10.

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Solo sé que nada sé... Jijiji traje otro capítulo 😊🌹

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Las luces de Seúl eran deslumbrantes, pero Taemin estaba como anestesiado mientras recorrían el centro de la ciudad, pasando frente a los teatros y agencias que lo habían rechazado.
Él era un chico de pueblo que trabajaba como mesero.

¿Y Minho esperaba que se mezclara con la alta sociedad de Corea?
¿Que se mostrará sofisticado y elegante mientras charlaba sobre cosas mundanas con los ricos y famosos con los que Choi solía relacionarse?

Taemin tenía que hacer un esfuerzo para contener un ataque de ansiedad.

-No voy a hacerlo.

Minho no se molestó en apartar la mirada del móvil. Habían mantenido esa misma conversación desde que salieron del rancho.

-Lo harás.

-Solo conseguiría avergonzarte. Yo no sé cómo hablar con los ricos.

En esa ocasión Minho sí levantó la mirada.

-Puedes hablar con ellos como hablas con los demás -respondió con tono burlón-. Son gente normal.

-No, no lo son. Tienen títulos universitarios, son multimillonarios, empresarios, embajadores y artistas famosos que crecieron en mansiones o palacios llenos de empleados...

Minho soltó una carcajada.

-Eres un romántico, no cabe duda.

-La cuestión es que no tengo nada en común con ellos.

-Sí lo tienes, yo.

Taemin giró la cabeza para mirar por la ventanilla.

La noche anterior, Minho se había adueñado de su cuerpo, aunque su corazón intentaba resistirse. Le había hecho sentir cosas que nunca hubiera imaginado, pero por la mañana había vuelto a despertar solo. Aunque en esa ocasión llevaba un enorme anillo de diamantes en el dedo. Se había rendido a sus exigencias de matrimonio por su hijo y porque no tenía alternativa. Había renunciado a cualquier ilusión de encontrar el amor.
Lee miró el anillo de compromiso brillando bajo las luces de la ciudad. Tan duro, tan frío. Como el hombre que se lo había regalado.

Esa mañana lo había encontrado desayunando en el comedor, con una elegante camisa blanca y un pantalón negro, tan elegante como siempre.

-Buenos días -lo saludó, sin apenas mirarlo-. Espero que hayas dormido bien. Volveremos a Seúl hoy mismo.

Nada más. Ni calidez, ni simpatía, ni reconocimiento de la noche que habían pasado uno en brazos del otro. Daba igual lo emocionante, asombroso, explosivo que hubiera sido el sexo. Sin amor que avivará el fuego, todo era vacío.



Y en aquel momento estaban de vuelta en la ciudad que le había roto el corazón.

-No puedo relacionarme con la alta sociedad de esta ciudad -anunció.

-¿De qué tienes miedo?

-Se reirán en mi cara. Los ricos son peores que los directores de casting. Recuerda lo que le hicieron a Key, lo discriminaron porque su padre estuvo en la cárcel...

-Esto es diferente.

-Son peores que las víboras -insistió él, con un nudo en la garganta mientras miraba el obsceno diamante en su dedo-. Y pensarán lo mismo que pensaste tú, que te engañé para que te casaras conmigo.

Una noche de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora