Una noche de Invierno

11.

Hello!!, Aquí les traigo el último capítulo del día... Cariños mucho love 💕

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-¿Hijos, eso me suena a más de uno?

-Por supuesto. Tú sabes lo importante que es tener hermanos. Yo soy hijo único y mi vida podría haber sido muy diferente de haber tenido hermanos. Imagino cómo habría sido la de los tuyos si tú no hubieras cuidado de ellos.

Taemin sintió un escalofrío. Sus hermanos habrían sido separados y enviados a casas de acogida. O a un orfanato, como Minho.

-Claro que los hermanos son importantes, pero…

-¿Pero?

-Todo esto es tan nuevo para mí. Siento como si mi vida fuera irreconocible. Planear una boda, mezclarme con la alta sociedad de Corea, tener hijos… -Taemin sacudió la cabeza-. Yo no sé cómo dirigir una mansión o dar órdenes a los empleados.

-Aprenderás, no te preocupes.

-No sé nada sobre vestimentas de diseño, evidentemente -Taemin miró su camiseta-, ni de maneras elegantes y refinadas.

-Mañana tienes una cita con una estilista personal. Sehun te llevará y Lay irá contigo.

-¿Por qué necesito un guardaespaldas?

-Considéralo un accesorio. Por cierto, tu estilista es… -Minho nombró a una estilista tan famosa que hasta Taemin había oído hablar de ella-. Ella se encargará de elegir la ropa y todo lo demás.

-Guardaespaldas, estilista -Taemin soltó una nerviosa carcajada-. Yo no soy una celebridad.

-Ahora lo eres porque llevas mi anillo en tu dedo -le recordó Choi-. En cuanto a todo lo demás, yo te iré enseñando. Así será más fácil.
 
-No va a salir bien. Es imposible.

Minho pasó una mano por su brazo, haciéndolo temblar de deseo en la penumbra de la habitación.

-Yo te enseñaré -susurró, mientras lo llevaba hacia la cama-. Empezando por esto.
 

La luz del sol entraba por el ventanal cuando Taemin despertó a la mañana siguiente. Se estiró perezosamente, sonriendo al recordar la noche anterior. Pero la sonrisa desapareció al darse cuenta de que despertaba en Seúl como lo había hecho en en el rancho, Solo.

Minho le había hecho el amor tan apasionadamente que sus miedos se habían esfumado. Se había perdido en la sensualidad de sus caricias, el deseo era tan profundo e intenso que borraba todo lo demás.
 
Pero, por la mañana, la realidad era tan fría como su lado de la cama. Taemin miró su reloj. Eran las diez de la mañana y no recordaba la última vez que se había levantado tan tarde. Incluso al principio del embarazo, cuando estaba agotado, se levantaba a las cinco de la mañana para ir a trabajar. No recordaba la última vez que durmió hasta las diez y le parecía un pecado. Se estiró y, al sentir un aleteo en su interior, pasó una mano por su abdomen, murmurando felizmente.
 
-Buenos días, mi niño.
 
Luego se dio una larga ducha. Las pocas cosas que llevaba en la maleta habían sido colocadas en el vestidor y se preguntó si habría sido el mayordomo malas pulgas o alguna empleada que aún no conocía. Esperaba que hubiera sido una mujer. Se sentía incómodo al pensar en el engreído Jimin husmeando en sus cosas, todas compradas en tiendas baratas y lavadas innumerables veces.
 
Los criados piensan lo que les pagó por pensar -había dicho Choi el día anterior.
 
Pero su experiencia le decía otra cosa. Como mesero, recibía un sueldo por servir desayunos, pero sus opiniones eran propias. Su carácter lo había metido en líos más de una vez porque, aunque siempre intentaba ser amable, no iba a dejar que nadie lo pisoteará.
 
No tengo interés en una pareja sumisa, le había dicho también.
 
Era cierto en la cama y también fuera de ella en muchas ocasiones. Minho lo hacía sentir más fuerte, más valiente, como si pudiera ser él mismo. Si pensaba que iba a ser un esposo trofeo, pronto se daría cuenta de su error, pero temía ser humillado en el proceso. Después de cepillarse el pelo se puso una camiseta limpia y un pantalón corto. Todo le quedaba demasiado ajustado, de modo que comprar un nuevo guardarropa no sería tan mala idea. Y un corte de pelo no le iría mal. Aunque tendría que ser una estilista valiente para atreverse con esa melena que había crecido tanto.