Capítulo 3: Nada es lo que parece

305 8 2
                                    

Me desperté en mi cama sin saber que hacía allí. Me dolía medio cuerpo y si os pensáis que eso es bueno porque no estaba herido del todo, os diré que el resto del cuerpo directamente ni lo sentía. Creo que me volví a dormir de nuevo y no se cuanto tiempo estuve así. La siguiente vez que me desperté, seguía allí tumbado como la vez anterior (igual solo dormí cinco minutos más xD).

Empecé a escuchar ruidos en casa. Quizás el señor Braum me había llevado a mi piso y estaba pendiente de mí. Que bueno era ese hombre, aun soportando a la puta de su exmujer mientras se tiraba a su nuevo marido en el Ferrari, que se habían comprado gracias a mi, el seguía demostrando ser lo más parecido que tenia a un amigo. 

Los ruidos se transformaron en pasos que poco a poco los fui sintiendo más cerca, hasta que la puerta de mi habitación se abrió. 

Por un momento creí que el señor Braum se había travestido, quizás hormonado y había sido sometido a varias intervenciones quirúrgicas que lo habían dejado muy sexy, para mi gusto personal (con lo raro que eso sonaba, pero si, era así). 

Esther fue la que apareció por mi puerta y vino directamente hasta mí, para saber como estaba. 

Veo que ya te has despertado, has estado durmiendo a pierna suelta como una dulce niñita, me dijo con tono de madre adoptiva. 

Lo de niñita lo deje pasar, era muy pronto para empezar a pelearme con aquella chica que iba en ¿pijama corto? :$.

-Veo que te has puesto cómoda, ¡eh!, la comente sin mostrar mi agrado visual. 

-¡Si! Aprovechando que has estado desde anoche dormido, me he acomodado mejor y te he arreglado un poco la casa. Me dijo como si me hubiera hecho un tremendo favor. 

Su pijama rosa con una pollito amarillo en su camiseta, no era el único cambio en ella. También llevaba el pelo recogido en una coleta simple y su aspecto en general era bastante más cercano y amable, que el que llevaba el día que la conocí cuando iba disfrazada de cazadora de zombies. 

Eche una ojeada a mi cuarto y note varios cambios. No quedaba ni uno de mis posters de chicas (en todas sus variantes con o sin ropa xD) y en su lugar habían aparecido otros de grupos de música heavy.

Pero lo peor fue ver uno de ella misma a tamaño real con pose de caza vampiros, empuñando una espada. Cuando la pregunte sobre que había pasado para que mi cuarto pareciera más el suyo que el mio, me respondió que me vendría bien culturizarme un poco (por los grupos de música, supongo) y que su posters eran un regalo para su aprendiz, para que me alegrará la vista por las mañanas. Me aclaro mientras se acomodada sentándose a mi lado en la cama. 

Más que darme un gusto a la vista, aquel póster daba miedo. Uno se despierta y lo primero que ve es a una tía gigante que te viene con una espada, con cara de psicópata, pues… Acojona un poco. 

Después de terminar con el repaso visual a mi habitación y acostumbrarme a los cambios que Esther había realizado, me puse a pensar en lo que había ocurrido la noche anterior sin lograr recordar nada. Cuando le pregunte que había ocurrido ella me empezó a relatar toda la historia: 

-Primero te diré que te he curado y vendado todas las heridas que tenías, me dijo. 

-¿Heridas? Ya no sentía ninguna parte de mi cuerpo y se me había pasado ese dato. Cuando me observe mejor, me vi con vendas en las manos, en el brazo derecho y sí, horror. Cuando levante la sábana que me tapaba, me vi desnudo por completo (y por completo incluye el hinchable al aire u.u) teniendo vendado el torso y la pierna derecha. 

Me tape de inmediato con la sábana de nuevo y rece para que como creía en un primer momento, el señor Braum me hubiera llevado a mi piso y me hubiera vendado las heridas, pero no tuve suerte.

Súcubo: The Beautiful KillersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora