Capítulo-10

16 0 0
                                        

En unos días consiguió retomar todas las clases perdidas, pero estaba pendiendo de un hilo debido a las constantes ausencias. El día que regresó, fue muy bien recibida por Jimin, su amiga. Mientras que Yoongi le había dedicado una sonrisa más relajada que mostraba su alivio. Nada más. Después de todo, no se esperaba mucho de él. Ambos eran algo tímidos a la hora de hablar.

Tenía de asesor de Baile a Jimin, quien le enseñaba grandes pasos de la danza contemporánea. Shirin solo podía quedarse en silencio y admirar sus pasos. Eran tan...finos, directos y fluidos que no tenía nombre de lo que aquello le hacía sentir.

—¿Te ves capaz a hacer eso?—Suspiró del cansancio del momento mientras la miraba fijamente. Sin embargo, ella parecía que no lo estuviera escuchando. No sabía en qué momento se comenzó a fijar en las piernas del mayor, tenían una forma y unas curvas perfectas para que, a la hora de bailar, tu mirada se quede enganchada en cómo éstas vuelan sobre el aire como si fueran por libre. El de cabello rubio se agachó para quedar a su altura y la miró fijamente a los ojos—Hey, ¿Me estás escuchando?

Al hacer eso, Shirin pegó un brinco y sus mejillas ardieron, cohibida. El mayor se disculpó en un momento por el susto, pero no pudo evitar soltar una pequeña risita ante su tierna reacción

—Perdón...Me quedé distraída por un instante—Carraspeó, le daba vergüenza admitirle que le estaba mirando las piernas—¿Qué era lo que me decías?

—Decía que si podías hacer lo que yo te he mostrado—Ella automáticamente comenzó a mover su cabeza de un lado a otro, lo veía como una tarea imposible. Esto hizo reír de nuevo al rubio—No te preocupes, estoy aquí mismamente para ayudarte. Ven

Jimin extendió su mano para ayudarla a levantarse, ella echó un rápido vistazo a su móvil, mostrando un pequeño puchero al ver que no se iluminaba la pantalla en ningún momento. Finalmente se levantó para recibir la asesoría. Su corazón palpitaba con fuerza de los nervios, no quería humillarse más en frente de nadie y comenzó a bailar como pudo en cuánto la música sonó. Sus piernas son mucho más delgadas que las de Jimin. Aún así, era capaz de moverlas en el aire y en el suelo de la misma manera que él, con la misma libertad. Aunque por supuesto, todos cometemos errores.

—¡Mierda!—Dijo tras tropezarse en un paso, cayendo al suelo. Pero sin hacerse daño.

—No sé lo que has dicho pero, viendo tu rostro, puede hacerme una idea—Sonrió Jimin, algo apenado. Ella comenzó a encogerse en el sitio al darse cuenta de que había hablado en español—No te preocupes, has estado muy muy bien. Ese paso es muy difícil de hacer.

Shirin asintió como podía, queriendo retener las lágrimas en sus ojos, pues de nada le serviría llorar ahora. Prefería pensar en positivo, sobretodo después de haber tenido tanta suerte de que tuviera a Jimin como asesor de baile. Inconscientemente, miró una vez más a su teléfono. Sin recibir ni un solo mensaje.

—¿Esperas un mensaje importante? Podemos descansar si quieres—Habló el mayor y la rubia negó con sus manos

—Perdona, se me ha hecho costumbre que una persona me hable a menudo y ya es de manera automática—mostró una pequeña sonrisa tímida, algo abochornada.

—¿Un amigo tuyo?—Jimin se sentó en el suelo, tomando una botella de agua

—Mhm...Bueno, podría considerarlo así. Aunque no sé quién es exactamente. Igual es un pervertido, pero me parece que es muy amable para eso—El mayor sintió que se le quedaba el agua estancado en la garganta cuando la escuchó. Comenzó a toser— ¿Estás bien...?

—Sí, Sí...Me entró el agua por la otra cavidad—Sonrió leve, dando una última tos para secar definitivamente su garganta. Shirin quería pensar que aquella reacción fue debido a que sabía algo de aquel chico de los mensajes, pero sólo se le había atragantado. No podía asumirlo por algo como eso, no eran suficientes pruebas. Además, tampoco sería buena idea atosigar a su joven asesor por algo en lo que posiblemente no esté metido. La menor sintió la necesidad de tocarle el hombro como forma de mostrarle su preocupación, aunque se maldijo a sí misma al pensar lo que había hecho. ¿De dónde ha sacado el valor para siquiera acercarse a él? Lo idolatraba demasiado y no podía evitar seguir en aquella nube que te impide creer que tu sueño es una realidad. Apartó enseguida su mano, alterada. Aquello provocó una leve risa en el mayor—Vas a tener que empezar a tomar confianza con nosotros. Estamos aquí para ayudaros y guiaros, no tienes que pensar en mí como una especie de rey...Aunque si quieres, puedes llamarme como quieras—Sonrió suave, guiñando su ojo. Esto hizo que los colores de la chica subieran a sus mejillas al instante.

Memory [M.Y.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora