejar de mirarme fijamente.

Me removí incómodo y me alejé un poco. Intenté ser discreto pero sin querer la silla hizo un ruido muy obvio al arrastrarse por el suelo en su dirección contraria.

Yoongi chasqueó la lengua.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Se me erizó el vello de los brazos con sólo oír su voz tan cerca de mí. Era muy grave y ronca, áspera.

Le miré de soslayo.

-Sí -dije, en tono más bajo de lo que pretendía.

-¿Por qué estás nervioso?

-No lo estoy. ¿Por qué debería estarlo?

Su silla se acercó más a la mía.

-¿Y por qué te separas de mí?

-No... tonterías.

Rió sin gracia.

-¿Sabes? A mí tampoco me gusta esta profesora.

De repente se relajó y ya no me miraba fijamente, si no que estaba recostado sobre la mesa.

-Bueno, tampoco he dicho que no me guste.

-Se te ve en la cara. No te preocupes, yo tampoco la soporto.

No respondí nada, y los minutos pasaron. Pasó tanto tiempo que ya se me había olvidado hasta su presencia, pero entonces él volvió a abrir la boca.

-Me abuurrooo -susurró- vámonos.

Contuve una risa, se estaba tomando muchas confianzas.

-¿A dónde quieres que nos vayamos?

-No lo sé, a la biblioteca aunque sea.

-Para ir allí tienes que estar castigado, y yo por lo menos suelo ser bastante decente en clase.

-A eso le voy a poner remedio yo.

Fruncí las cejas extrañado, ¿qué tramaba?

Enseguida obtuve la respuesta.
Yoongi comenzó a reír como una foca retrasada dando palmas, y toda la clase se giró a mirarle sin entender, incluida la profesora.

Sweet Chaos - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora