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— No lo creo —contestó ella algo indignada.

— Eres muy insegura. Y necesito que sepas que eres tan válida como cualquier otra. Déjame que te enseñe todo lo bueno que tienes , empezando por la boca —pasó su dedo índice por ella— siguiendo con tu pecho —levantó su camiseta— tienes abdominales.. —sonrió y acarició su vientre— ¿No vas a terminarte tu comida?

— Se me acaba de quitar el hambre.—

— ¿Y eso? —dijo juguetón— Mmm —apoyó su espalda sobre el asiento de cuero y cerró los ojos— qué noche tan larga. Y yo sin hamburguesa.

— ¿Quieres la mía?—

Alzó una ceja y la miró por el rabillo del ojo.

— ¿Tu hamburguesa?¿En qué sentido? Ah, por cierto, eso de chuparme los dedos me ha gustado. ¿Podrías volver a hacerlo?—

— ¿Con los dedos?—

— Con lo que tú quieras.—

— ¿Por qué no pasamos al asiento de atrás? Sería mucho más cómodo para ambos.—

— Pero con una condición.. no podemos quitarnos la ropa. Solo se permite tocar.—

— Trato hecho.—

— Es que si lo hacemos rápido y sin divertirnos un poco, nada de esto tiene gracia. La clave está en aguantar lo máximo.—

Zayn salió del coche y fue directo al asiento trasero. ____ al contrario, pasó entre los asientos delanteros. Al ser más delgada y pequeña que Zayn le fue sencillo. No estaban seguros de nada de lo que estaban haciendo. Pero correrían el riesgo, fuera cual fuera.
Zayn la cogió desprevenida y la tumbó llenándola de besos y de mordiscos en un principio inofensivos respecto a dejar señales. Ella únicamente se reía bajo él. Mientras tanto Zayn se divertía haciéndole cosquillas en el cuello y besándola. Nunca antes había disfrutado tanto con una chica. Y eso que sólo se limitaban a besuquearse.

— Ya vale, abusón. No puedo ni moverme —dijo ella zafándose de su cuerpo— me tienes aplastada.

— Perdóname la vida.—

—Hey no te rías de mí.—

— ¿Por qué ves cosas dónde no las hay? Si necesitas un psiquiatra estoy dispuesto a pagarte uno.—

— No veo cosas donde no las hay, solo interpreto tus palabras y la entonación.—

— Aparte de guapa ,inteligente y bien entendida.—

— ¿Sorprendido o qué?—

— Sí, pero ¿Por dónde íbamos? Si no empiezas tú, sigo yo eh.—

— No déjame a mí.—

— ¿Te vas a sentar en mis piernas? Me parece una postura de lo más excitante. Pero como no podemos desvestirnos.—

_____ se sentó sobre Zayn y rodeó su cuello con los brazos. Besó su boca una vez más en la noche y Zayn hizo que echara la cabeza hacia atrás para poder regresar a la piel de su cuello

— ¿Has cambiado tu gel de ducha? —preguntó él a la vez que besaba.

— Sí.—

— ¿Es porque te dije que olías como todas?—

— Sí, eso me dolió.—

— Estás de un sensible... ¿Por qué no quieres ser como ellas?—

_____ paró de repente.

— ¿Otra vez empezamos con lo mismo?—

— Shh,sh, ya... no te enfades. Retiro lo dicho. Eres única —rió— y no le busques ningún doble sentido porque no lo tiene.

— ¡No lo iba a buscar!—

— Enséñame cómo tratarte, no sé por dónde me vas a salir y eso me atemoriza. Solo de imaginarme lo que pudiste haberme hecho aquel día en el beat, vi tus ojos inyectados en sangre y me cag*ué —volvió a reír.

— Dale gracias a tu hermano, sino hoy estarías criando malvas.—

— Gracias Liam —hizo como que miraba al cielo— sin ti este momento no hubiera sido posible.

— A veces eres como un oso de peluche, pero otras veces eres como...—

Zayn la interrumpió.

— Como un muñeco hinchable, así que trátame como tal.—

— ¿Muñeco hinchable?—

Comenzó a reírse sin parar y Zayn quedó embobado con aquella cara. Su risa era maravillosa, y el sonido de esta le encantaba.

— Esto parece más una reunión de amigos en vez de un todo o nada.—

— ¿Todo o nada? ¿Qué es eso? O hablas claro o no me entero.—

— O me lo das todo o no me des nada.—

— Mmm ¿Lo quieres todo? —él asintió– ¿De veras que no quieres que me quite la ropa?

— Hicimos un trato.—

— ¿Seguro? —hizo un movimiento bastante erótico sobre él.

— Mm...—

— ¿Seguro que no quieres? —repitió ese movimiento.

— Juegas con trampas.—

— Solo me acomodé un poco sobre tí, aquí abajo hay algo duro que me molesta.—

Zayn echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Lo volvía loco. No habían hecho nada del otro mundo aún y ya lo tenía abducido.

— Es que... ah... —de nuevo se movió sobre él como si estuvieran haciéndolo— creo que me senté sobre tu móvil o algo así.

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El Placer de Estar Contigo | Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora