Capítulo.02

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Desde entonces formé una rutina que por nada del mundo podía romper. Me levantaba a las 5 de la mañana para trabajar de cartera hasta las 8, sin desayunar, iba al instituto que tiempo después logró ser universidad, dónde tenía que ir a la misma hora que el instituto por suerte. Al volver de la escuela comía algo rápido cómo un poco de pechuga de pollo o una ensalada, pero un bocadillo nunca, a mi ajetreado estómago no le sentaba nada bien el pan. A las tres de la tarde comenzaba mi segundo trabajo, dónde cobraba bastante bien, pero no lo suficiente para ganar mi meta sólo con eso. A las 8 de la tarde terminaba el turno e iba corriendo a la casa dónde debía cuidar a unos niños hasta que llegaran los padres, que sería al rededor de las once de la tarde dónde volvería a casar y sin cenar estudiaría todo lo dado en aquel día en clases hasta el tiempo que hiciera falta.

Nadie podría creer que un ser humano aguantara esa rutina, pero tenía la enorme suerte de que los fines de semana los tenía casi libres y dormía las horas necesarias para tener más energía para la semana. Mi madre y los profesores que conocían mi rutina no eran capaces de creer que pudiera sacar notas decentes a pesar de todo y cómo lograba tanta energía.

¿Café? Lo odio

¿Monster o RedBull? Revuelve mi estómago

Lo único que hacía que mi cuerpo estuviera lleno de energía fue la meta que tenía durante éstos dos años, de los cuáles adelgacé 7 kilos, a pesar de que ya estaba delgada, ahora peso cuarenta kilos y mi madre está preocupada de que baje más. Pero eso duraría poco porque por fin estaba por recibir mis últimas pagas para completar lo que necesito para lograr mi objetivo. Aquel día cayó día viernes, ese día tan esperado dónde conseguiría lo que me faltaba. Me levanté a las cinco de la mañana como de costumbre con mucha energía aunque como nadie estaba despierto, nadie lo notó.

El día parecía estar hecho para ser aquel día de felicidad y libertad, pues estábamos a mediados de primavera, hacía fresco pero a lo largo del día se iba acalorando un poco pero con una brisa que hace que tu mente se calme por completo. Repartí todas las cartas que tenía que entregar el día de hoy, más algunos periódicos y el jefe me dio la paga. Le agradecí y lo recibí muy contenta.

-Se te ve muy feliz hoy ¿Es por la paga?- Se bufó el jefe pero yo negué con la cabeza con una sonrisa en mi rostro.

-Es porque me siento feliz conmigo misma- él sólo respondió a la sonrisa con otra y me dejó marchar al instituto.

Tenía un poco de hambre pero decidí aguantarme, fui corriendo hasta la universidad, dónde tuvimos un día como otro cualquiera, apuntando cosas y aprendiendo otras, mis compañeras me preguntaban como es que me veían tan feliz, claro, casi todos los días me veían con un rostro lleno de ojeras, con una mirada seria de concentración y apuntando a la mínima que dice algo el profesor, mientras que hoy me veían con ojos abrillantados, llena de energía y cada poco esbozando una sonrisa, pues en mi cabeza sonaba todo el rato.

"Espérame, Jin, estoy cerca"

En el momento en el que las clases terminaron fui corriendo a casa, tenía energía suficiente para ello y en mi mente se venían todo el tiempo las preguntas "¿Qué estará haciendo Jin Ahora mismo?" "¿Me habrá esperado?"

Llegué a casa y no comí, sólo cogí dos maletas que encontré por la casa vacías y las dejé encima de mi cama abiertas, para luego ir caminando hasta la salida dónde me topé con mi madre

-Hija, deberías comer algo

-No tengo hambre mamá- repliqué, aunque sé que odia mucho esas palabras.

-Pero has adelgazado demasiado, no puedes saltarte más comidas- me miró algo apenada y yo le besé la frente, cogiendo una mochila pequeña y mis llaves.

Memory [M.Y.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora