Distopía 7

116 7 5
                                    

Cuando era pequeño otro chico y yo hacíamos exactamente lo mismo. Le saco un par de años, y a pesar de que siempre fuera yo el que daba el primer paso para abrir fronteras, propulsado por sueños que a día de hoy sigo persiguiendo, todos los focos se centraban en él.

Obviamente tuvimos caminos distintos antes de encontrarnos, y ni él ni yo somos el adolescente alocado de hace unos años, a decir verdad, diría que ahora soy peor. No obstante, lo que más me diferencia del "yo" de aquellos tiempos es que ya no tengo miedo. De lo único de lo que me arrepiento es de no haberme desecho antes de él.

He tardado 4, quizá 5 años en darme cuenta de la obviedad más absurda, y es que él no persigue lo mismo que yo. Ambos hacíamos uso del mismo camino, teníamos que pisar las mismas baldosas, pero no me di cuenta de que íbamos por rutas distintas hasta que finalmente tomé ventaja en la mia.

Todo el mundo nos comparaba, y ese era el problema. Aún era joven y la inseguridad de aquella edad me jugaba malas pasadas constantemente. Llegaba el punto en el que yo también me empezaba a comparar, porque pensaba que era lo correcto, que él era "lo bueno" y que yo lo estaba haciendo mal, que las cosas que él conseguía eran las que tenía que conseguir yo y si no lo lograba era un fracaso absoluto. Y nada más lejos de la realidad.

He aprendido a mirar detrás del polvo. Todos tenemos una máscara, una humareda o una sombra que oculta nuestro verdadero yo a los demás. Algunos saben jugar con ella y otros simplemente no saben ni lo que es ni como controlarla, incluso diría que simplemente se dejan llevar por la de los demás. Pero después de mirar bajo su máscara y la mía, vi tanto, que ya no tengo miedo a nada más.

Y aunque no puedo explicar lo que vi, sé una cosa, y es que no puedes dejar que los demás te demuestren quién eres, tienes que demostrartelo tú a ti mismo. Será entonces cuando dejes de tener miedo. Porque a pesar de lo que parece que son las cosas, no eres un número, ni una historia, ni un puñado de letras, eres tú. Y ese es el camino más difícil de encontrar.

Distopía 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora