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Ella corría feliz y contenta, ignorante de todo lo que sucedía a su alrededor. Una casa mediana, padres amorosos, una vida llena de comodidades y ella resplandeciendo de luz y alegría.

Tenía siete años cuando lo conoció, fue un accidente ya que se había alejado bastante mientras jugaba a las traes con el resto de sus amigos.

Ocurrió una tarde, deambulaba en el bosque cerca de su casa escondiéndose para que no la fuesen a encontrar. Mientras corría y se escondía alcanzo a escuchar el canto de una melodiosa voz. Curiosa busco su origen, encontrando el final del bosque una mansión que en su corta vida jamas la había visto. Se acerco más, saliendo apenas del bosque y ver un pequeño kiosco, en donde debajo de el ya hacia una mujer a un lado un niño albino, refugiándose del apenas sol que resplandecía de esa tarde fresca.

Y ahí estaba otra vez esa canción. La cantaba él, cerrando sus ojitos mientras movía los labios y haciendo lo que la mujer parecía indicarle, hasta que de la nada se detuvo.

—Esta muy mal, no has mejorado ni un poco.— decía la mujer, cansada y fastidiada de la situaciónsera mejor que lo dejes, no podrás aguantar más.

La niña escondida hizo una cara desconcertada. Lo había hecho perfecto.

—Lo se, pero quería tratar de seguir intentándolosonrió apacible, pero sonando triste.

For Your Own Good [Noremma] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora