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Buenas buenas!! Iniciando un fin de semana más... Aquí les traigo un nuevo capítulo, espero lo disfruten. Cariños y abrazos💖😊🌺🍃

PlumStardust 😘🌻 para ti!!

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Choi Minho había aprendido de la peor manera posible que habían dos tipos de personas en el mundo, los soñadores que se escondían de la realidad y los que se enfrentaban con esa realidad y luchaban por lo que querían.
Lee Taemin era un soñador. Lo había sabido el día que se conocieron en la boda de Jonghyun y Kibum, cuando no dejaba de hablar sobre el amor eterno a pesar de saber que la boda de su amigo era un desastre. Taemin lo veía todo de color de rosa o estaba ciego.
Claro que había que estar ciego para ver algo positivo en el amor y el matrimonio. El amor era una mentira y cualquier matrimonio basado en el sería un desastre de principio a fin. Y eso lo sabía muy bien. Su madre se había casado cinco veces, pero ninguno de sus maridos era su padre biológico y todas las relaciones habían terminado en lágrimas.

Por alguna razón, cuando conoció a Lee, tan alegre y seguro de sus ilusiones, se había sentido extrañamente encantado. Pequeño, delgado, de pelo castaño, ojos seductores y un cuerpo hecho para el pecado, lo había obsesionado desde el principio. Y no solo por su belleza. Taemin lo odiaba y no se molestaba en esconderlo. Con una sola excepción, Choi no podía recordar ninguna persona hombre o mujer que lo hubiera odiado de ese modo, como lo hacía ese chico. Especialmente desde que se convirtió en multimillonario. Desde entonces, las personas siempre estaban interesadas en su billetera, en su cama o en ambas cosas. No se había dado cuenta lo aburrido que era todo hasta que Lee Taemin lo insultó en su cara.

Él era diferente a los demás y, por eso, lo atraía como ningún otro chico que haya conocido. Su aparente inocencia y su sinceridad habían hecho que bajará la guardia. La noche que pasaron juntos había sido trascendente y deliciosa. Tanto que casi había hecho que se cuestionara su cínica visión del mundo.

Luego, casi dos días antes, había descubierto lo equivocado que estaba sobre él. Lee no era diferente a los demás y no era un chico inocente sino un mentiroso y un cazafortunas. No era como su madre, una mujer desesperada por encontrar el amor que se engañó a sí misma hasta el final de su autodestructiva vida. No, Taemin era como Irene, un sinvergüenza que haría y diría cualquier cosa para conseguir lo que quería.

En el jardín nevado de esa fría noche de invierno, cuando Taemin había llorado entre sus brazos como si su corazón estuviera rompiéndose, estaba mintiendo. Cuando acarició su pelo a la luz de la luna, susurrando que todo iba a salir bien, y Tae lo había mirado con sus preciosos ojos avellanas llenos de angustia, estaba mintiendo. Cuando Taemin le dijo que nunca podría quedarse embarazado y Choi le besó su pelo cubierto de nieve para distraerlo de su dolor, estaba mintiendo.

Minho sabía que Taemin era estudiante de teatro, pero no sabía lo bueno que era. Nadie lo había engañado de tal modo en mucho tiempo. No pudo disfrutar de la fiesta después de eso. Se movía pensativo entre los invitados, preguntándose qué haría cuando Lee Taemin volviera exigiendo beneficios económicos. Si de verdad estaba embarazado de su hijo tenía ventaja sobre su herencia. Y por mucho que despreciaba la idea del amor y el matrimonio, jamás abandonaría a un hijo suyo como había sido abandonado una vez años atrás.

¿Qué le pediría Taemin?, se preguntaba. ¿Matrimonio? ¿Un fideicomiso a nombre del niño? ¿O quería eliminar al intermediario y pedirle mil millones de wons? ¿O dos mil millones?

Había esperado durante toda la noche, nervioso, pero Taemin no había vuelto. A la mañana siguiente descubrió que se había ido de Seúl, como le había dicho. Lo sabía todo sobre Taemin, salvo su historial médico, que esperaba conseguir esa misma tarde. Un investigador había averiguado su dirección. El GPS de su teléfono había sido rastreado por medios que no estaba dispuesto a revelar, y alguien había visto su vieja camioneta azul en una gasolinera, la única que había en esa zona de Gyeongju. De modo que, sencillamente, había ido al rancho de sus tíos y, desde ahí, había elegido tomar el helicóptero para ir a enfrentarlo. Pero no iba a revelar sus estrategias al enemigo. Y Taemin era el enemigo en ese momento. Desde el día que se conocieron Taemin había actuado como si lo odiara, pero Minho nunca lo había odiado.

Una noche de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora