Semana 28: Best Thing That's Ever Been Mine.

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Se lo había dicho una y otra vez pero Louis nunca atendía a sus indicaciones porque era un terco estúpido que creía tener la razón siempre.

"Louis, debes empezar a ser más cuidadoso." Harry había advertido en más de una ocasión y lo único que conseguía era hacer que Louis pusiera los ojos en blanco y suspirara con frustración, argumentando que su embarazo no le impediría hacer labores domésticas.

Y, debido a esa actitud testaruda, Harry estaba allí sentado, mordiéndose las uñas de los dedos con desesperación mientras muchas personas con uniformes impecables andaban de aquí para allá, sin informarle nada.

Louis tenía ya veintiocho semanas de embarazo y había sufrido un pequeño accidente mientras ordenaba las cosas del cuarto del bebé. No estaba muy seguro de cómo había ocurrido, Niall no había sido muy detallado cuando hablaron por teléfono y en realidad Harry no habría podido ponerle atención porque todo lo que podía pensar era en que a Louis le dolía la cintura luego de la pequeña caída, que el paramédico había dicho que era mejor ir al hospital para revisar que todo estuviera bien con el bebé, que Louis había llorado camino al hospital... Que Louis estaba muy asustado.

Así que Harry había dejado sus cosas en la oficina y había manejado con desespero hasta donde Niall le había dicho. Recibió un par de reprimendas por parte de las enfermeras, diciéndole que debía tranquilizarse un poco y que más adelante el médico le daría los informes necesarios. Ellas también habían dicho que había sido una caída leve, que Louis había caído sobre su trasero y que la revisión al bebé era por mera rutina, pero Harry no las había escuchado; él sólo podía pensar en Louis y en su bebé y en el hecho de que nadie podía darle un jodido informe.

Niall estaba sentado junto a él, mordiéndose los labios con ansiedad y tronándose los dedos mientras los segundos pasaban en el reloj de la sala.

"Estará bien." Niall dijo en voz baja, más para él mismo que con la intención de que Harry le escuchara.

"¿En qué diablos estaba pensando? ¿Por qué lo dejaste hacer eso, Niall?" Harry trató de sonar calmado, pero el tono de su voz denotaba que estaba nervioso. Su buen amigo suspiró y alzó los hombros, dudando antes de contestar.

"Le dije que yo lo haría, pero es tan necio... Dijo que estaba bien, que podía poner eso en la parte de arriba del clóset, que no era pesado. Así que accedí, pero cuando iba a bajar de la silla simplemente no pisó como era debido y su trasero se estrelló contra el piso."

"Me va a escuchar, te lo aseguro." Una vez que me digan que él y mi bebé están a salvo, me va a escuchar. Pensó Harry.

Niall elevó la comisura de sus labios pero sus ojos azules no demostraron felicidad, Harry distinguió algo de angustia y tal vez culpa en su mirada clara, así que se acercó un poco más y lo abrazó. Tú no tuviste la culpa, estará bien. Quiso decirle.

Pasaron diez minutos más antes de que un médico apareciera por el pasillo, con la bata blanca y pulcra y el cabello negro salpicado con algunas canas.

"¿Familiares de Louis Tomlinson?" Preguntó y Harry se levantó de un salto, haciendo saltar al hombre de treinta y tantos años. Se estremeció y, siendo honestos, sintió algo de pánico cuando los ojos grises de aquel hombre lo miraron con seriedad. "¿Eres el padre del bebé?"

"Sí, soy yo." La mano suave de Niall se apoyó en su hombro y se relajó un poco.

"Están bien, ha sido sólo el susto." Y Harry sintió que podía respirar de nuevo. "Louis está dormido, estaba algo ansioso y lo mejor fue darle un tranquilizante pero el efecto no durará mucho... ¿quieres pasar a verlo?"

Harry asintió con la cabeza y dejó que el amable doctor le guiara hasta la recámara donde Louis descansaba, con la expresión dulce dibujada en el rostro y sus manos sobre el bulto de su abdomen, cada vez más notorio. Sonrió al mirarlo tan tranquilo en lugar de verlo buscando algo qué hacer, caminando por todos lados en la recámara o durmiendo dando vueltas sobre la cama.

"¿Quieres saber qué es?" Cuestionó la voz del doctor. Harry giró la cabeza un poco para mirar la sonrisa astuta dibujada en el rostro del médico. Louis no quería saber si el bebé era niño o niña, pero Harry tenía el presentimiento de que sería un varón y, siendo honestos, se moría de ganas por confirmar sus sospechas.

"Él no quiere saberlo." Se acercó más a la cama de su esposo y le acarició la mejilla sonrojada, prometiéndose que iba a reprenderlo por ser tan persistente y ponerse en peligro de forma tan ridícula.

"Bueno, está dormido y el sedante tardará todavía un poco en hacer efecto." El hombre alzó los hombros y Harry se mordió el labio inferior. "No creo que pueda escucharlo."

Harry besó la frente de Louis, sintiendo el calor de su cuerpo contra sus labios. "Tal vez me gustaría saberlo."

"Es un niño y te alegrará saber que está sano y salvo... Puedo apostar que serán grandes padres."

Así que Harry no pudo reprimir más las lágrimas que guardaba, un poco por la angustia, un poco por los nervios, un poco por la felicidad que sentía al saber que ambos estaban sanos y, sobre todo, porque su imaginación había trabajado con demasiada rapidez y podía imaginarse ya a su hijo, corriendo por todos lados, riendo adorablemente...

Colocó una de sus manos sobre la barriga de Louis y agradeció a Dios y a la suerte y al destino y al universo entero porque Louis y el pequeño bebé que crecía a cada segundo dentro del cuerpo de su esposo, eran lo mejor que alguna vez había sido suyo, y los amaba sin importar cuán tercos y obstinados pudieran llegar a ser.

Every Single Beat Of My Heart Is Yours To Keep.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora