Capítulo-11

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En un principio, Shirin estaba en desacuerdo de dormir las ocho horas requeridas. Ella sentía que podía aguantar con tan sólo cuatro y que doblar ese tiempo sería un gran desperdicio. Sin embargo, ahora se le había hecho totalmente imprescindible y tenía más energía que nunca por las mañanas. Sus compañeros y casi todos los profesores eran bastante conscientes de la condición física de la menor, por lo que también notaron su gran mejoría.

—Me alegra que hayas vuelto—Murmuró Jimin, sonriendo ladina mientras la observaba con una mirada analítica—Tu piel ahora se ve más resplandeciente que nunca, ¿sabes?

—Me miras como si fueras mi novia—Bromeó la menor, dándole un pequeño mordisco a su manzana. Aquella insinuación provocó que la contraria se sonrojara— Yo me veo como siempre, tan sólo tengo mucha más energía que antes...—Su compañera dio un leve golpe en la mesa, alertando a la rubia.

—¡Has cambiado mucho desde que te vi! Quiero decir, la cara está igual, pero tienes más mejillas que antes. Antes parecías un muerto viviente, Shirin—Acusó, señalándola con el dedo— Ahora estás adorable

Y entonces, fue Shirin la que se avergonzó de su mejor amiga. Sobretodo porque todo el comedor las estaba observando, algunos con cierta ternura y otros con una simple curiosidad. Se encogió de hombros y le pidió que se sentara. ¿Cómo podía decir eso tan libremente? Era algo simplemente vergonzoso, ni siquiera sabes cómo va a reaccionar la otra persona. Vale, son amigas, es algo normal elogiarse de vez en cuando, ¿no? Bien, ella no lo hacía mucho. Siempre tenía muy buenos pensamientos sobre sus amigos, pero si no se lo pedían, ella nunca los sacaba a la luz. Aunque a veces lo soltaba sin darse cuenta y quería meter su cabeza varios metros bajo tierra. Decidió esconder su pudor mirando al teléfono, pero el mensaje que recibió no ayudó en absoluto.

Pervertido: "¿Ha dormido bien mi princesa?"

Aquello provocó que quisiera tirar el teléfono al suelo y esconderse bajo la mesa para no tener ningún contacto visual con nadie. Pero haciendo eso conseguiría aún más vistas, así que solamente optó por responderle y dejar el teléfono de lado.

Princesa: "¿En qué momento he dicho yo que soy tuya?"

Pervertido: "No me refería a que fueras mía, si no que para mí eres una princesa. Sería muy posesivo decir eso teniendo en cuenta que no me conoces, ¿no crees?"

Salvado, idiota

Princesa: "Claro que lo creo, ¿Necesitabas algo en especial?"

Pervertido: "Siempre te saludo por las mañanas. Parece como si no lo recordaras"

Y eso era cierto, Jimin nunca se olvidaba de darle los buenos días, las buenas noches, si había comido y dormido bien. Siempre era el primero en decirlo y era algo que en parte hacía sentir a Shirin confiada, pero frustrada. ¿Cuándo llegaría el día que ella lo saludara primero? ¿Acaso debía sentir la necesidad de preguntarle si se alimenta bien? No sabía mucho de quién le escribía, ni lo que hacía o dejaba de hacer. Y a veces llegaba a sentirse mal por no preocuparse tanto como él lo hace. ¿O quizás lo dice solo para sacar un tema de conversación?

—Tierra llamando a Shirin—La mano de Jimin se movía delante de su rostro y eso hizo reaccionar a la contraria, quién parpadeó un par de veces para fijarse en su amiga, los pensamientos habían provocado que nublara su vista por unos segundos— Asumo que no me has estado escuchando, así que te lo repetiré—dejó escapar una pequeña risa que hizo sentir a Shirin incluso peor por no haberla escuchado, parecía que ya la conocía bastante bien— ¿Harás algo durante el puente?

Miró directamente a Jimin, ella solía pasarse los puentes estudiando o ensayando y ahora le vendría mejor que nunca para ponerse al día de todas las semanas que había faltado. Sin embargo, eso ya lo había hecho en la primera noche que volvió a clases, aún así no estaba del todo segura de tener todos los conceptos claros y seguía viendo el puente como una oportunidad de estudiar más horas. Pero ella parecía tener otros planes distintos a ella y era algo normal, las personas solían aprovechar las vacaciones para disfrutar y vivir experiencias nuevas. O simplemente estar en tu casa y relajarte, pensando en todo lo que no sea estudiar. Le daba bastante lástima pensar que ella no podía ser, su corazón palpitaba con mucha fuerza de sólo pensar en no estudiar por lo menos unas horas extra esos días. ¿Era malo sentirse así? Terriblemente malo, necesitaba cambiar eso, ser como los demás, aprovechar su juventud para disfrutar y relajarse un poco. Ya había perdido muchos años de su vida, ahora que estaba tan cerca de llegar a su meta ¿Qué le quedaría? ¿Seguir manteniendo las notas para tener un futuro próspero? Tampoco le gustaba pensar en esas cosas. Así la única respuesta que le dio fue una encogida de hombros, dándole a entender que no tenía muy claro lo que haría.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2020 ⏰

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