Distopía 5

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Me gustan mucho las mariposas. Ella dice que no las ve, pero las trata bien, las deja volar libres. Y eso me gusta.

Mis favoritas son las rojas, aunque son las únicas que conozco, y siempre que las libero me lo agradecen con su grácil vuelo. Nunca he visto nada tan hermoso.

A veces escapan todas juntas lentamente, de una sola vez, y se pasean con tranquilidad por la primera superficie que encuentran, como un ejército carmesí sin destino fijo. Otras veces salen disparadas, con ansia de libertad, y se posan con rapidez sobre mi cuerpo. En ocasiones se vuelven tan cariñosas que es difícil despegárselas, pero no me importa. Pueden quedarse conmigo todo el tiempo que quieran, al fin y al cabo son mis preferidas. Sin embargo, a ella no le gusta que este rodeado de mariposas, dice que puede llegar a ser muy problemático para nosotros. Y estos son los momentos en la que tengo que dejarlas marchar, por mucho que me cueste.

Llevamos bastante tiempo liberándolas y aún queda mucho trabajo por hacer. Salgo a buscarlas siempre que puedo.

Esta noche he salido a por ellas. He cogido el cuchillo. Ahora estoy esperando en este callejón, y en poco se lo estaré enterrando a ese hombre en el estómago y en la garganta, porque sé que cuando lo retire podré ver las mariposas.


El asesino 2, esa dulce, dulce melodía

Distopía 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora