Capítulo 10: Con el agua al cuello

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Iba a ser un día movidito. Después de mi excursión nocturna a la luna del amor, con Gabriela, decidí meterme en la cama y tratar de descansar algo. Hasta aquí todo bien, porque aunque Esther estaba algo (muy) molesta conmigo, tras dedicarme unas bonitas palabras (insultos) se metió en su habitación y no supe nada más de ella (pero eso duro muy poco).

Había conseguido cerrar los dos ojos y quedar tan dormido como para desconectar del mundo, pero unos ruidos de muebles me despertaron. No sabia si había una batalla en mi casa, si era un terremoto, quizás Cthulhu había decidido venirnos a atacar unos días antes... Cuando me levante y fui a ver que pasaba, me encontré a Esther que parecía sacada de “bricomanía”. Iba vestida con una camisa de cuadros rojos, atada a la altura del ombligo por delante, unos pantalones piratas y un pañuelo a juego en la cabeza tapando su pelo.

La intente preguntar que hacia y me lanzo un destornillador a la cabeza (lo esquive como buenamente pude xD). Si Esther estaba hiperactiva y por ahí podía desahogarse, a mi no me parecía ni tan mal. Así que la deje montando todo el jaleo que quisiera montar.

Me volví a meter en la cama y cerré los ojos. El ruido de un taladro en la habitación de al lado, me volvió a despertar. Me levante y asome la cabeza por el cuarto de Esther. Estaba instalando una diana enorme, con mi forma y cara xD. Los dardos que estaban apilados en el suelo, eran del tamaño de una barra de salchichón. Me volví a mi cuarto para que no practicara con el real y con una almohada en mi cabeza, trate de dormirme.

No escuchaba nada y podía relajarme por fin. Estaba buscando las zonas más frescas en la cama, porque hacia bastante calor en los meses finales de agosto. Tras dejar colgando mi brazo izquierdo en la cama, para estar más fresquito, me dormí.

Tuve un sueño raro. Soñé que estaba en una hermosa playa, que si no recuerdo mal era una de Cancún. Estaba en una colchoneta metido en el mar, tomando el sol y mi brazo colgaba por un lado, tocando el agua. Era un sueño muy real. Podía sentir con total claridad el agua en mi mano. Fue tan real que la sensación siguió cuando abrí los ojos. Me incorpore y mi cama era una balsa a la deriva flotando por mi habitación. Había un metro de agua, inundándolo todo. Me baje de la cama y había más agua de la que me había pensado, por lo menos metro y medio. Avanzaba más rápido nadando que andando y así llegue hasta el baño. Estaba la puerta cerrada y creí que de ahí venia todo el agua.

Cuando la abrí, toda el agua que había por la casa, pasó al baño y fui arrastrado hacia dentro. En él estaba Esther tomando un baño, ajena a lo que estaba sucediendo fuera. Nuestros cuerpos chocaron un par de veces mientras que dábamos vueltas por el remolino que se formo (aquí el karma, me estaba devolviendo lo que me pertenecía del primer día e.e).

El agua se estabilizo, y el remolino dejo de tener fuerza. Esther estaba alteradísima golpeándome y culpándome de toda aquella inundación. Yo me dejaba pegar, porque entre golpe y golpe, veía cosas nuevas e.e. Una vez cansada de pegarme y sintiendo que nunca me haría daño al ser un zombie. Cogió la manguera de la ducha y me la apretó al cuello. Eso si que me dolía. Me dejo allí atrapado en una trampa mortal porque el agua seguía subiendo. Tuve que arrancar la manguera de la ducha para liberarme y nadar hacia arriba.

Esther estaba saliendo por la puerta del baño y ya había tanta agua que había que sumergirse para pasar por debajo del marco alto de la puerta. Yo la seguí hasta su habitación. No es que la quisiera ver desnuda xD, es que la corriente parecía venir de allí.

La enorme diana que había instalado anteriormente, había sido el desencadenante de todo aquello. Con el taladro había perforado las cañerías de agua del edificio y poco a poco, se había filtrado todo el agua en el piso -.-‘.

-Esther, ve y abre todas las ventanas de la casa para que el piso se empiece a vaciar de agua, la dije con idea de solucionar el problema, pero Esther no me hizo caso.

Súcubo: The Beautiful KillersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora