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— Hace mucho que no veo tu carácter destructor. Desde que estamos en Londres no te he visto muy agresiva -rió.

— Es lo que tiene...

— ____, ¿Sabes que me he dado cuenta de una cosa en tu comportamiento?

— Qué cosa.

— Que tienes miedo a no gustar. ¿Es por lo que me acabas de contar verdad? –ella asintió– Pues no deberías tener ese miedo porque realmente eres increíble.

— No es cuestión de ser sólo increíble. Todo el mundo suele decir que lo que importa es el interior, pero eso es una gran mentira. ¿Acaso si una chica es fea, alguien se va a acercar a ella para conocer su interior? No, ¿Verdad? La imagen es lo que llama la atención para ir a conocer. Pongamos tu caso. Eres guapísimo, y tu comportamiento es de un auténtico capullo, en general. ¿Alguna chica se ha acercado a ti por tu interior? No, sólo por tu físico.

— Yo a ti me he acercado por tu físico. Eres una mujer cañón.

— Ahora que tengo veinte años y me he pasado horas y horas en el gimnasio.

— Juraría que tú no eras un horror.

— No es que fuera un horror Zayn, yo era mona. Tenía mi encanto, pero no sé. Los chicos con dieciséis años solo van a por las populares y guapas. No las monas.

— Tienes un gran trauma ___. Yo puedo ayudarte a superarlo. Mírame ¿Vale?, siéntate bien.

Ella se sentó bien y lo miró sonriente.

— Yo ahora mismo no cambiaría nada de ti. Eres perfecta tal y como eres -___ sonrió - Y mira tu sonrisa, ¡el mundo estaría loco si dijera que tu sonrisa no es linda

— Eres un encanto.

— No, el encanto eres tú. Créeme. Tus ojos siempre brillan, tu pelo es suave y huele que te mueres. Y si quieres, para que te lo creas, te podría llamar diariamente para decírtelo. Así te conciencias un poco. Es una pena que no confíes en lo que te digo, porque lo que yo veo, es magnífico. Puedo seguir por tus labios... -los tocó son sus dedos- los besaría todo el día si me dejaras, aparte de tu sonrisa, está tu risa es muy sexy y tus mejillas cuando te sonrojas, eres adorable. Si lo que quieres es ser perfecta, quédate tal y como estás.

_____ no pudo resistir la tentación de darle un beso y un abrazo. ¿Sería así Zayn de verdad? Con las últimas palabras había perdido completamente la razón.

— Zayn eso te quedó muy bonito. 

— Me salió del corazón, es lo que pienso.

— A mí me sale del corazón decir que no quiero que dejemos de ser amigos por nada del mundo.

— Nadie ha dicho que vayamos a dejar de serlo.

— Joder Zayn, te quiero. – lo abrazó de nuevo y se dio cuenta de lo que acababa de decir.

— Yo también te quiero preciosa.

Hubiera deseado que el tono en el que se lo dijo hubiera sido serio, no con esa sonrisa inocente, sí inocente viniendo de él. Lo había dicho como amigos. Pero para _____ era imposible ser sólo su amiga. Una relación con él sería imposible. Él tenía a millones de chicas entre las que poder elegir y ella solo le tenía a él. En ese momento solo a él. Había comenzado a adorar su sonrisa, y sus ojos marrones expresivos. Y su piel y toda su vida en sí.

Algunas horas más tarde aterrizaron en Nueva York. ____ deseaba que la siguiera tratando del mismo modo, y que fuera igual de sensible con ella. Por favor. La abrazó por la cintura nada más bajar del avión y cruzar el aeropuerto. Tuvo que detenerse algunos instantes para firmar a algunas chicas y ____ permaneció siempre a un lado. Parecía tonta, pensaba ella de sí misma. Nunca antes se había comportado con esa parsimonia y estupidez. Lo miraba atontada, como si el mundo se hubiera detenido.


Tras pasar por eso, el coche de Zayn esperaba en una zona reservada. Él mismo la invitó a subir con él y llevarla a dónde quisiera. ___ tuvo que espabilar y no comportarse como una imbécil. Intentaría comportarse como siempre.

— ____ ¿Coges mi agenda electrónica un momento? Mira qué es lo próximo.

____ cogió del bolso de Zayn aquel aparato y lo encendió. Usó el lápiz para la pantalla táctil y no dudó en mirarle las cosas que tenía apuntadas. En los próximos días él tenía una cena en la Casa Blanca. Sonaba importante.
Y lo era. Siguió revisando para los próximos días y vio a una tal Sam,  "Visitar a Sam", inmediatamente se lo borró. Que se jodiera. No iba a permitir que viera a nadie más si estaba en su mano.

— Tienes cena en la Casa Blanca.

— ¿Vas a venir conmigo?

— Pero cómo, a mi no me han invitado.

— Eres mi acompañante.

Zayn se veía muy bien mientras conducía. Estaba serio y concentrado.

— No iré Zayn, nunca he ido a esos sitios.

— Pues ya es hora de que vengas.

— ¿Y qué dirán?

— ¿Qué dirán, de qué?

— De que yo vaya contigo. Dirán que estamos saliendo.

— Y yo diré que eres mi amiga-estilista.

— No se lo creerán.

— Pues eso entonces no es asunto nuestro, es su problema.

— De todas maneras, no tengo preparado vestido, ni zapatos, ni nada. Por cierto, tu traje debería estar ya preparado.

Ahora se mentalizaba para ir de su brazo a una cena de gala. ¿Qué sería lo siguiente? Llegaron a casa de Zayn y _____ enseguida fue a mirarse al espejo. No soportaba pasar horas sin mirarse al espejo. Tenía ojeras. Se tapó la cara y se metió en el baño para buscar entre sus cosas un corrector. Cuando encontró el tubito y vio que no echaba nada, se enfureció. ¡Para una cosa que necesitaba en ese instante y no tenía! Abrió la puerta del baño y llamó a Zayn. Éste apareció rápido.

— ¿Necesitas algo?

— ¿Tienes corrector de ojeras?

— ¿Para qué?

— ¡Para metértelo por...! ¡Para qué va a ser! Para las ojeras.

— Ya empezaba a extrañar que no me dijeras alguna cosa así. No necesitas nada. Estás bien así.

— Sí, claro...

— ¿Quieres comer algo? He encontrado un par de trozos de carne en la nevera, puedo cocinarlos ahora y así comemos.

— Solo quiero corrector –Zayn entró y la abrazó por detrás, besando así la curva de su cuello.

— No necesitas más corrector que tu sonrisa, no te pongas seria. No me gusta.

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El Placer de Estar Contigo | Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora