Semana 39: With You, There's Not A Star In The Sky That I Can't Reach.

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Dolía como el puto infierno; mucho más de lo que Louis había imaginado que dolería e incluso más de lo que se sentía capaz de soportar.

Las contracciones se abrían paso a través de su columna vertebral y terminaban en la parte delantera de su abdomen, haciéndolo jadear y perder el control de las respiraciones profundas que trataba de tomar.

A un lado de su cama, una enfermera de cabello rubio y ojos grises, sonreía con dulzura y anotaba alguna estupidez en la carpeta de control de Louis.

"Relájese." Ella dijo, voz chillona y un acento que Louis no reconoció en ese momento. Pensó en contestar algo sarcástico cuando la siguiente contracción apareció y no fue capaz de hacer mucho más que soltar un gritito y apretar la mano de un nervioso Harry que se mantenía junto a él.

Duró un poco más que las anteriores y fue más intensa también, pero a la chica rubia eso no pareció importarle en lo más mínimo, porque salió de la habitación con esa tonta sonrisa amable que provocaba en Louis unas inmensas ganas de golpearla en el rostro.

"Louis, cálmate." Los dedos de Harry apretaron los suyos con cuidado, llamando la atención de Louis. "Ella no tiene la culpa..."

"No he dicho que la tenga." Respondió y trató de respirar como todo el mundo le había sugerido, inhalando profundamente y soltando el aire poco a poco. "Es solo que es idiota, ¿cómo carajos espera que me relaje si las contracciones me están matando?" Harry no pudo evitar sonreír.

"Estás..."

"No, no estoy siendo dramático. Tú no lo entiendes porque no eres el que siente los putos dolores." La sonrisa de Harry se amplió, pero no dijo nada para seguir discutiendo. En lugar de eso, se inclinó sobre Louis y depositó un beso sobre su frente, dulce y paciente.

"Acabará pronto, están preparando las cosas para la cesárea y el dolor se irá, ¿está bien?" Louis asintió y, aunque no lo dijo en voz alta, Harry pudo percibir los nervios ocultos en la mirada azul de su esposo.

Quiso decirle que se tranquilizara, pero sabiendo que sería inútil, se inclinó un poco más y lo besó en los labios, suave y tranquilamente antes de que la siguiente contracción llegara. Fue agradable sentir a Louis devolviéndole el gesto y la sonrisa dibujada en su rostro cuando se separaron, hicieron entender a Harry que había servido de algo.

"¿Puedes creer que esto está por suceder?" Louis preguntó. "Yo no puedo creerlo a pesar de lo real que se siente el dolor y todo eso, ¿sabes? Está por llegar." Dijo, hecho un manojo de nervios y emoción que no podía controlar; la necesidad de conocer a su hijo era incluso más fuerte que las contracciones y cada vez que cerraba los ojos, podía imaginarlo entre sus brazos, chupando su pulgar, durmiendo tranquilamente mientras Harry tarareaba alguna canción de cuna.

Habían tenido que adelantarlo todo una semana, porque las contracciones habían empezado antes de tiempo y definitivamente su pequeño tesoro quería nacer ya, sin importar lo lluvioso que había estado el día y el hecho de que Harry estaba en medio de una importante junta cuando recibió la llamada.

Harry no respondió a la pregunta de Louis, no pudo hacerlo porque la doctora que había vigilado el embarazo de Louis apareció por la puerta, con la vestimenta apropiada para la cesárea y una mirada tranquilizadora que hizo efecto en ambos hombres.

"Es hora." Anunció. "Louis será llevado al quirófano en unos momentos, y puedes estar ahí si quieres, Harry."

"Lo estaré, a no ser que Louis no quiera."

"Te quiero ahí, tomando mi mano." Louis susurró, los ojos azules llenos de lágrimas y una sonrisa tonta que no podía quitar de su rostro entonces. Una contracción más se presentó en esos momentos y, gracias al cielo, la doctora le dijo a Louis que tratara de respirar adecuadamente para poder mitigar el dolor.

Every Single Beat Of My Heart Is Yours To Keep.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora