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Creo que por hoy tres capítulos es suficiente 😅, espero hayan disfrutado de ellos...😊💕

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Jeju tiene méritos para ser llamada la “isla del amor” por sus escenarios para todos los gustos desde el romanticismo idílico a un cargado erotismo. La isla de Jeju tiene además el atractivo de su paisaje volcánico, cascadas y paisajes muy diferentes de los de la península coreana. Está considerada una de las diez principales atracciones turísticas del mundo, con más de siete millones de visitantes al año, situada en el estrecho de Corea, al suroeste de la provincia de Jeolla del Sur.

Minho no había estado en ese lugar desde que se fue de ahí a los catorce años para hacer fortuna. Ya no era un niño desesperado sino un poderoso magnate, un multimillonario hecho a sí mismo. A los catorce años le había suplicado a su padre que lo recibiera. En ese momento era el primer ministro quien suplicaba, no Choi. En realidad, había sido Irene quien le suplicó en nombre de su padre.

Había sido extraño escuchar su voz por teléfono, cómo resucitar un fantasma. No había sentido nada, ni odio siquiera. Tal vez debería darle las gracias, pensó. Al fin y al cabo, había sido ella quien lo empujó a convertirse en el hombre que era, poderoso, rico, pero sin corazón.
Miró por la ventanilla de la limusina mientras recorrían la costanera de la ciudad. Su hermano mayor, AhIn, había nacido con el título por ser heredero directo y había sido educado para ser el reemplazante de su padre. Pero su hermano había muerto.

Su hermano. 

Un término demasiado importante para una relación inexistente. Igual que con su padre. Aquel día, durante el funeral de AhIn, por fin conocería a su padre en persona. Lo único que sabía de ese hombre era lo que había leído en las revistas de la alta sociedad y del gobierno más lo que su madre le había contado cuando era pequeño. Y vería a Irene, la mujer a la que había amado una vez y a quien había creído su alma gemela. Los dos habían hecho realidad los sueños que tenían en el orfanato, veinte años atrás.

Minho era multimillonario, Irene una famosa actriz de cine.

Pero no era, ni sería la primera dama del primer ministro, pensó. Ese sueño había muerto con su marido. Minho miró el cielo. Había empezado a caer una fina llovizna y no podía imaginar un escenario más perfecto para un funeral.

Taemin iba sentado a su lado en el amplio auto con un elegante traje negro, sin mirarlo. Apenas habían intercambiado unas palabras durante el viaje. Lo había dejado solo con sus oscuros pensamientos y no le había reprochado la cancelación de la boda. Ninguna otra pareja hubiera sido tan comprensiva, pero Taemin lo era, comprensivo y generoso.

Las emociones hervían dentro de Minho, ardientes como fuego. Había vivido de espaldas a los sentimientos durante toda su vida, pero no estaba seguro de poder seguir haciéndolo. 
No había ido al funeral de su madre, veinte años antes, porque no hubo funeral. Sus cinco maridos habían desaparecido sin dejar rastro y su frustración y su amargura habían alejado a todos sus amigos. Solo le quedaba su hijo y había hecho todo lo posible para que la odiara. De pequeño Minho notaba que otros niños recibían besos y abrazos de sus madres, y se preguntaba por qué la suya no lo trataba con el mismo cariño.
 
"Porque eres malo" le decía ella, enfadada. "Sacabas de quicio a tus padrastros cuando no guardabas tus juguetes. Tú has hecho que se fueran y me dejarán".
 
A los catorce años entendió la razón por la que su madre nunca lo había querido, lo culpaba por todos sus sueños rotos. Incluso por su nacimiento y el final de su relación con el primer ministro. Por eso se marchó de Jeju, una ciudad que guardaba tan tristes recuerdos, en cuanto pudo. 

Una noche de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora