Capítulo 1: Una nueva vida

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Me había mudado de ciudad. De Philadelphia a New York, vivía en la casa más cercana a la catedral de San Juan el Divino. No es que fuera yo un religioso devoto, ni un arquitecto en potencia, que fuera capaz de entender cada una de las piezas y los ángulos que cada pared formaban entre si, pero a la vista, las vistas eran bonitas. Llevaba dos años detrás de una beca para asistir al curso de ciencias ocultas de la Universidad de Nueva York y por fin, tras varias visitas a mi tutor (al que tengo que decir que odiaba profundamente, por ser el ser más repelente sobre la tierra y no contento con eso, ser un capullo integral también), consiguiera el tan ansiado billete para mi nueva vida.

Y no es que la anterior me aburriera, ni mucho menos. Tenía todo lo que quería y más. Todas las videoconsolas del mercado, con todos sus respectivos juegos, un ordenador que parecía sacado de los de la N.A.S.A, además era un sibarita del baloncesto, las enchufaba hasta de espaldas, mientras guiñaba un ojo a mi animadora favorita y sí, una novia que hacia de animadora favorita en los partidos. Pero un día todo cambio, por cuestión del azar, cayo entre mis manos un libro de Harry Potter y vale, reíros si eso es lo que queréis, pero empecé a ver el mundo con otros ojos. Y no lo digo porque mi miopía fuera mayor y tuviera que llevar gafas y dejar el baloncesto, no, para nada. Lo decía porque todas aquellas cosas fantásticas de las aventura del mago, con un rayo estrellado en la frente, me divertían y atraían a partes iguales. No debería, pero ya que os estoy contando mi vida, más o menos por encima, revelare la vez que desde el segundo piso de la casa de mis padres, desde mi habitación, intente un vuelo con escoba, con singulares resultados. Volé, sí, pero hacia abajo. Creo que fue culpa de la inclinación fallida que le di a la escoba de barrer de mi madre, la causante de tan terrible accidente domestico (exacto, ¡domestico! Porque me lo hice en casa). La escoba ya no estaba ni para barrer pelos de calvos y mis huesos me sugerían no lo volviera a hacer más, si no quería seguir el mismo camino de la escoba. El camino hacia la basura. Y tuve suerte de que Manolo Escobar no me metiera una denuncia por maltratador (aunque si me la hubiera puesto, yo habría respondido con otra, por el maltrato que habían sufrido mis oídos, escuchando sus canciones, una y otra vez, en las fiestas del pueblo de mis abuelos ¡Tss!)

Mi buen amigo Abraham, siempre presumía de serlo, por saber, aquel privado e intimo accidente aéreo-escobar que tuve, y siempre presumía delante de todos, con cosas que sabia el y nadie más. Creo que en este mismo instante y si este relato ha tenido tanto éxito, como para ser vendido por estados unidos y ha llegado a las manos de Abraham, el chico, se habrá dado cuenta de que ya no somos tan amigos, o mejor, que todo estados unidos es mi mejor amigo (es que él era muy tonto, hasta creo que los paréntesis no los lee, porque se cree que solo son importantes para las obras de teatro xD).

En fin, me había cansado de mi mejor amigo y de mi novia también. Tanto salto de un lado para otro, para al final acabar en el mismo sitio, me agotaba. Al principio siempre iba a sus ensayos (pero solo porque coincidían con las practicas del baloncesto), pero con el tiempo deje de asistir a las dos a la vez. El día que la deje, fue un poco duro para ella, aunque creo que el fondo se lo tomo bien. Como no quería hacerla daño, le dije que lo mejor seria dejarlo, porque era lo mejor para ella. Que ella aun no lo sabia, pero si lo acabáramos dejando en un futuro, sentiría infinitamente más dolor, que si lo dejáramos ahora. En el fondo era una buena chica (quiero decir que era una “buen cuerpo chica”) aunque algo lentita de reflejos y cuando repitió, mi frase de “te dejo porque es lo mejor para ti”, yo asentí con la cabeza y la di las gracias, por pensar tanto en mi y evitar que me hiciera daño más adelante. Con un beso en la mejilla, me fui de aquel lugar que para mi significa el fin de un amor, con todo el daño que eso conlleva (y el principio de una nueva vida, con quien sabe, una novia en condiciones, que sepa hacer la "O" con un canuto, pero esta parte no hacia falta que ella la supiera, así que, se la omití).

Súcubo: The Beautiful KillersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora