18.

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Hola nuevamente, quería decirles que está historia estará siendo actualizada nuevamente en un rato más 😁💕

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Había sido un día muy largo, pensó Tae, cansado. La cancelación de su boda, el viaje, el elaborado funeral, la fabulosa mansión en Jeju… y descubrir que la ex de Minho era Irene Bae. Y, horas después, aquello. Se sentía exhausto y abrumado mientras miraba la casona estilo castillo medieval de los Yoo.
 
–¿Estás bien? –le preguntó Minho.
 
Él intentó sonreír.
 
–Sí, estoy bien.
 
Pero no era verdad. En absoluto. No había estado bien desde que Minho canceló la boda el día anterior. No había descansado en el avión y luego, en el funeral, había descubierto que todo era peor de lo que había temido.
La ex de Minho, la viuda, era la famosa estrella de cine Irene Bae. Famosa, hermosa, poderosa, todo lo que él no era. Y su padre, el anciano ministro, que aún no se había dignado a mirarlo.
Durante la recepción en la mansión de lo Yoo, el ministro, Minho e Irene saludaron a cada uno de los ilustres y poderosos invitados miembros de familias importantes.
Taemin se quedó un poco atrás sin saber qué hacer. Rodeado de tanta gente rica y poderosa, en aquel fabuloso y ostentoso lugar, se sentía fuera de lugar.

¿Cómo podía él, Lee Taemin competir con algo así?

Se había sentido intimidado por la mansión de Minho en Seúl, pero la mansión de los Yoo, con su clásica arquitectura y sus fabulosos cuadros, era abrumador. Había frescos en el techo, una elaborada escalera de mármol y retratos de los ilustres antepasados de la familia por todas partes.

Había esperado que Minho se despidiera de Irene y de su padre para volver a Seúl, pero tenían que esperar para la lectura del testamento de su hermano.
 
–¿Tenemos que hacerlo? –le preguntó.
 
–Tú puedes volver a Seúl esta misma noche.
 
–¡No!
 
–Solo te faltan tres semanas para dar a luz, Tae. Deberías volver a casa.
 
Parecía como si quisiera librarse de él y esa posibilidad le encogía el corazón.
 
–No, me quedo contigo.
 
–Taemin…
 
–Acabamos de llegar –lo interrumpió él–. No pienso irme.
 
Minho lo miró en silencio durante unos segundos.
 
–Muy bien, quédate durante un día o dos. Luego volverás a Seúl–, y no volvieron a hablar del tema.
 
Le había parecido preciosa desde lejos la mansión, pero cuando atravesó sus enormes puertas vio que era un lugar desolado, helado y aterrador. Las ventanas eran diminutas y escasas, y los muros de helada piedra. Aquel lugar era prácticamente un castillo feudal pensó, parecía que pertenecía a esa época brutal de batallas y sangre, como las armaduras que lo adornaban.
 
El anciano desapareció por un corredor, con un enfermero empujando la silla de ruedas, e Irene desapareció también, dejándolos solos en la oscura entrada. Y, de repente, Taemin sintió la tentación de echarse en sus brazos y preguntarle por qué se mostraba tan distante. Entonces escucharon una tos a sus espaldas. Una empleada de uniforme les habló.
 
–Yo les acompañaré a sus habitaciones.
 
–Sí, claro –murmuró Minho–. Gracias.
 
La mujer los llevó por una escalera. Todo olía a moho y los muebles parecían tener cientos de años. 
¿Por qué no viviría nadie en un sitio como aquel? se preguntó.
 
–Las habitaciones de la familia están por aquí –dijo tímidamente, abriendo una puerta.
 
Era un dormitorio formal y anticuado, lleno de antigüedades. Y la cama con dosel no parecía muy cómoda.
 
–Venga conmigo, joven –dijo entonces la empleada–. Lo llevaré a su habitación.
 
–¿A su habitación? –repitió Minho–. Mi prometido dormirá aquí, conmigo.
 
–Lo siento, pero su padre no aprueba que dos personas que no están casados compartan el dormitorio.
 
–¿No me diga? ¿Es por eso por lo que solía seducir a las empleadas en su dormitorio?
 
La mujer pareció asustada.
 
–Señor…
 
–Déjelo –la interrumpió Minho, apretando los dientes–. Dígale al ministro…
 
–No pasa nada –intervino Taemin, apretando su brazo–. Esta es su casa y acaba de perder un hijo. Puedo dormir en otra habitación por una noche o dos. Además, estoy agotado.
 
–Muy bien, como quieras.
 
–El ministro ha pedido que baje usted inmediatamente al salón, señor. Yo llevaré arriba al joven.
 
–¿Arriba? ¿Está muy lejos?
 
–Pues…
 
–Da igual –intervino Taemin–. Tu padre te necesita, ve con él.
 
–¿Estás seguro?
 
–Sí, claro.
 
–Iré a verte después –dijo Choi con expresión distante–. A darte un beso de buenas noches.
 
Tal vez entonces, pensó Tae esperanzado, podrían intentar cerrar la distancia que había entre ellos.
 
–De acuerdo.
 
Minho lo besó en la frente.
 
–Hasta entonces.
 
–Por aquí, joven.
 
Taemin siguió a la empleada por un pasillo. Subieron por una empinada escalera, después otra y luego otra más. Empezaban a dolerle las piernas y tuvo que apoyarse en la pared para buscar aliento. Cuando creía haber llegado a su destino la joven empezó a subir por una angosta escalera de madera y, por fin, empujó una puerta y dijo con tono avergonzado.
 
–Esta es la habitación que le han asignado, joven.
 
Taemin se dio cuenta de que estaban en un torreón que sobresalía de la mansión cuatro plantas por encima de la habitación de Minho. Como si fuera una versión para Rapunzel o el típico familiar loco apartado de la sociedad.
 
–Hay un baño –dijo la empleada con tono de disculpa.
 
Taemin asomó la cabeza. Era tan pequeño como un armario, con un inodoro, un lavamano y una estrecha ducha. Como única iluminación, una simple ampolleta colgada del techo. La opinión del ministro sobre él no podía estar más clara.
 
–Lo siento, joven Lee.
 
Taemin tuvo que hacer un esfuerzo para sonreír.
 
–No pasa nada.
 
–Es usted muy amable. Si le hubieran dado una habitación como esta a la viuda, sus gritos se oirían desde varios kilómetros.
 
Y por eso, pensó Taemin, las mujeres bellas como Irene Bae siempre conseguían lo que querían mientras las personas como él terminaban en un torreón, solas.
 
Después de ponerse el pijama se cepilló los dientes y se metió en la cama, con su duro colchón, intentando permanecer despierto hasta que Minho fuera a darle el beso de buenas noches que había prometido.
 
Esperó y esperó.
 
Pero Minho nunca apareció.

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Recuerdo aún los comentarios por este capítulo... Y eso que está empezando el calvario para nuestro Taemin...🙈🙊

Hasta el siguiente capítulo 😊💕

Una noche de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora